24 sep 2014

¿Una reforma a la medida de la Iglesia?

Al definir el paquete de indicaciones que el Ejecutivo incorporó al proyecto de reforma educacional que se tramita en la Cámara, Fulvio Rossi, presidente de la comisión de Educación del Senado, dijo: “Es un traje a la medida de la Iglesia, y en buena hora”, y agregó que él mismo se había entrevistado con Monseñor Ezzati para concordar las modificaciones al proyecto que satisficieran los requerimientos de la jerarquía de la Iglesia Católica.Traje a la medida, tenemos entonces. No es muy decoroso celebrarlo.

Se confirma que la doctrina predominante en la política es el pragmatismo puro y duro: hay que ser amigo de la Iglesia porque ella es poderosa. Desgraciadamente, esto plantea enormes dudas respecto de cuán firmes son las bases del Estado laico en Chile.

No está en discusión que los colegios católicos subvencionados reciban garantías para seguir funcionando sin obstáculos, sino el hecho de que los colegios no confesionales reciban un trato distinto: en los hechos, son discriminados por no ser religiosos, y eso es inaceptable.

El objetivo no declarado de la ley que termina con el lucro, el financiamiento compartido y la selección es, en rigor, reducir al máximo el espacio de la educación particular subvencionada, porque de ese modo, según la visión de los ideólogos de la reforma, la educación pública pasará a ser dominante.

Si ese era el punto de partida, la vía más directa habría sido estatizar los colegios particulares subvencionados que tenían copago, pero como eso habría sido difícil de tragar para la mayoría de la población, se optó por una fórmula oblicua, llena de recovecos, que debía cumplir el propósito de mostrar a los sostenedores particulares como enemigos del pueblo.

Los diputados Camila Vallejo, Giorgio Jackson y Fidel Espinoza propusieron que se encarcele a los que obtengan ganancias. Y sucede que, de acuerdo a lo dicho por el senador Carlos Montes, la mayoría de los sostenedores de los colegios que figuran legalmente con fines de lucro, en realidad no lucran.

¿En qué consiste el traje a la medida? En que, si la ley es aprobada tal como está, los colegios religiosos no tendrán problemas respecto de la propiedad o arriendo de los establecimientos, puesto que las congregaciones, parroquias u otras entidades de la Iglesia podrán mantener la propiedad de ellos, sin tener la obligación de venderlos a bajo precio o prestarlos gratuitamente al sostenedor.

¿Qué va resultar de todo esto? Probablemente, algunos colegios subvencionados se convertirán en particulares pagados. ¡Y el objetivo era “desmercantilizar la educación”!Como es obvio, esa no será una alternativa para las familias de ingresos modestos.

Es previsible que otros colegios opten por cerrar.¿Qué va a pasar con los alumnos en tal caso? ¿Volverán a los municipales, de los cuales muchos se fueron? Nadie lo sabe.Y mientras tanto, ¿qué avances se producirán en los colegios públicos, especialmente en las comunas que concentran a la población de ingresos bajos y medios? No hay luces al respecto.

Cuando el ministro Eyzaguirre sostiene, en defensa de su proyecto, que el objetivo es que la educación de los alumnos deje de depender de la fortuna de los padres, da la impresión de que está preparando un proyecto para estatizar el Verbo Divino, el Saint George, el Grange, la Alianza Francesa, el San Ignacio y demás colegios de elite.
Pero la estatización de esos colegios (en los que estudia la mayoría de los hijos de los ministros y los parlamentarios), no está en los planes, y si estuviera sería un desatino gigantesco.

¿Qué sentido tiene entonces seguir diciendo que se termina el mercado en la educación?¿Emocionar a algunos diputados? ¿Conseguir aplausos de la Confech? ¿O acaso el lenguaje de epopeya ya es un signo de distinción?

Nadie se explica por qué el gobierno no partió por concentrar sus esfuerzos en elevar la calidad de la educación pública, sobre todo de aquellos establecimientos con bajos aprendizajes, en los que se concentran los alumnos vulnerables.Se trata de colegios que dependen directamente del Estado, que están “desmercantilizados” y que requieren apoyo en todos los ámbitos. Amplios sectores reclaman que los recursos de la reforma tributaria se destinen prioritariamente a la educación preescolar. ¿Veremos algunos avances en estos 4 años?

Ojalá que el ministro y sus asesores, y también los parlamentarios que opinan con poco conocimiento, dejen de repetir proclamas y se preocupen de dar alguna certidumbre a miles de familias que hoy no saben qué va a ocurrir el próximo año, y a las cuales parece que solo les quedará la alternativa de buscar cabida para sus hijos en los colegios subvencionados que pertenecen a la Iglesia.

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24 sep 2014

¡Qué pena el Rector PUC!

Él tuvo el infortunio de escribir una carta al Mercurio proclamando su enfoque exclusivo en el necesario desarrollo de las humanidades.En nuestra época dedicada al esfuerzo para educar y enseñar el conocimiento en el progreso de las ciencias, el Rector Sánchez se aleja del esfuerzo occidental liderado por el Papa Francisco para dirigir las actividades humanas hacia el bien común.

Esta semana la revista SCIENCE publica en su editorial que la guerra a la degradación del medio ambiente tiene un nuevo y poderoso aliado: el Papa Francisco.

Impulsada por un taller conjunto de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales para la sostenibilidad que se celebró en mayo de 2014, el Vaticano ha articulado algunas de sus declaraciones medioambientales más fuertes hasta la fecha, llamando a todos a asumir la responsabilidad personal y redirigir nuestra relación con la naturaleza para garantizar la futura habitabilidad y la sostenibilidad de este planeta.

Los problemas que motivan al Vaticano no son diferentes de las que refieren las
comunidades científicas: el agotamiento de los recursos no renovables, pérdida de servicios de los ecosistemas y los riesgos del cambio de clima. Pero a lo que contribuye el Vaticano es a la justificación de la adopción de medidas, porque es nuestra responsabilidad moral legar un planeta habitable para las generaciones futuras.

Lo mejor que nos ocurre es el Papa Francisco, quien se ha dado cuenta y muestra una valentía que desconocíamos en la historia Vaticana contemporánea. Se ha dado cuenta y actúa con un conjunto de ideas cuyo resultado es todavía incierto.

Lo inoportuno del texto del Dr. Sánchez rebota en el Programa de la Academia Pontificia de Ciencias que convoca a Occidente a pensar cómo vivir mejor que fue publicado universalmente en mayo 2014 y el Rector, quien debiera postular a su re-elección, parece desconocerlo.

Quizás ésta es la oportunidad para los académicos de la PUC de presentar una nueva quina al Papa Francisco para nombrar un nuevo Rector por los próximos cinco años en esa casa de estudio. Ojalá.

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24 sep 2014

Votar a los 16

Los jóvenes del mundo vienen desde hace un lustro pujando por todas partes por un cambio societal que acabe con el orden de injusticia llamado neoliberalismo, y en pos de construir un mundo mejor.

Rompiendo con la herencia de la generación de sus padres y abuelos, cuyos liderazgos –en su mayoría respondían a ideologías totalizadoras, racionalistas, europeocéntricas y decimonónicas, burocráticas y jerarquizadas, estos nuevos movimientos sociales se despliegan horizontalmente y prescinden de esas doctrinas.

El destacado sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein ha llamado a esta movilización mundial como “el nuevo movimiento internacional por la justicia social”.También podríamos llamarlo, el movimiento mundial por el bien común.

Las más visibles actuaciones de este movimiento se vienen desarrollando desde 2011 y tienen sus mayores hitos en la primavera árabe, los movimientos de “ocupación” en Estados Unidos, las protestas de los indignados de España y Grecia y, por supuesto, las grandes manifestaciones medioambientales y estudiantiles de Chile.

