Miembros de la prensa internacional volvieron a sufrir una agresión este martes en Santiago, esta vez eso sí de parte de agentes de la seguridad israelí que actuaron en suelo chileno, violentando los tratados internacionales sobre las normas y estatutos de los funcionarios diplomáticos.
El ataque a periodistas es un hecho mundialmente condenado, pues constituye siempre un intento de silenciar a la prensa.
Ahora bien, que agentes extranjeros embistan contra medios de comunicación en territorio chileno es un hecho de la mayor gravedad. Es decir, un incidente que no puede ser obviado por un mínimo de dignidad.
Los hechos, atestiguados por carabineros y grabados en imágenes televisivas, constituyen una afrenta a los derechos de la comunicación y a Chile mismo.
La agresión ocurrió cuando el equipo de Telesur en Chile, integrado por la corresponsal chilena Beatriz Michell y el camarógrafo chileno Hugo Fuentes, acudieron al frontis de la embajada de Israel, para grabar el instante en que la Federación Sindical Mundial entregaba una carta a la legación diplomática, pidiendo la libertad de prisioneros palestinos.
Los colegas de Telesur, cadena televisiva venezolana, instalaron sus equipos en la vereda de enfrente de la sede diplomática, ubicada en el barrio El Golf en Santiago de Chile.
Dos funcionarios de la embajada israelí fueron a pedirles que se identificaran, a lo que accedieron los profesionales de la prensa, mostrando las credenciales entregadas por el gobierno chileno, pese a estar en la calle, en un espacio público.
Luego, desde el interior de la embajada, salió un sujeto que sin identificarse empujó a los comunicadores de Telesur y comenzó a gritarles que se fueran.
En el intertanto, miembros de carabineros llegaron al lugar, llamados por la propia legación diplomática.
Los carabineros identificaron al funcionario israelí como jefe de seguridad de la embajada, comunicándolo a la corresponsal de Telesur, Beatriz Michell.
La policía, en presencia del equipo de Telesur, explicó luego al sujeto que no podía impedir el trabajo de la prensa, menos en la vía pública.
Los hechos constituyen a juicio de la Unión Sudamericana de Corresponsales que presido una acción inaceptable que la embajada de Israel debiera comprometerse a no repetir ante el gobierno chileno, además de pedir disculpas al equipo de Telesur. Se lo hemos pedido formalmente en una carta al embajador de ese país.
Este deleznable incidente no solo es una agresión contra los derechos de la comunicación y la libertad de expresión, sino que configura una violación del propio status que rige la presencia y actividad de las representaciones diplomáticas en cualquier país.
Resulta imprescindible que el ministerio de Relaciones Exteriores de Chile exprese su malestar a la representación israelí.
Los profesionales de la prensa y los ciudadanos de Chile no pueden estar expuestos a los excesos, la prepotencia y los ataques físicos de agentes de seguridad extranjeros.
Salir a la calle a agredir es invadir territorio que corresponde a la jurisdicción nacional chilena. Es un acto que menoscaba la dignidad de Chile, además de las normas diplomáticas convenidas en instrumentos internacionales.
Dado que los hechos fueron grabados, la Cancillería debería realizar las gestiones necesarias para identificar al agresor y declararlo persona non grata, procediendo a su expulsión. Lo contrario sería aceptar que agentes extranjeros pueden actuar impunemente en territorio chileno.
Como presidente de la Unión Sudamericana de Corresponsales, entidad que agrupa a todos los periodistas que laboramos para medios internacionales en la región, quisiera subrayar que el hecho es de la mayor gravedad y lamentablemente coincide con el deterioro de las condiciones de ejercicio del periodismo en Chile.
En 2011, de hecho, hubo una veintena de periodistas y fotógrafos de la prensa internacional que fueron agredidos, amenazados y detenidos por la policía chilena, sin que hasta ahora exista una explicación oficial de estos atropellos ni el interés de resolverlos.