Uno de los paradigmas que enfrentamos hoy, es que pese a que los computadores personales han mejorado significativamente en todos los aspectos, su verdadero potencial es desaprovechado dado que son aparatos de propósito general y la mayoría de los usuarios no pasa de navegar en Internet, escribir un texto o enviar un correo.
Es por ello que día a día el concepto llamado Cloud Computing ha ido tomando forma. La base de este concepto es que, ya no necesitamos tener el software ni los documentos alojados en nuestros computadores. Con nuestra cuenta de correo asociada, podemos tener nuestros documentos, hojas de cálculo, fotografías o proyectos en un servidor externo y compartirlos con nuestros colegas o amigos con solo un click.
Podemos también usar calendarios compartidos, llevar finanzas y contabilidad, administrar bases de datos sin necesidad de pagar por el software y disminuir considerablemente el uso de recursos físicos de nuestros computadores personales.
Paralelamente el constante crecimiento de las velocidades de conexión y la masificación de los dispositivos móviles, nos permitirá tal vez en un futuro no muy lejano prescindir de los discos duros y volver a usar simplemente terminales que nos permitirán utilizar software gratuito y alojar gratis nuestros documentos, hojas de cálculo, fotografías, música y todo lo que se nos ocurra. Es decir pasar de usar “terminales inteligentes” a vivir entre “terminales tontas”.
Ese futuro, predicho en el 2003 por Tim O´Reilly y John Battelle cuando redefinieron la web como una plataforma que ofrece servicios (software) gratuitos emulando el opensource y siendo ampliamente colaborativa provocaron por ejemplo que la persona del año 2006 de la revista Time, fuéramos todos nosotros. (Referencia)
Si a esto último sumamos la incorporación a internet de los televisores (sin lugar a dudas la más “tonta” de todas las terminales). Estamos entonces frente a una toda una revolución.
Sin embargo surgen detractores a esta fantasía del todo gratis. Por una parte algunos como Richard Stallman (fundador de GNU) plantean que esta forma de trabajo es una trampa que creará dependencia de los poseedores de tecnología y que finalmente perderemos el control de nuestros recursos al igual como lo hacemos hoy día dependiendo de los sistemas instalados en nuestros computadores. (principalmente software)
Del otro lado de la vereda, los desarrolladores de aplicaciones y los proveedores de servicios nos ofrecen la fantasía del cloud computing como una moda que promete ser el futuro soñado.
Mi sugerencia es que debemos observar cómo se comportan aquellos proveedores y ejercer nuestra democracia en forma permanente, criticando aquellos servicios que por ejemplo decidan cobrar de un día para otro o bien compartan nuestra información. Es decir romper la dependencia manteniendo una copia local de aquellos archivos más sensibles.
El cloud computing es más que una moda, es útil pero lo será solo hasta que como en todo, mantengamos nuestra independencia, porque ya hemos aprendido la lección de que nada es verdaderamente gratis en esta vida.