Hace rato que en Chile debatimos sobre el asunto de la letra chica. Qué tal si nos ocupamos también de la letra grande. Pongamos un ejemplo notable.
El discurso de Barack Obama el domingo ha sido comentado por muchos analistas de política internacional en sus columnas o en entrevistas, como ha ocurrido en la Cooperativa. Todos han coincidido: una puesta en escena sobria, un discurso sereno bien dicho, palabras escogidas y nada de triunfalismo barato. Hasta ahí de acuerdo. Pero…
Hay dos elementos de ese discurso que merecen la pena comentarse.
El primero es la frase que declara que “EEUU puede hacer lo que se proponga”. Tiene el valor de una notificación universal. Me huele a algo o mucho de prepotencia. Ni que Obama fuera un choro de Iquique, con el perdón de Valparaíso. Para envidia de los choros de Matucana que toman en damajuana si ay ay.
El problema es que la economía de USA se mantiene a flote por las compras chinas de los bonos del tesoro que ya llegan a casi 800 mil millones de dólares, para alivio de Bernanke. Ni tanta prepo Mr. Obama.
La otra frase del discurso es más complicada. Y nos proclama con solemnidad impactante que “se ha hecho justicia”. Es decir, después de 4 meses que el criminal, detestable y maléfico Bin Laden, calificativos que comparto, está rodeado, el Presidente de USA da la orden de actuar. Y que se proceda a matarlo. Entonces, vale la pena preguntarse: ese es nuestro concepto de justicia. ¿Y si lo hubiesen tomado preso y llevado a un tribunal internacional, no nos habría dado la oportunidad de denunciar amplificadamente la condición sicopática de un líder fundamentalista de un Islam que no tiene mucho que ver con el verdadero mensaje de Mahoma?
Nuestros comentaristas no han logrado reparar en esas dos frases. Ojo, se trata de la letra grande.
Nota bene: Obama dio la instrucción de proceder, algunos días después de declarar que va a la reelección.