Más allá de estos hitos, por todas partes, se expande la defensa de las comunidades; el cuidado del medioambiente y el consiguiente rechazo a la contaminación; la lucha por la democratización de la educación, la cultura y el conocimiento; la defensa de los derechos humanos y animales.

Lo que en algún momento la sociología definió como los “nuevos movimientos sociales” para caracterizar a aquellos que no se definían en torno al conflicto de clases propio de sociedades industriales, están hoy copando la agenda política con sus temas y están presionando por grandes transformaciones que se han instalado en el seno de la discusión política.

De ahí la preocupación de las élites y su despliegue mediático y político contra los cambios y en pos de una agenda que criminalice la justa protesta social, que es lo que hoy ocurre en Chile.

De acuerdo a lo que expresó Wallerstein en su artículo El segundo viento del movimiento internacional en pos de la justicia social, estos movimientos – fundamentalmente juveniles- “por todas partes han podido mantener su énfasis en una estrategia horizontal.Los movimientos no son estructuras burocráticas sino coaliciones de múltiples grupos, organizaciones y sectores de la población. Siguen trabajando duro en debatir de modo continuo sus tácticas y sus prioridades, y están resistiendo el volverse excluyentes”.

Este proceso de construcción conjunta de la transformación social, ha reivindicado a la asamblea –al ágora- como espacio privilegiado para mejor resolver.

Esto es quizás el mayor legado que le dejó a Chile el gran movimiento estudiantil de 2006 conocido internacionalmente como “la rebelión de los pingüinos”.

La clase política traicionó esa gran movilización llevando adelante un programa legislativo que en nada acompañó los anhelos de esa valiente juventud que ya buscaba acabar con la educación de mercado y reconstruir la educación pública bajo la noción de restitución del bien común y de un proyecto de nación democrático e incluyente.

Pero nada de eso sucedió lo que quedó en evidencia al promulgarse la Ley General de Educación, por medio de la cual se apostó a la consolidación del modelo vigente en educación. Esto constituyó, aparentemente, una derrota del movimiento estudiantil.

Sin embargo, las enseñanzas de los procesos radicalmente democráticos y poco burocráticos que los pingüinos mostraron a todo el país quedaron grabadas a fuego en la memoria del movimiento social.

Y, muy probablemente alimentado de esta experiencia, es que sólo un lustro después, el 2011, surgieron las grandes protestas juveniles en defensa del medioambiente y por la democratización de la educación y las grandes revueltas de Magallanes, Aysén y Freirina.

Estas protestas, en su conjunto y densidad, pusieron en jaque todo el modelo de (sub) desarrollo instalado tras el golpe de 1973 e instalaron en el centro del debate los grandes temas como la renacionalización de los recursos naturales y la necesidad de construir un nuevo orden por medio de una asamblea constituyente.

En estas protestas los protagonistas no fueron los burócratas (el jefe de un partido o los dirigentes de la CUT) sino que fueron las asambleas democráticas y soberanas, conformadas por y para la coyuntura y representadas por sus voceros o voceras.

En estos y otras expresiones de protestas y de reconstrucción del poder popular hemos podido ver que la participación juvenil ha sido determinante, aunque esto no sea reconocido por los defensores del modelo -tanto en cultura, economía o política- quienes prefieren estigmatizar a la juventud popular como delincuentes, vagos o drogadictos, desconociendo con ello su inmenso y desinteresado aporte a la sociedad.

Como resultado de esta discriminación –que es más que centenaria en Chile- los jóvenes siguen sin ser escuchados. Basta con ver la televisión para darse cuenta que su voz es poco y nada considerada en los programas informativos y culturales. Por cierto que aparecen, pero más que nada vinculados a programas de farándula que banalizan su propio existir.

Los jóvenes son marginados de nuestra sociedad puesto que, salvo aquellos que provienen de estratos sociales muy acomodados, no tienen los recursos necesarios como para tener acceso a los bienes materiales, culturales e incluso educacionales que han sido convertidos en bienes de consumo.

En los colegios los estudiantes fueron privados de la educación cívica, y de horas de filosofía, artes y de todo aquello que llame a la reflexión o que los acerque a la belleza ¿Merecen ese castigo?

La promesa de la “reforma educacional”de principios de los noventa, de ampliar la jornada escolar con más deporte y artes se diluyó como tantas otras promesas.Las horas extras terminaron convirtiéndose en más de lo mismo.

Evidentemente que en este contexto, entre los jóvenes surgen movimientos que cuestionan el actual modelo económico y político vigente el que a sus ojos y con toda razón se les aparece como nefasto. Pero nuestra particular democracia, en vez de buscar incluirlos y hacerlos más partícipes de las decisiones que a todos nos afectan, las más de las veces los excluye y criminaliza perpetuando la injusticia.

Expresión de este trato casi policial de sus problemas es la promulgación –en 2005- de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente que eliminó el examen de discernimiento e hizo a todos los jóvenes mayores de 14 años como responsables ante la ley. Sin embargo, esta determinación no fue acompañada con otras medidas que reconocieran esta capacidad de discernimiento que se estableció respecto de los adolescentes.

El gran abogado de derechos humanos y extinto diputado socialista, Juan Bustos, abordó este problema en una moción ingresada en octubre de 2007 (Boletín 5419-07) en la que se proponía legislar para rebajar la edad mínima para votar en elecciones municipales de los 18 a los 14 años.

En la fundamentación de este proyecto, Bustos expresó en relación con la citada ley de responsabilidad penal adolescente.

“Se infiere que los fundamentos de la responsabilidad jurídica de un adolescente, sirven perfectamente para justificar una mayor participación política de éste, ya que, en virtud del principio de unidad del Derecho y del ordenamiento jurídico, si un sujeto es responsable penal y civilmente, está también capacitado para el ejercicio de un derecho político como el derecho a sufragio.”

Aunque nos queda mucho por recorrer en lo que se refiere al reconocimiento de derechos políticos a los adolescentes, algo hemos avanzado. En 2006 conseguimos promulgar la Ley 20.131 –que impulsé y patrociné- que posibilita que los jóvenes de 14 años puedan votar en elecciones de juntas de vecinos, normativa que se encuentra plenamente vigente.

En 2012 presentamos, junto a los senadores Eugenio Tuma y Jaime Quintana, un proyecto de ley que rebaja el derecho a voto de los 18 a los 16 años y en casos de elecciones municipales a 14 años (Boletín 8.680-07), el que se encuentra en tramitación.

Ya es tiempo que reconozcamos la importancia de nuestra juventud, y le abramos de par en par las puertas de la política. Ellos, más que el futuro, son el presente de Chile y, por lo mismo, debemos incorporarlos a los procesos de elección de las autoridades que a todos nos rigen.

Cabe consignar en este sentido que, según una encuesta encargada por el Instituto Nacional de la Juventud en 2013, sólo el 3,3% de los jóvenes siente que su opinión cuenta en el país. En contrapartida, la mayoría de los jóvenes (90,3%) cree que como grupo etario son un aporte para la sociedad y 89,9% cree que debiesen tomarse medidas para mejorar su participación.

Reducir la edad de voto entre los jóvenes no es descabellado, y conviene visualizar lo que han sido los hitos de la ampliación del derecho a voto para entenderlo. Hasta 1874 –año en que se otorgó derecho a voto a todos aquellos que sabían leer y escribir, sin considerar la magnitud de sus bienes- el sufragio era censitario, esto es, restringido a una porción de la población, específicamente la que se ubica en la cima de la pirámide social.

Hasta 1949 –en que se promulga la ley 9.292- “las mujeres carecían de la posibilidad universal de hacer uso de su ciudadanía y votar en igualdad de derechos”. Además, sólo en 1969 se viabilizó el voto de los no videntes y en 1971 el de analfabetos.

Ya es tiempo que en Chile reduzcamos la edad mínima para votar de los 18 a los 16 años en elecciones presidenciales y parlamentarias, y a los 14 años en casos de elecciones municipales. Si tomásemos esa medida, aproximadamente un millón de chilenos se podrían integrar a las discusiones y decisiones, proceso que oxigenaría nuestra democracia.

