Mientras el país protestaba contra HidroAysén, la derecha y el senador Tuma, aprobaron en el senado el convenio UPOV 91, que impedirá a los campesinos y agricultores de Chile el derecho a guardar las semillas de sus cultivos, obligándolos a comprarlas cada año a unos exclusivos productores internacionales de semillas.
El convenio de la UPOV 91, fue aprobado por 13 votos a favor: (12 de la derecha, Carlos Cantero, Juan Antonio Coloma, Hernán Larraín, Pablo Longueira, Jovino Novoa, Jaime Orpis, Francisco Chahuán, José García, Alberto Espina, Carlos Kuschel, Carlos Larraín, Baldo Prokurica, más el PPD Eugenio Tuma), 5 senadores votaron en contra: (Ximena Rincón, Jorge Pizarro, José Antonio Gómez, Jaime Quintana y Alejandro Navarro), y 6 optaron por la comodidad de la abstención: (Camilo Escalona, Juan Pablo Letelier, Hossain Sabag, Patricio Walker, Andrés Zaldívar y Antonio Horvath).
El convenio de marras, otorga derechos a los “obtentores” de semillas.
Los “obtentores” son las “personas que hayan creado o descubierto y puesto a punto una variedad”, o bien al empleador de esa persona. O sea, son un conjunto de empresas que patentan las distintas semillas de frutas y verduras, cobrando luego un derecho por usarlas.
El problema es que a nivel mundial, los derechos de semillas están en concentrados en pocas empresas.
A futuro, los campesinos y agricultores chilenos estarán obligados a comprar semillas todos los años, pues el convenio declara ilegal el acopio de semillas propias para luego sembrarlas. Más aún, las cosechas que sean detectadas como ilegales serán confiscadas.
La senadora Ximena Rincón en su intervención para oponerse a este convenio, dijo que los campesinos pobres pagarán el costo de su aprobación.
Este tipo de convenios, representan la desregulación absoluta del libre mercado, donde las poderosas multinacionales arrasan con la soberanía de los pequeños países, amparándose en las exigencias de los Tratados de Libre Comercio, TLC……..así y todo, hay países que han rechazado el UPOV 91.
En el futuro, los campesinos y agricultores chilenos estarán obligados a comprar semillas transgénicas, y por ende, todos los vegetales producidos en Chile, podrán ser transgénicos, que es la técnica de producción de semillas ampliamente usada por las “obtentoras”.
La Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales, UPOV, quien impulsó este convenio, tiene su sede en Ginebra, Suiza, y fue fundada por las transnacionales del negocio de la semilla, principalmente la gigante Monsanto (que controla el 90% del comercio mundial de semillas transgénicas), y otras empresas como Bayer y Syngenta.
Es que, las ventas de semillas y plaguicidas generan suculentas ganancias económicas a costa de destruir la agricultura, remplazándola por la agroindustria y los monocultivos transgénicos. Por esa razón, ha dicho la FAO, actualmente, los alimentos han alcanzado los precios más altos de la historia.