Esta semana, nuevamente fuimos espectadores/as de un lamentable hecho de violencia contra las mujeres. A diferencia de la violencia cotidiana que viven miles de mujeres en nuestro país –de todas las edades y condición socioeconómica-, este caso fue altamente cubierto por la prensa chilena.
La explicación es sencilla, el/la sujeto del hecho, eran personajes del mundo de la farándula y del fútbol chilensis.
Más allá que todo acto de violencia contra la mujer es condenable, es doblemente censurable la re-victimización que viven muchas mujeres por parte de los medios de comunicación.
La forma en que la mayoría de la prensa escrita, radial y televisiva trata la violencia contra las mujeres es absolutamente inadecuada.
El relato que se construye está cargado de imaginarios tradicionales de cómo pensar a las mujeres y la violencia que éstas viven. Contribuyendo con ello, a obstaculizar el proceso de reparación que una mujer víctima de violencia por parte de su (ex)pareja, requiere vivir.
Porque sin reparación real, las sobrevivientes de violencia doméstica no pueden ejercer plenamente su derecho a una vida digna y con respeto a la que todos/as tenemos derecho.
Para el caso en análisis, el levantamiento de la información es aún más complejo, porque se suma una “idea de mujer” del mundo farandulero que busca problemas, abusos y/o maltrato de parte de otros/as.
Es importante aclarar a los-as periodistas y editores-as que la violencia contra las mujeres se cimienta en relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres.
Siempre es una relación de abuso de poder.
Ninguna mujer quiere y busca ser abusada y/o maltratada por el hombre amado, querido y/o deseado.
Frases como las siguientes no aportan en la investigación del caso, ni en la reparación de la víctima y victimario: “Cóctel peligroso de farándula y fútbol”… “Esta señorita hace ruido…con ella hay explosiones (…) no hay relaciones normales con ella”.
Estas frases más bien naturalizan un hecho a todas luces social y cultural. Es decir, que como sociedad podríamos cambiar, prevenir y/o condenar.
Decir que farándula y fútbol son un cóctel peligroso es dar por sentado, que en esa relación siempre habrá abuso de poder y maltrato hacia las mujeres.
Decir que la joven abusada es explosiva y que con ella no se tienen relaciones normales, es suponer que el problema es personal, psicológico y no social y sociológico como lo es la violencia contra las mujeres.
Por otro lado, se dijo en múltiples ocasiones en los matinales de la TV que este era un caso de “Violencia Intrafamiliar”. Lamentablemente NO lo es. La Ley 20.066 es muy clara en quienes son sujetos de esta norma:
“Será constitutivo de violencia intrafamiliar todo maltrato que afecte la vida o la integridad física o psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de cónyuge del ofensor o una relación de convivencia con él; o sea pariente por consanguinidad o por afinidad en toda la línea recta o en la colateral hasta el tercer grado inclusive, del ofensor o de su cónyuge o de su actual conviviente.
También habrá violencia intrafamiliar cuando la conducta referida en el inciso precedente ocurra entre los padres de un hijo común, o recaiga sobre persona menor de edad, adulto mayor o discapacitada que se encuentre bajo el cuidado o dependencia de cualquiera de los integrantes del grupo familiar (Art. 5, Ley 20.066)
Si bien existirá un proceso judicial que sancione al agresor, la sentencia no será por violencia contra las mujeres y no quedará constancia del maltrato habitual a la que fue sometida la joven probablemente, por ende la sanción no corresponderá al hecho delictual cometido.
Por otro lado, todos los organismos públicos que operan para garantizar la protección y restauración de las mujeres víctimas de violencia de sus (ex) parejas, no tienen como sujeto de sus políticas a esta joven. Porque lo que mandata a estos organismos es la Ley, que excluye a las relaciones de pareja entre los/as jóvenes.
Las recomendaciones para los medios son sencillas. Hay varios manuales para comunicadores/as, periodistas y medios de comunicación sobre cómo tratar la violencia contra las mujeres. ¡Úsenlos!
Es necesario también que colaboren –a través de la difusión y correcta construcción del relato- con las organizaciones de mujeres y de jóvenes que buscan ampliar los/as sujetos de la Ley 20.066.
Decir que es una injusticia que el agresor no sea condenado por el delito que cometió es fundamental. Incluso para la reparación de la víctima. Indicar que Chile está en deuda con tratados y convenciones internacionales de derechos humanos de las mujeres, al no incluir las relaciones de pareja entre los/as jóvenes.
Todas estas sugerencias son para construir la prensa responsable que los/as chilenos/as deseamos y merecemos tener.