¿Votar o no votar?, Esta interrogante parece ser la base del dilema político de la juventud chilena. Diversas investigaciones indican que el comportamiento apático y el abstencionismo electoral se ha hecho cada vez más fuerte en las nuevas generaciones.
En materia de participación política, hoy nos encontramos ante un escenario probable que significa cambiar radicalmente la configuración del cuerpo elector del país si se termina por implementar la reforma que permite la inscripción automática en los registros electorales y el voto voluntario.
Es más, la primera semana de abril, los integrantes de la Comisión de Constitución del Senado aprobaron unánimemente el proyecto de ley que regula la inscripción automática, modifica el Servicio Electoral y moderniza el sistema de votaciones. El 10 de mayo se votó en la Sala y logró una aprobación en general con 32 votos y una abstención.
Entre las diversas modificaciones planteadas, encontramos la modernización del Servicio Electoral, que significa otorgarle, entre otros aspectos, mayor autonomía, la responsabilidad del proceso de inscripción automática y la función de entregar a la ciudadanía los resultados de los comicios.
Como sabemos, hoy tenemos a más de dos millones de potenciales electores jóvenes que se encuentran fuera de los registros electorales y que, mediante la implementación de esta reforma, generará un nuevo escenario para las elecciones futuras. Este cambio “obligará” a todos los actores a mirar con mayor detención e importancia a la juventud como sujeto de decisión en el ámbito político, si es que las nuevas generaciones comprenden la responsabilidad que hay detrás del voto y de la participación política.
Por cierto, las manifestaciones que hemos visto contra Barrancones, contra la construcción de HidroAysén y las que piden una mejor educación han sido encabezadas por jóvenes que en su mayoría no están inscritos en los registros electorales y que son críticos con la política y que, más bien, creen y se movilizan por causas puntuales.
Es precisamente este nuevo escenario el que puede cobrar fuerza en el futuro cercano. No existe consenso, ni menos certeza de cómo será el comportamiento electoral si se implementa la reforma que permite la inscripción automática y el voto voluntario.
El año 2010 se hizo pública la Sexta Encuesta Nacional de Juventud. Esta encuesta respecto de participación política juvenil arroja como resultado la confirmación de la tendencia que hemos visto en los anteriores estudios.
Tendencia que reafirma la desafección de la juventud con la política y los partidos políticos.
En cuanto a la adhesión al régimen democrático encontramos que casi un 45% de la juventud señala preferir la democracia respecto de otra forma de gobierno. Por cierto, esta adhesión aumenta en la juventud de mayor nivel socioeconómico, nivel educativo y proveniente de zonas urbanas. Al hacer una comparación con los resultados de la encuesta anterior (2006), se aprecia que la valoración de la democracia bajó en un 14% respecto de la medición 2010.
Respecto de la participación electoral juvenil encontramos que también se mantiene la tendencia de años anteriores. Una mayoría importante de la juventud – un 78,7% – en edad de votar no está inscrita en los registros electorales. Ahora bien, al realizar un zoom a las personas jóvenes inscritas, los datos demuestran que la mayoría de éstos corresponden a mujeres y hombres pertenecientes a estratos acomodados (ABC1) y con mayor nivel educativo. Al volver a realizar la comparación con la Encuesta Nacional de Juventud aplicada el 2006, encontramos que hubo un notorio descenso en la inscripción electoral. Así, el 2006 teníamos un 30,7% de inscritos en los registros electorales, en cambio el 2010 esa cifra bajó a un 20,8%.
Al preguntarse por las razones para no inscribirse en los registros electorales, la juventud responde que “no le interesa la política” (34,7%), porque “no ha tenido la oportunidad de inscribirse” (13,5%), porque “piensa que la política no soluciona los problemas de la gente” (10,5%), porque “no le gusta que los obliguen a votar” (10,4), porque “no se sienten representados por ningún sector político”(10%) y porque “desconfía de la clase política” (8,1%).
En resumen, el cuadro evidencia la continua apatía juvenil por los asuntos políticos y, en particular, con el compromiso indispensable de participar activamente en el juego democrático.La valoración de la política es negativa, se aprecia como una actividad lejana y poco útil.
Esta situación plantea un enorme desafío a todo el sistema político, incluyendo a las nuevas generaciones, en la línea de comprender que la democracia es un sistema de gobierno exigente y que requiere la participación de los diversos sectores y grupos de la sociedad. No es menor la tarea que tenemos por delante, se hace necesario revitalizar la acción pública, mejorar los niveles de confianza en nuestras instituciones y volver a comprometerse con un proyecto de país para todos.
La presente columna recoge algunas ideas formuladas en un artículo escrito para www.asuntospublicos.cl