Por todas partes se multiplican los ejemplos que reconocen –con el otorgamiento de derecho a voto- el criterio y el aporte de los más jóvenes. Es lo que vimos en el reciente referéndum sobre la independencia de Escocia, en que por primera vez se permitió sufragar a quienes tenían 16 años cumplidos.

Lo anterior no es un hecho aislado sino una corriente de alcance mundial. En Cuba, Ecuador, Argentina y Brasil -por mencionar países cercanos- los dieciseisañeros ya tienen derecho a voto.

¿Por qué no podríamos tomar esta medida si en nuestro país es la juventud el principal motor de cambios que son imprescindibles hacer si lo que queremos es la justicia social y ambiental?

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24 sep 2014

Un ejemplo de viveza criolla

El 19/08/11 la Fundación Defendamos la Ciudad se dirigió por escrito a Cecilia Pérez, intendenta Metropolitana, a Marisol Rojas, Seremi de Vivienda y Urbanismo y a Jessica Mualim, Seremi de Medio Ambiente, pues se tenía conocimiento de una intervención en una porción del Parque Araucano, comuna de Las Condes, cuyo uso de suelo es área verde en el cual solo se pueden desarrollar actividades recreacionales, deportivas, de culto, culturales, científicas, de esparcimiento y turismo al aire libre, usos que deben ser complementarios y compatibles, sin que pueden alterar su carácter de área verde, como su valor paisajístico.

Este tipo de construcciones, según el artículo 5.2.3.1 del Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), se deben adscribir a normas urbanísticas muy restrictivas.

El 15/09/11 respondió un funcionario de la Intendencia, indicando cuál era el procedimiento burocrático para dirigirse a esa oficina pública, por lo tanto, sin hacerse cargo del tema de fondo y en el transcurso de ese mes respondió la Seremi de Vivienda y Urbanismo señalando que la materia se iba a analizar y la Seremi de Medio Ambiente no se molestó en contestar.

El 30/11/11 los presidentes de 6 Juntas de Vecinos de Las Condes impugnaron ante la Seremi de Vivienda y Urbanismo la emisión del permiso de edificación Nº 4 del 19/01/10 cursado por la Dirección de Obras de esa comuna a favor de un privado para que construyera, bajo la modalidad de concesión, un parque acuático destinado a esparcimiento y turismo, es decir, respetándose el mencionado artículo del PRMS.

Más adelante, tanto la Fundación como las Juntas de Vecinos, denunciaron el hecho ante la Contraloría General de la República (CGR), la que el 08/05/13 decidió instruir un sumario administrativo en la Municipalidad de Las Condes debido a que el equipamiento construido presentaba diferencias significativas con el proyecto aprobado por la Dirección de Obras.

Digamos en todo caso que en la licitación pública para concesionar el terreno área verde se presentaron 3 empresas, 2 de la cuales eran del mismo actor interesado y el ganador fue aquella que ofreció el monto más alto -UTM 1.851 anual- a pagar al municipio, la que era una de las que le pertenecía a ese ingenioso empresario.

Se hizo el sumario, con miles de horas/hombre trabajadas, y el 21/08/14 la CGR le dio a conocer al alcalde de Las Condes el resultado del mismo a través de su Resolución Exenta Nº 4429, sin enviársela a los denunciantes, inusual omisión que, como correspondía, se le representó oportunamente y por escrito al contralor Ramiro Mendoza.

La CGR en su mentada resolución, entre otras cosas, dijo en relación al proyecto “…las modificaciones de las que fue objeto lo alejan de tal manera de lo ofertado y adjudicado al momento de participar en la licitación pública, que en los hechos se ha configurado una vulneración a los principios de estricta sujeción a las bases administrativas y de igualdad de losparticipantes….” (sic), pero optó por no sancionar a nadie porque los hechos estaban prescritos.

Como observamos, se concluyó la edificación, fue recibida oficialmente por la municipalidad, hoy en día tiene gran afluencia de público y del parque acuático nunca más se supo; por el contrario, ahora nos encontramos con un atrayente equipamiento comercial, con nombre Kidzania, al cual se accede pagando una cierta suma de dinero, sociedad que tiene convenios con unas cuantas empresas de distintos mercados, las que efectúan transacciones con los niños.

Como vemos, un hábil empresario, Entretenciones Boetsch S.A., quien se presentó en la licitación como Sociedad Asesorías Deportivas Boetsch Limitada, en lugar de adquirir un terreno con uso de suelo apto para su proyecto de inversión, es decir, de alto precio en el mercado, se las arregló para construirlo en un predio municipal que no lo admitía, ahorrándose así unos cuantos millones de dólares y dejando fuera de la licitación a sus posibles competidores, quienes no se habrían interesado en competir por la concesión de un parque acuático.

Para rematar y tal como se le dijo en escrito del 20/06/13 a la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) este proyecto, como lo ordena el artículo 37º de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades (LOCM), en razón a que se trata de una concesión, debía contar con una Resolución de Calificación Ambiental favorable antes del inicio de las faenas, lo que tampoco aconteció y tal servicio público optó por no responder, configurándose así un notable abandono de deberes.

Ha quedado en evidencia que en Chile los más astutos y los que saben relacionarse con aquellos que ejercen el poder político, son los ganadores en los negocios y ahora veremos si las Juntas de Vecinos y la Fundación Defendamos la Ciudad, en reguardo de la economía de mercado, presentamos un libelo ante la Fiscalía Nacional Económica (FNE) ya que en este vergonzoso episodio no operaron las sanas reglas de la libre competencia.

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23 sep 2014

Es urgente un acuerdo estratégico para la salud

Hace algunas semanas la última encuesta CEP, confirmó algo que se venía gestando ya desde fines del gobierno pasado; que la preocupación ciudadana por la salud se había transformado en el tema más importante, superando el 50 % de atención, por sobre los otros dos aspectos que habían tomado la agenda los años anteriores: la educación y la seguridad ciudadana.

Igualmente la población afirmaba su deseo mayoritario de invertir en salud, antes que en otros sectores, los importantes ingresos que deberá recaudar la reforma tributaria.

Las razones de este escenario no parecen muy difíciles de adivinar: endeudamiento hospitalario, listas de espera, faltas de personal profesional, técnico y especialistas, insatisfacción ciudadana en la atención pública y por el lado del sector privado, la causa parece también clara; el cuestionamiento generalizado por falta de transparencia y discriminación en el modelo de seguros.Finalmente, también se entiende porqué la población está insatisfecha cuando reclama por una desigualdad insoportable en el acceso a los servicios de salud, dependiendo de los ingresos.

Por su parte, el gobierno ha sido claro en definir sus prioridades en el sector público; inversión en infraestructura hospitalaria y de atención primaria, financiamiento y provisión suficiente y segura de fármacos, dotación de personal.

En relación con el sector privado, ha puesto en marcha una Comisión para definir un modelo que al menos resuelva los problemas que presenta el seguro privado.Todas estas corresponden a iniciativas orientadas a temas que ciertamente pueden aportar positivamente en las soluciones que el sector requiere. En nuestro nivel de desarrollo, parece razonable invertir en servicios asistenciales.

De esta manera se puede afirmar que existe un diagnóstico y propuestas, las que están comprometidas en el programa del gobierno de la Presidenta Bachelet.

Ahora la tarea es asegurar que estos planes se cumplan y esto no es por desconfianza en el equipo ministerial, sino que por la dificultad que presentan varias de estas medidas, puesto que no son fáciles de implementar, ya sea porque requieren de una gran capacidad y voluntad de ejecución de todos los actores involucrados, en el nivel central y en los múltiples equipos que se necesitan.

Además de los ministerios de Salud, Hacienda y de Desarrollo y Planificación, están los gobiernos regionales, los municipios, los servicios de salud y los equipos locales. Todo esto sin considerar los pasos por la Contraloría General de la República, las universidades, etc., etc.

