05 jun 2011

Réquiem para los héroes de la Plaza de Tiananmen

En la madrugada del 4 de junio de 1989, los tanques del Ejército del Pueblo aplastaron a tiros las protestas pacíficas y huelgas de hambre que miles de universitarios chinos mantenían durante seis semanas en la Plaza de Tiananmen, en Beijing. Se habían instalado allí, aprovechando el funeral del líder reformista Hu Yaobang para exigir reformas.

Este año, nuevamente la dictadura china impidió que las familias se reunieran y censuró toda información relativa.

Nunca se ha investigado la matanza. Aún no se conoce la cantidad de víctimas, tampoco al hombre que enfrentó solo a los tanques y que la revista Time incluyó entre las 100 personas más influyentes del Siglo XX.

Hu Yaobang, había sido destituido por Deng Xiaoping luego de las primeras protestas estudiantiles de 1986. Su muerte el 8 de abril de 1989, encendió las protestas de los universitarios, que en su honor, llenaron con sus fotografías y flores, al monumento a los héroes de la revolución de la plaza de Tiananmen en Beijing.

Los universitarios pedían el fin de la corrupción y, sobre todo, libertad política. Era un movimiento espontáneo, que no pretendía acabar con el comunismo en China, sino que exigir reformas. Sin embargo, la mayoría de la sociedad china, por miedo o desinterés, se mantuvo al margen de la lucha encabezada por los estudiantes.

A mediados de mayo, la visita oficial de Mijail Gorbachov a China alentó las protestas, logrando que se sumaran trabajadores y profesionales, incluso, de otras ciudades.

El 30 de mayo los acampados de Tiananmen construyeron una estatua llamada “Diosa de la Democracia”, similar a la Estatua de la Libertad, para lanzar un mensaje al mundo aprovechando la presencia en Beijing de muchos corresponsales extranjeros.

El Nobel de la Paz 2010, Liu Xiaobo, uno de los líderes de la Plaza de Tiananmen, ha relatado que intentaron evitar la decisión del Partido Comunista de disolver la protesta con el Ejército, hablando con sectores progresistas del Partido Comunista.

Pero, la noche del 3 al 4 de junio de 1989 los tanques y miles de soldados avanzaron por las calles de Beijing rumbo a la Plaza de Tiananmen. Muchas personas, al intentar parar el avance de los soldados, murieron bajo las orugas de los tanques, hasta llegar a la plaza, lugar donde se produjo el baño de sangre.

El Partido Comunista Chino justificó la matanza, en palabras de Deng Xiaoping, como necesaria para “evitar una rebelión contrarrevolucionaria cuyo objetivo era acabar con el sistema socialista (…) y establecer una república burguesa enteramente dependiente de Occidente”.

Veintidós años después, queda solo el recuerdo de aquel hombre que desafiando a una columna de tanques logró detenerlos por unos instantes.

En su momento, la masacre tuvo escasa repercusión internacional ya que para las potencias, era más importante conseguir la neutralidad de China en el Consejo de Seguridad de la ONU para aprobar la intervención militar en Kuwait, en la Guerra del Golfo entre 1990 y 1991.

La dictadura comunista china nunca ha reconocido la masacre de la Plaza de Tiananmen, a la que oficialmente llama “el incidente de Tiananmen”.

Según Amnistía Internacional en la Plaza de Tiananmen el Ejército del Pueblo, acabó con la vida de más de 1.300 personas y, produjo miles de detenciones y torturas.

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