Las palabras del Presidente de la República son más que elocuentes, resultan categóricas, en medio de la polémica con el proyecto HidroAysén, cuyos detalles se han conocido con amplitud por la opinión pública.
Los partidarios de la iniciativa argumentan que el país necesitará el doble de energía para seguir creciendo al 6% anual. De esta manera podremos terminar con la pobreza y saldremos del subdesarrollo.
Los que se oponen reparan en el impacto ambiental, no solo en Aysén. Los 2.400 kilómetros del cableado y las torres de alta tensión que atravesarán medio Chile, desde Cochrane hasta Lo Prado en Santiago. Un desastre, apuntan.
El Jefe de Estado se ha puesto del lado de HidroAysén. Y apunta los dardos a diestra y siniestra. Contra “los irresponsables que se oponen a todo”. Y agrega que de no concretarse la iniciativa empresarial, hacia el 2020 habrá apagón. Nos quedaremos a oscuras.
La pugna verbal continúa: el senador de RN Antonio Horvath pide explicaciones por el millón de euros donados a la Fundación Integra, que preside la primera dama y muestra extrañeza por la convocatoria internacional del Gobierno a participar en el negocio del tendido eléctrico, sin que todavía esté resuelto el recorrido, ni menos se ha establecido la factibilidad.
Hay opiniones diversas en la oposición y en los partidos de gobierno. Pero lo claro es que los pronunciamientos de los ministros de Interior, Medio Ambiente, Hacienda, Energía y Minería, y más aún del mismísimo Presidente de Chile, hacen vislumbrar que la aprobación estaría garantizada en el Consejo de Ministros ad-doc.
Es cuestión de tiempo.
Sin embargo el problema de fondo es si vamos a planificar o no la generación de energía, para impedir que siga aumentando el calentamiento global, como lo plantea la ONU.
¿O dejaremos que las empresas, de acuerdo a sus legítimos intereses de lucro, pero a veces inconvenientes para el país, sigan presentando proyectos por ventanilla y vamos arreglando la carga en el camino?
La ONU nos dice que “las energías renovables suplieron el 12,9% de la demanda mundial en 2008″. Sólo la biomasa aportó el 10,2%. El resto lo hacen sol, viento y agua.
Carbón, petróleo y gas natural, cubren el 85%.
El Panel Intergubernamental de la ONU sobre Cambios Climáticos nos dice que los gobiernos tendrían que invertir más dinero e introducir políticas que integren las fuentes renovables a las redes eléctricas existentes y promuevan sus beneficios en términos de reducción de contaminación y mejora en la salud pública. Y agrega que hacia el 2050 con el sol y el viento, se podrá satisfacer hasta el 80% de las necesidades energéticas.
Llegó la hora de planificar. Denostar es inconducente para los chilenos.