Por otra parte, estas mismas propuestas para ser efectivas, deben ser complementadas con otras iniciativas, por ejemplo, los médicos requieren de equipos multidisciplinarios, con enfermeras, asistentes sociales, sicólogos, kinesiólogos, matronas y técnicos paramédicos, también se necesita tecnología y polos de desarrollo.

Nada de esto es fácil, y por último, requiere de un esfuerzo de gestión mayor a todos los niveles, gestión traducida en liderazgo, competencias técnicas, capacidades de diálogo y escucha, negociación, creador de consenso, entre otros requerimientos.

En el contexto de estas difíciles tareas, las señales igualmente presentan complejidades, me parece que existen debates sin capacidad de escuchar y sobre todo sin escuchar la demanda ciudadana; también impresiona que hay disputas más por protagonismos, atrincherados en intereses corporativos y partidarios; a veces, hasta sobre ideologizados.

Avanzar en salud es una tarea de grandes proporciones, en recursos y gestión, va más allá de un gobierno de cuatro años. Aunque se puede y se necesita hacer cosas concretas hoy y no mañana.

La atención de salud es una empresa de servicios en la que confluyen múltiples actores con legítimos intereses, no siempre coincidentes. Necesita de un acuerdo nacional, con principios centrales para todos: foco en las personas y la población, en lo sanitario y sus satisfacción, eficiencia y gestión. Cuidado de los trabajadores y trabajadoras del sector, en reconocimiento y remuneraciones, disminución del gasto de bolsillo y regulación del mercado de seguros de manera que su foco sea la mejor solución para nuestro país y no el cuidado del negocio.

De esta manera, se necesita un acuerdo para apoyar el cumplimiento del programa de gobierno, si precisa de discusión se supone que podrá revisarse, pero para avanzar.Luego solo así se podrá asegurar los logros que la población del país necesita.

Chile tiene una larga tradición de acuerdos democráticos en esta materia, el Seguro Obrero Obligatorio, el Servicio Nacional de Salud y el Régimen de Garantías son buenos ejemplos de estos. Los indicadores de salud también muestran capacidad de generar logros para la salud de nuestra población, como lo hemos visto en grandes resultados cuando hemos enfrentados los distintos problemas de salud de la madre y el niño y frente a las distintas epidemias que hemos tenido, de cólera e influenza en los últimos 30 años.

Podemos hacerlo, pero debemos transformar esta nueva etapa que enfrentamos, con visión de país, con capacidad deliberativa y escucha de los únicos que hoy no tienen verdadera representación de sus necesidades, la población, que hoy está afectada de problemas que son tratables, pero frente a los que no logramos ofrecerles lo que necesitan.

El liderazgo es del ministerio de Salud, pero deben concurrir todos sectores, los municipios, los gremios de trabajadores, los actuales gerentes públicos y privados, el Seguro público y Privado, la población organizada y los parlamentarios, nadie puede restarse, son todos necesarios, especialmente para la implementación de los planes que se acuerden.

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23 sep 2014

Ñuble ¿provincia o región?

A raíz de los últimos sucesos referente a la creación de la provincia de Ñuble como región, existen algunas reflexiones interesantes de presentar independiente de la identidad territorial.

El primer aspecto, radica que en la actualidad el constituirse en región, se ha asociado al aumento de los recursos a ser invertidos en dicho espacio. Esta situación, parece válida a partir de la experiencia de las regiones Arica y Parinacota y Los Ríos, donde existe un aumento de recursos para los territorios recién creados, mientras que estos se mantienen prácticamente similares para las regiones residuales.

El segundo aspecto, se centraría en obtener -por parte de los territorios en cuestión- un mayor poder de decisión en la inversión de los recursos, lo cual en cierta manera también ha ocurrido, puesto que la instalación del Gobierno Regional, las diferentes Seremis y sus respectivas autoridades, generan indiscutiblemente que la toma de decisiones sea con mayor conocimiento.

El problema que surge al considerar estos dos argumentos radica en interpretarlos como justificación para generar un proceso de segmentación del espacio.

Para responder el primero simplemente se podría, vía decreto, focalizar o incentivar la inversión de cierta parte de los recursos regionales a determinados espacios, buscando una mayor solidaridad territorial. Esto limitaría la disposición de recursos en las áreas donde se localiza la capital regional, la que en la mayoría de las regiones, tiende a polarizar la inversión en desmedro de otras ciudades.

Esto también podría ir acompañado de beneficios tributarios u otros, que incentiven la localización de determinadas actividades económicas o emprendimientos en comunas con un desarrollo rezagado.Bien entendido que esta política tendría que ir asociada a un aumento de los recursos descentralizados destinados a la región, es decir, no solo un incremento como tal sino que también el poder de decisión de dónde y cómo invertirlos.

La respuesta al segundo punto sería más sencilla: el poder de decisión, en función del rol que pueden cumplir los CORES actualmente democráticamente electos, podría entregar la participación necesaria, lo cual se vería aún más fortalecido con la probable futura elección de un presidente del Gobierno Regional y otras atribuciones que puedan fortalecer el rol de estos funcionarios en sus respectivas provincias a partir de una legislación acorde, que sin duda debe ser generada.

Bajo este contexto, antes de crear otro espacio regional –que para Ñuble puede ser factible- sería relevante discutir acerca de un marco normativo que permita desconcentrar los recursos hacia otros espacios en la región, que actualmente se concentran en capitales regionales y en menor medida, provinciales.

Así, tras esta disposición, se podrían evaluar los resultados de estas acciones y desde ese escenario plantearse otras medidas.De lo contrario, las disparidades al interior del espacio regional serán calcadas: no habrían incentivos para que Chillán no polarice el espacio de su teórica región en desmedro de otras comunas.

En este sentido, debemos tener una premisa clara: si solicitamos “justicia territorial” de Santiago hacia otros territorios del país, también debemos hacerlo respecto de las capitales regionales y el resto de espacios que componen su región.

Por lo tanto es relevante comprender y resolver las disparidades que se generan al interior de nuestras regiones de manera de no repetir el patrón concentrador de bienes y servicios que se desarrolla a una escala nacional.

Lo anterior no excluye la urgencia de aumentar los recursos a cada espacio regional y que sean al menos equivalentes respecto de las magnitudes invertidas en la capital del país, de forma que dichos recursos no sean la excusa para generar una nueva región.

En este sentido, la creación de un nuevo espacio debería estar asociado a profundos elementos identitarios de todo el territorio (no solamente parcial) que se desea segmentar.

Funcionalmente muy cohesionado en términos de la movilidad que realizan sus habitantes y las interacciones que se desarrollan entre los centros urbanos que componen el espacio.

Gozar de una matriz económica que permita el crecimiento y desarrollo de sus territorios.

Poseer a los menos dos o tres centros urbanos de jerarquía similar que permitan una distribución equilibrada de los bienes y servicios, permitiendo grados de asociatividad, complementariedad y cooperación orientados hacia una mayor cohesión territorial del espacio.

Estos elementos no son fáciles de encontrar, e incluso pese a la existencia de algunos, no son elementos determinantes para generar dicha segmentación. En efecto, en otros países, la tendencia en la actualidad ha sido a suprimir y agrupar regiones en vez de crear nuevas (ver la experiencia francesa, cuya discusión se realiza en estos momentos).

Lo anterior tiene su justificación en que los costos asumidos por el Estado en cuanto a personal e infraestructura, que inciden en la creación e implantación del nuevo espacio regional, no serían garantía alguna de una mejora en la calidad de vida de los habitantes, incluso es más, esos recursos se podrían transferir directamente en espacios rezagados.

Si bien estos argumentos podrían distar de popularidad, van en consecuencia a realizar una eficiente asignación de los recursos y quizás lo más relevante, mayor bienestar para la población mediante mecanismos más rápidos y menos costosos.

