16 may 2011

Por un Chile energéticamente sustentable

La noticia de la semana ha sido la aprobación del proyecto hidroeléctrico de HidroAysén en uno de sus componentes más importantes, la construcción de cinco grandes represas sobre el curso de dos de los ríos más imponentes y con mayor potencial turístico de Chile, el Pascua y el Baker. Ambos están en una de las regiones más incontaminadas del planeta, con una riqueza paisajística y una diversidad ecológica que convoca a visitantes del mundo entero.

En diversas declaraciones dejé constancia, además, de las irregularidades ocurridas en la tramitación de este proyecto: conflictos de intereses, bruscos cambios de opinión de los servicios involucrados, adulteración de informes de impacto ambiental, conforman una pauta en donde vemos que la decisión política de aprobar HidroAysén se impuso sobre toda consideración de orden técnico y de respeto a las normativas medioambientales.

Consideramos que aquí se ha dañado la fe pública y por eso interpusimos los requerimientos legales necesarios. Pero, más allá de eso, creemos que acá no se está mirando el país en la debida perspectiva, la perspectiva del largo plazo y la búsqueda de un país sustentable para éstas y las próximas generaciones. No ha habido una discusión de fondo sobre la matriz energética.

Se esgrimen proyecciones alarmistas para justificar la urgencia de un proyecto que según muchas voces autorizadas no es ni urgente ni imprescindible para asegurar el abastecimiento energético futuro.

Aquí hay un buen negocio para compañías del sector, compañías con un gran poder de lobby, que han instalado un discurso al que se han plegado dócilmente muchas autoridades, sectoriales y no sectoriales, y han puesto una pistola al pecho frente al país: o se hacen estas cinco represas, o Chile se queda a oscuras.

La realidad, por fortuna, es más compleja y admite muchas otras soluciones. Es cosa de voluntad política y de decisiones estratégicas de acuerdo al modelo de país que queremos construir. Marruecos, por ejemplo, un país mucho más pobre que Chile, instalará, de aquí a 2020, dos mil MegaWatts de energía solar.

Ahí hay una decisión estratégica que mira al futuro, totalmente contraria a la miope apuesta de intervenir un ecosistema tan rico como hermoso y dañarlo irremediablemente.

Todavía estamos a tiempo para recapacitar. Tenemos mareas, tenemos viento, tenemos geotermia, tenemos los mejores cielos del mundo para captar energía solar. Hay espacio para pensar de otra manera el país, más allá de la lógica de los grandes empresarios. Seamos conscientes. Seamos responsables.

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