En este sentido, si se desea crear una región de Ñuble, podría ser el momento para poner en marcha un tipo de descentralización fiscal al interior de los espacios regionales, asociado a una batería de instrumentos que puedan generar de manera efectiva un desarrollo en las diferentes comunas que componen la teórica región, pero centrándose en lo más relevante que es el bienestar de los habitantes que la componen.

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23 sep 2014

América Latina y esperanza cristiana

Latinoamérica está marcada por democracias inestables, sociedades fragmentadas por la pobreza, la desigualdad y la violencia.Pero también posee una riquísima diversidad cultural, belleza y riqueza de sus recursos naturales, imponentes culturas originarias y el poder de sus prosistas y poetas. Entonces ¿por qué la pobreza y el subdesarrollo?

Por otro lado, si América Latina es observada desde los ojos del cristianismo, casi la mitad de los católicos viven en ella, los que cada vez más comparten la fe con un vigoroso movimiento protestante, conocido como “evangélico”. Sorprende gratamente su dinámica religiosidad popular, su pacífico mestizaje, los movimientos de solidaridad y sus utopías de fraternidad.

Nuevamente surge la pregunta dolorida, ¿por qué un subcontinente cristiano no ha realizado la evangélica opción preferencial por los pequeños?

La historia tradicional de la América Latina republicana está escrita en forma de tragedia.Veamos algunas de las puestas en escenas políticas, socioeconómicas y globales de este acabo mundi.

-Entre 1808 y 1824 ganamos una guerra de Independencia y nos propusimos constituir repúblicas estables. Sin embargo, políticamente prematuras, muchas de nuestras repúblicas cayeron en una dramática inestabilidad institucional y en el gobierno de caciques, caudillos, dictadores y luego de líderes populistas.

-Entre 1950 y 1990, el 45% de los cambios de régimen político en el mundo tuvo lugar en América Latina. En ese lapso, no hubo un solo país latinoamericano que no sufriera, por lo menos, un cambio de régimen, lo que además tuvo un costo socioeconómico devastador.

En 1700, tras dos siglos de colonización, el ingreso per cápita en América Latina continental era de 521 dólares, y en las colonias inglesas del norte de unos 527 dólares.

Sin embargo, en 1870 el ingreso per cápita de Estados Unidos triplicó al latinoamericano y al año 2000 lo quintuplicó. El 2004, un escalofriante 41,8% de los latinoamericanos eran pobres y un 17,4% indigentes.

El crecimiento económico entre 1981 y 2003 fue de menos de un 1% anual, además, aparte de exiguo, el aumento del bienestar material fue distribuido injustamente. Así, casi doscientos años después de su Independencia, América Latina era el continente con mayor desigualdad de ingresos y menor movilidad social, solo África al sur del Sahara la superaba en términos de estancamiento económico.

Pasemos a relativizar este negativismo diagnóstico, dando una nueva mirada al aporte de los cristianos en Hispanoamérica y del republicanismo en ella.

Para salir de este laberinto de la inferioridad hecha soledad se requiere de una nueva mirada de nuestro pasado. Sobre todo requerimos revalorar el aporte del cristianismo en la cultura y desarrollo de nuestras historias. El cristianismo es humanismo y mucho más que ello. Se basa en el principio moral fundamental que señala que cada ser humano tiene un valor supremo e intrínseco.

Quizás quien mejor represente en Hispanoamérica esta vocación humanista es Bartolomé de las Casas. Nadie como él defendió a los indígenas en el “Indiano Orbe”. También tenemos el ejemplo de Vasco de Quiroga quien fundó pueblos-hospitales de Santa Fe en México y en Michoacán.

Otra luminosa demostración de lo que hablamos fueron las misiones jesuitas en América Latina, verdaderas ciudades que se auto gobernaban y autoabastecían, que se les llamaba “tierras sin mal”. Fue tal el éxito de estas “misiones” que durante el siglo XVII tenían mejores formas de gobierno, economías más humanas y avanzada tecnología. Su éxito fue su maldición, pues los jesuitas fueron acusados de estar fundando su propio imperio y en 1759 serán expulsados de las colonias españolas.

Se podrá criticar que derecho indiano y utopías cristianas quedaron solo en declaraciones formales. Sin embargo, tal crítica es empíricamente falsa. Además el argumento, siendo atendible, no se hace cargo de algo que resulta evidente para las filosofías constructivistas del siglo XXI. Con sus innegables exageraciones éstas nos enseñan la enorme eficacia performativa del discurso. La historia es una constante relectura de prácticas del pasado que se hacen discurso hegemónico.

Además, a este humanismo de inspiración cristiana, igualitario, libertario y fraterno, debemos sumar un republicanismo de raíz hispana. En nuestras tierras había otra tradición dentro de la cultura hispana partidaria de la república, entendida como gobierno no despótico.

Por ello, tras 1824, en Ayacucho, los latinoamericanos intentamos constituir el más amplio puñado de repúblicas modernas durante el siglo XIX. Esto último ocurrió prematuramente respecto de Europa, que vivía desde 1814 su restauración monárquica y, más aún, de África, Asia y Oceanía.

Entre 1811 y 1830, diecisiete países latinoamericanos establecieron constituciones republicanas inspiradas en la constitución norteamericana de 1787.Acusadas de inmaduras y atrasadas, sin embargo, nuestras sociedades iniciaron un inédito proceso de experimentación política republicana, que no desarrollarían países como Alemania o Italia sino décadas después. Mientras Europa volvía a la monarquía, los hispanoamericanos sostuvimos que el poder se basaba en el pueblo.

Así, a pesar de la violencia, el desacople entre ciudadanos convocados y votantes efectivos, el papel de los caudillos locales y la exclusión social, a lo largo del siglo XIX en toda América Latina se realizaron elecciones regulares y frecuentes.

Poco a poco los procesos electorales generaron partidos políticos y una opinión pública que se manifestaba a través de las asociaciones y la prensa periódica.

En suma, la democracia en América Latina no es un fenómeno venido de otras latitudes e implantado con grandes imperfecciones. La historia hispanoamericana daba cuenta de raíces autóctonas para sustentar regímenes republicanos.

Los latinoamericanos somos hijos de tres culturas que conforman tres realidades que se han fusionado generando un bellísimo mestizaje: indoamérica, iberoamérica y afroamérica, un continente de siete colores (Arciniegas).

La herencia hispanoamericana, no es autoritaria ni jerárquica.Los ideales democráticos griegos, las prácticas republicanas romanas y las utopías igualitaristas judías, hechas bases de una cultura occidental cristiana, echaron también raíces en nuestros suelos. Entonces, hay motivo pues para la esperanza.

Octavio Paz escribía en su “Laberinto de la soledad” que “quien ha visto la Esperanza, no la olvida… En cada hombre late la posibilidad de ser, o más exactamente, de volver a ser, otro hombre”.

América Latina puede, debe y quiere ser más. Ello, es también tarea de los hijos de la esperanza: los cristianos.

Leer versión extendida en: http://www.asuntospublicos.cl/wp-content/uploads/2014/09/1159.pdf

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23 sep 2014

Gratuidad ¡Ahora!

La Ley de Presupuesto 2015 puede recorrer de un tranco la mitad del camino hacia la gratuidad en educación superior, con pocos recursos adicionales.Parece sencillo saldar el resto mediante cinco o seis rebajas anuales sucesivas de aranceles, todas ellas ciertamente compensadas con creces mediante recursos presupuestarios estables.

Es decir, la gratuidad es perfectamente posible, empezando ahora nada menos que con la mitad, beneficiando de inmediato a los estudiantes de menores recursos. Para saldar el resto, basta con el crecimiento vegetativo del presupuesto educacional o poco más.

Quienes con gran alharaca proclaman que no se puede y no resulta equitativo, o no han estudiado bien las cifras, o buscan disfrazar con estos falsos argumentos su intención de dejar las cosas como están. Esto último no tiene ningún destino.

Para alcanzar la mitad de la gratuidad el 2015, basta con redireccionar las partidas del Presupuesto 2015 correspondientes a becas, crédito solidario y Crédito con Aval del Estado (CAE), destinando esos recursos a aportes directos a las instituciones de calidad, que manifiesten su voluntad de ingresar al nuevo sistema público, rebajando sucesivamente sus aranceles, a partir del 2015 y hasta alcanzar la gratuidad.

Hay que hacer algo así de todos modos, puesto que el gobierno está obligado a terminar el CAE, ahora. Sería del todo impresentable que la Ley de Presupuesto 2015 lo dejase igual, luego de rechazar la Nueva Mayoría el proyecto de Piñera que lo convertía en una suerte de crédito solidario. El razonable argumento que la reforma brindaría una mejor solución, sólo se puede hacer efectivo por ahora mediante la Ley de Presupuesto.

Este pie forzado parece una buena oportunidad para avanzar decididamente en la reconstrucción del nuevo sistema nacional de educación superior pública, puesto que el CAE constituye la principal partida de gasto fiscal en educación superior.

Bien podría convertirse el grueso de la misma en aportes presupuestarios directos a las instituciones que, satisfaciendo un nivel adecuado de calidad, que podría medirse por los años de acreditación por ejemplo, manifiesten su voluntad de incorporarse al nuevo sistema público rebajando sucesivamente sus aranceles a partir del 2015.

Cabe mencionar que el Estado ya aporta el 60 por ciento del CAE, por lo cual reemplazarlo por aportes directos de un mismo valor sólo implica agregar el 40 por ciento restante que hasta ahora ponen los bancos, cifra que ya estaba considerada en el proyecto de ley que lo convertía en algo parecido al crédito solidario.

A ello pueden sumarse las partidas de crédito solidario y becas, las que también pueden convertirse en aportes directos a las instituciones, como ha venido proponiendo el Senador Carlos Montes en el caso de las becas.Todo ello puede hacerse sin que el fisco gaste un peso adicional, sólo contabilizando los actuales desembolsos destinados a créditos como gasto en lugar de “inversión”, como hace en la actualidad.

Paralelamente, parece ineludible que la Ley de Presupuesto pueda contemplar una partida que permita reubicar en instituciones estatales, a los estudiantes, profesores y funcionarios de las instituciones privadas de calidad dudosa, que han caído o están al borde de la insolvencia. Considerando que estas últimas albergan a casi un tercio del alumnado de este nivel, el traslado de buena parte de ellos a las instituciones del Estado puede significar duplicar el tamaño de estas últimas, con un incremento correspondiente de su presupuesto.

En términos simples y aproximados, que sirven de ayuda memoria, los ingresos totales de todas las instituciones de educación superior suman poco más de tres billones de pesos (3.1 billones el año 2013), de los cuales los aranceles representan dos billones (2,1 billones el año 2013) y un billón corresponde a aportes basales y fondos concursables del fisco y otros ingresos como venta de servicios, donaciones y otros.

De los dos billones de aranceles (2,1 billones el año 2013), aproximadamente la mitad corresponde a la suma de créditos y becas (0,9 billones el año 2013), y la otra mitad (1,2 billones el año 2013) los aportan las familias de su bolsillo.

Visto desde otro ángulo, los ingresos totales de tres billones de pesos (3,1 billones el año 2013), se pueden descomponer en tres partes muy parecidas: una que aporta el fisco (1,03 billones el año 2013), en créditos, becas, fondos basales y concursables, otra que ponen las familias de su bolsillo (1,2 billones el año 2013), y una tercera (0,9 billones el año 2013) que ingresa por aporte de bancos al CAE (0,2 billones el año 2013), y venta de servicios, donaciones, y otros (0,7 billones el año 2013).

Por lo tanto, puesto que el fisco ya aporta el equivalente a la mitad de los aranceles en forma de becas, crédito solidario y CAE, en este último caso con un complemento menor de los bancos, al convertir las tres partidas en aportes directo a las instituciones equivale a reducir los cobros por aranceles a la mitad.

Es decir, en un año y con un aporte fiscal adicional equivalente a lo neto que ponen los bancos (0,2 billones el año 2013), que es una cifra menor en este contexto, se puede avanzar la mitad del camino hacia la gratuidad en educación superior.

Quedaría pendiente lo que pagan las familias de su bolsillo, que es poco más de un billón de pesos (1,2 billones el año 2013). Evidentemente, no parece cosa del otro mundo saldar esa otra mitad, por ejemplo, en seis reducciones sucesivas de aranceles de un monto un poco mayor que lo que hay que agregar el 2015.

La equidad de esta medida es indiscutible, puesto que significaría que todas las familias que hoy contratan créditos solidario o CAE y los que tienen becas, que son precisamente las de menores ingresos, se verían liberados de reembolsar los primeros.Ellos conforman la abrumadora mayoría del alumnado de educación superior y son los de menores ingresos.

Los que reciben becas de arancel son 275 mil, a los que se suman 80 mil que reciben crédito solidario y los que tienen CAE vigente superan los 430 mil. Esto suma poco menos de 800 mil ayudas estudiantiles, lo que constituye un número muy elevado si se considera que el total de poco más de un millón de estudiantes de educación superior.

El número de beneficiarios es algo menor, puesto que algunos reciben becas por el arancel de referencia y contratan CAE para pagar la diferencia con el arancel real.

Aún así entre el 70 por ciento y 80 por ciento de menores ingresos de los estudiantes de educación superior reciben algún tipo de ayuda estudiantil, financiadas mayormente por el Estado. Por cierto, todos los que reciben becas y créditos pertenecen a segmentos de ingresos medios y bajos.

Al redestinar las partidas presupuestarias respectivas y suplementar lo que los bancos hoy aportan al CAE, aquella significativa parte del alumnado y sus familias que hoy reciben becas y créditos se verían beneficiados con una importante medida de gratuidad.

No sería para ellos gratuidad completa, puesto que aún con becas, crédito solidario o CAE, muchos tienen que aportar la diferencia con el arancel real, de su bolsillo o con otros créditos bancarios o de las mismas instituciones. Otra parte de los alumnos continuaría pagando el arancel completo, aunque reducido ya desde el 2015 para los que pertenezcan a instituciones que califiquen u opten por entrar al nuevo sistema público.

Es decir, esta medida beneficiará significativamente el año próximo a todos los estudiantes de las instituciones que califiquen y opten por ingresar al nuevo sistema público y a los de menores ingresos en mucho mayor medida, reduciendo los pagos y compromisos de sus familias consideradas en su conjunto, a sólo la mitad del arancel total.

También se beneficiarán significativamente aquellas instituciones que hoy reciben CAE, y que califiquen y opten por ingresar al sistema público, puesto que actualmente deben avalar a los estudiantes con los bancos que administran este crédito. Por lo mismo, es evidente que las mismas deben satisfacer requisitos de calidad, por ejemplo, varios años de acreditación, y comprometerse a la rebaja sucesiva de aranceles, puesto que sería impresentable que aprovechasen este beneficio para subirlos.

El Estado debe preocuparse igualmente de los estudiantes, académicos y funcionarios, de las instituciones que no ameriten estos beneficios.Los que estudien en instituciones acreditadas que no estén dispuestas a entrar al nuevo sistema público gratuito, continuarán recibiendo becas y contratando CAE, al menos mientras no se terminen de tramitar las leyes definitivas de la reforma de educación superior.Otras ya no pueden acceder a becas o CAE, puesto que perdieron su acreditación y se encuentran, actualmente y por lo mismo, en una posición financiera insostenible.

De ahí la necesidad de establecer un fondo sustancial para reubicar a los alumnos, académicos y funcionarios, de estas instituciones, en las universidades estatales, aportando el Fisco directamente a éstas, al menos un monto equivalente a los ingresos por aranceles que cobraban las instituciones en falencia. De esta manera, rápidamente, el sector estatal puede recuperar el tamaño y presupuesto que requiere para cumplir con su objetivo de regular el conjunto del sistema.

De este modo, la medida sugerida avanza un enorme trecho hacia la desmercantilización de la educación superior, al transformar todos estos subsidios a la demanda en aportes directos y estables a las instituciones de calidad, que manifiesten su decisión de incorporarse al sistema público reduciendo sus aranceles a partir del 2015. Ello permitirá a las instituciones establecer contratos estables con sus académicos y funcionarios, los que redundará en mejoras de la calidad.

Por cierto, el proceso tiene muchísimas complicaciones en los detalles y la gratuidad tomará su tiempo en implementarse por completo.

Por ejemplo, las instituciones que pasen a formar parte del nuevo sistema público deberán ceñirse en un plazo prudencial a los estándares de acceso, dotaciones de académicos a jornada completa y equipamiento por alumno, rangos salariales y límites de pagos de arriendos de locales, entre otros aspectos, que el Estado establezca en concordancia con la nueva ley.

Sin embargo, estas cifras comprueban que la gratuidad es un objetivo al alcance de la mano y ciertamente equitativo, puesto que beneficia a estudiantes cuyas familias pertenecen a sectores de ingresos bajos y medios, los que conforman la mayoría abrumadora del alumnado.

Ciertamente existen diferencias de ingresos entre estas familias, como comprueba la encuesta de ingresos de hogares denominada CASEN, que los separa en quintiles y deciles de acuerdo a este indicador.

Sin embargo, aún aquellas que pertenecen al decil más acomodado, muestran los niveles de ingresos promedios que son normales en una familia de profesionales calificados. Si se suman los ingresos de todas las familias que responden estas encuestas, el total equivale a aproximadamente un tercio del producto interno bruto (PIB), que corresponde casi exactamente la proporción que el Banco Central asigna a los “ingreso del trabajo”.

Por lo tanto, prácticamente todo el alumnado de educación terciaria pertenece a las familias que conforman la fuerza de trabajo y cualquier transferencia estatal hacia este grupo resulta progresiva en mayor o menor medida desde el punto de vista de la distribución del ingreso.

Es verdad que la gratuidad puede beneficiar también a uno que otro estudiante, cuyas familias pueden pertenecer al uno por ciento verdaderamente rico de la sociedad. Sin embargo, las transferencias de recursos estatales a esta ínfima cantidad de alumnos –menos del dos por ciento del total–, no incrementarán en nada la parte del PIB que ya se apropian sus familias, la que supera aquella que reciben todas las familias que representa la CASEN consideradas en su conjunto.

Ojalá que recibir este beneficio les sirva de lección, para que comprendan que todos los privilegios que disfrutan sus familias provienen igualmente del aporte del trabajo de todos.A lo mejor, también defienden la gratuidad para todos y de paso, sugieren a sus padres que paguen los impuestos que les corresponden y que hoy eluden en gran parte mediante diversas artimañas.

Frente a esta evidencia abrumadora, cabe preguntarse acerca de las motivaciones de quienes vienen haciendo campaña en contra de la gratuidad, alegando su imposibilidad por falta de recursos y su supuesta falta de equidad.

¿Es que estas personas no saben que el fisco ya provee subsidios a la demanda que equivalen a la mitad de los aranceles y que bastaría con redestinar los mismos hacia aportes directos a las instituciones para lograr de un tranco la mitad de las gratuidad?

¿Es que no han calculado que para saldar la otra mitad, por ejemplo en seis años, los montos requeridos son del orden de 0,2 billones d e pesos anuales, que equivalen aproximadamente a lo que crece todos los años el presupuesto de educación por el simple crecimiento económico?

Puede ser que hablen y firmen declaraciones sin haberse dado el trabajo de revisar estas cifras. Pero no pueden seguir haciéndolo ante la evidencia acá presentada, puesto que la misma confirma fuera de toda duda que la gratuidad es posible y equitativa. ¿Dejarán de insistir en sus argumentos, que a todas luces resultan falaces? Veremos.

Por otro lado, hay partidarios de la reforma que no parecen enterados o del todo convencidos acerca de la disponibilidad de recursos o la equidad de otorgar gratuidad universal, puesto que sucesivamente proponen fórmulas para restringir ésta a cuatro años o sólo a los pregrados, reflotan la propuesta Paredes-Beyer de recortar la duración de las carreras para ahorrar plata, o insisten en sugerir impresentables y muy poco equitativos impuestos especiales a los profesionales para financiarla.

Todas éstas parecen malas ideas. La evidencia acá presentada, acerca de lograr la mitad de la gratuidad en el presupuesto 2015 sin grandes aportes adicionales y saldar el resto en seis años sólo con el crecimiento vegetativo del presupuesto educacional, deberían resultar argumentos suficientes para convencerlos acerca de la factibiliad y equidad de la medida.

Quienes no pueden equivocarse son el gobierno y la Nueva Mayoría en el parlamento. El camino hacia la gratuidad puede dar un paso gigantesco con la Ley de Presupuesto 2015.

Hay que darlo con toda decisión.

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22 sep 2014

¿Quién debe proteger los bosques?

Se han cumplido tres meses de tramitación del proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Han expuesto sus opiniones ministros de Estado y representantes de ONG’s; también las universidades y los centros de estudio han realizado seminarios con especialistas, destacando los aciertos y desaciertos del texto legal. Falta que presenten sus opiniones los sindicatos de trabajadores, los que añadirán a los aspectos técnicos, críticas relativas a los derechos laborales.

Sin embargo, aún no se ha escuchado un pronunciamiento crítico respecto al impacto que tendría el proyecto sobre la actual gestión de los bosques realizada por el servicio forestal, Conaf.

A diferencia de lo que pudiera parecer el proyecto a primera vista, es decir, una iniciativa limitada a crear un servicio del Estado, el texto se asemeja más a una Ley de Biodiversidad encubierta, con un alcance territorial mayor al que supone la administración conjunta del actual Snaspe y las áreas marinas. Esto se constata al revisar los diversos instrumentos que se crean para gestionar la biodiversidad fuera de las áreas protegidas.

Gestionar la biodiversidad fuera de las áreas protegidas es, en gran medida, gestionar la totalidad de los bosques nativos del país, ya que la mayor parte de la biodiversidad terrestre del planeta se encuentra en los ecosistemas boscosos y Chile no es la excepción.

Desde el punto de vista de la eficacia de la gestión, la entrega de atribuciones normativas al Servicio de Biodiversidad fuera de las áreas protegidas no es trivial, ya que dichas atribuciones se superpondrán a las atribuciones que ya ejerce el servicio forestal, Conaf.

¿Es absolutamente necesaria esta gestión suplementaria de los bosques nativos desde el ministerio del Medio Ambiente?

¿Acaso se fundamenta en alguna evaluación crítica de la gestión de los recursos forestales a través de la Ley de Bosques de 1931, del D.L. 701/1974, del D.S. 259/1980 o de la Ley de Bosque Nativo y sus reglamentos?

¿Existe tal vez un informe del ministerio del Medio Ambiente que desconozcamos respecto a una deficiente gestión por parte del Ministerio de Agricultura y de Conaf?

Todas estas son interrogantes válidas, dado que Medio Ambiente ha sido extremadamente vago al precisar los alcances de su iniciativa legal en esta materia.

¿En qué consistirá exactamente esta gestión de los bosques fuera de las áreas protegidas desde el ministerio de Medio Ambiente? Las definiciones de los instrumentos contenidos en el proyecto hablan de nuevas regulaciones y restricciones de uso sobre ecosistemas degradados o amenazados, las que serán adicionales a las ya existentes en la normativa sectorial y que serán definidas a través de la vía reglamentaria (es decir, sin discusión legislativa).

La actual Ley de Bosque Nativo lleva tan solo cinco años de implementación; cinco años de intensas acciones de divulgación y capacitación, que no han bastado aún para lograr el completo entendimiento del texto legal por parte de los propietarios de bosque nativo.

Resulta que ahora deberemos informar a esos propietarios que sus bosques serán sometidos a nuevas regulaciones, procedentes de un nuevo organismo del Estado, regulaciones de uso distintas de las existentes en la Ley de Bosque Nativo que tanto ha costado que internalicen. A modo de ejemplo, pequeños propietarios de bosque nativo degradado, podrían ver incrementada la dificultad de aprovechamiento de sus recursos, en caso que posean patrimonio forestal definido como ecosistema amenazado o ecosistema degradado (Art. 3 del proyecto de ley).

Este posible escenario no hará más que incrementar las trabas que tienen los propietarios de bosque nativo para utilizar sus recursos. Será sin duda una buena noticia para quienes malentienden la idea de conservación y la asimilan a la inmovilidad estricta de los recursos naturales aun a costa del deseo de sus propietarios.

Pero no nos engañemos, no es una buena noticia. Ante un aumento de la dificultad para utilizar sus recursos naturales, los propietarios podrán optar por un aprovechamiento de baja escala al margen de la ley (extracción de leña en la mayoría de los casos), o bien derechamente abandonarán el manejo de sus bosques por resultarles de nulo valor; introducirán animales, afectando la regeneración y acelerando los procesos de degradación de dichos bosques.

Esto no será novedad, ya que la ausencia de una intervención silvícola oportuna sobre recursos forestales que ya han sido históricamente alterados por el hombre, lleva finalmente a su degradación y posteriormente a su desaparición. El uso sustentable de los recursos naturales es la mejor oportunidad de evitar su degradación. A eso llamamos conservación, no a la inmovilidad por exceso de regulación y posterior abandono de los bosques.

Este no es un escenario alarmista. Es únicamente un escenario posible ante la aprobación de un proyecto que entregue atribuciones al ministerio del Medio Ambiente para imponer restricciones al uso de los recursos naturales (bosque) fuera de las áreas protegidas, sin conocimiento previo y discusión con el servicio forestal del Estado, y a través de una vía reglamentaria que rehúye el debate legislativo.

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22 sep 2014

Las claves de la presidencial 2017

El tema presidencial se ha ido instalando lentamente en la coyuntura. Esto no debiera extrañar en las democracias –menos en la chilena-; aún cuando, falte mucho tiempo para la elección de fines del 2017.En efecto, en las democracias presidenciales la elección del Presidente está siempre presente y oscila entre la latencia y la manifestación; entre la oscuridad y la transparencia; entre la especulación y el silencio.

El hiper presidencialismo chileno, el período presidencial de 4 años y las aspiraciones y vocaciones de poder de “los políticos y partidos”, generan las condiciones políticas para que en Chile la cuestión presidencial sea recurrente y se instale en la coyuntura cada cierto tiempo con una intensidad que va en aumento en la medida en que se manifiestan los grandes hitos de la carrera presidencial –nominaciones y primarias- y se acerque la fecha de la elección final.

La presidencial que tenemos en tres años más comenzó en rigor, a lo menos, desde el período de Piñera.Al terminar su mandato ya habían algunos corriendo: Piñera, Allamand, Velasco y Marco. Es más, a pocos días de la segunda vuelta presidencial, el senador Espina reconoce que está pensando en ser pre-candidato presidencial de su partido. Luego, durante la primera semana de enero del 2014 afirma que RN debía elegir su abanderado presidencial por medio de primarias y que este mismo mecanismo debía usar la centro-derecha para elegir el candidato del sector.

Los últimos sucesos apuntan a la confirmación de las aspiraciones de Moreira –que habla de competir en una primara al interior del gremialismo en representación de la UDI popular- y de las necesidades del Gute de apurar la nominación de la DC.

Y, junto a estos hechos, encontramos los datos que entregó la última CEP y que fueron leídos en clave presidencial como los posicionamientos de Velasco, MEO, Isabel Allende, Piñera, Ossandón y Allamand. Y mientras tanto, Longueira resucita a Insulza, Walker busca candidato presidencial para las municipales de dos años y se intensifican los contactos entre MEO y el PS.

No obstante, los procesos y las dinámicas presidenciales no sólo se constituyen en torno a “los nombres”, es decir, a los postulantes-aspirantes, sino también en torno a los mecanismos internos que cada partido y/o coalición usa para “escoger” su presidenciable y a los contenidos programáticos que forman y formarán parte del debate presidencial.

No voy a entrar a identificar a los postulantes y sus posicionamientos actuales.Todos sabemos quiénes son, quiénes tienen mejor posicionamiento y quiénes tienen la voluntad de poder. Quiero, por tanto, poner atención en los mecanismos y en los contenidos.

Los mecanismos. Desde todos los sectores se ha escuchado que se harán primarias.Pero, no sólo se trata de poner en marcha este mecanismo al interior de las coaliciones, sino también al interior de los partidos.

De hecho, mientras en la derecha se ha escuchado con más fuerza el uso de las primarias al interior de cada partido para definir el abanderado presidencial, en el oficialismo hay más certezas en torno a una gran primaria de “centro-izquierda” y más dudas en torno a que ocurran al interior de cada partido, sobre todo, los que se ubican en la izquierda de la Nueva Mayoría.

De hecho, Walker acaba de afirmar que le gusta el mecanismo de las primarias “abiertas y vinculantes… (pero)… no se puede descartar una competencia en primera vuelta. Uno no puede casarse con los mecanismos”.

Los contenidos.
La próxima elección presidencial se va definir en términos programáticos en función de las continuidades y rupturas que se instalen con respecto al programa de reformas que impulsa Bachelet y la Nueva Mayoría. Del mismo modo, la elección se va decidir en términos de ganador-perdedor en función de profundizar, continuar, consolidar, suavizar, debilitar y/o terminar con el “programa de la inclusión”. Aquí, por tanto, está la clave de la presidencial que se nos viene.

En consecuencia, la dimensión satisfacción-insatisfacción ciudadana con la implementación de las “reformas estructurales” que pone en marcha Bachelet, será el eje fundamental de la contienda presidencial.

Algo parecido planteaba el ex presidente Lagos –hace unos días- cuando afirmaba que “si usted hace algo que va en contra del sentido común de una gran mayoría del país, se corre el riesgo de que eso se plantee como bandera de lucha de la oposición”.

Por ello, el impacto que tendrán las reformas -tributaria, educacional, laboral, política y valórica- en la ciudadanía y la forma de percibirlas –“para bien o para mal”- es la variable fundamental de la próxima presidencial, al punto, de definir los contenidos programáticos y decidir el resultado de la elección. Debido, a que todavía estamos en una fase de implementación y diseño de las reformas, es muy prematuro tener certezas en cómo se va dar el debate programático y que énfasis y enfoques se van a instalar.

En lo que sí hay certeza, es que será una coyuntura ideológica y política en la que seguirán en pugna modelos de sociedad bastante opuestos. Mientras unos buscarán profundizar las reformas contra neo-liberales, otros intentarán suavizarlas, limitarlas, frenarlas o eliminarlas. Mientras unos buscarán profundizar las reformas progresistas, otros intentarán suavizarlas, limitarlas, frenarlas o eliminarlas: más reformas o menos reformas será la clave.

Al final, son los ciudadanos los que deberán definir el futuro de las reformas. Y, los postulantes, por tanto, serán aquellos que mejor encarnen la tensión entre la continuidad de las reformas o el quiebre de las mismas.

Faltan tres años para las presidenciales, dos años y medio para las primarias generales –si es que hay- y dos años para las municipales. La tectónica del poder ya se mueve en clave presidencial. El asunto no es “extemporáneo ni impropio”. Cada coyuntura tiene su afán.

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