17 may 2011

Disponibilidad del agua en Chile: empresas, ¿dispuestas a cambiar?

Después del terremoto que tuvo lugar en Japón la energía nuclear ha quedado en la mira de cualquier analista que busca dar respuesta a las necesidades energéticas en la mayoría de los países.

Chile se enfrenta a un escenario en la cual las fuentes de energía hídrica se verán minadas en el transcurso de los próximos cien años. Aún más, los defensores de la energía atómica deberán esperar años para que se tome la decisión de construir nuevas centrales nucleares.

Y a nivel político, el acuerdo sobre energía nuclear firmado por Chile y EE.UU. ad portas de la visita que hiciera a fines de marzo el presidente norteamericano Barak Obama a Chile tuvo un bajo perfil, luego de la peligrosa radiación que comenzó a impactar a los habitantes de las ciudades japonesas.

Pero antes de analizar cualquier impacto de la energía nuclear conviene señalar por qué esta modalidad se ha instalado como una alternativa para atender al desarrollo de los países. En esta perspectiva, el cambio climático se convierte en un tema crucial. Y dejaremos para una segunda oportunidad el análisis de los nuevos proyectos hídricos.

Como bien señaló el informe de cambio climático de la Royal Society, centro de investigación británico por la que han pasado personajes de la talla de Isaac Newton, Darwin, Einstein o Stephen Hawkins, SÍ hay evidencia que en la última mitad de siglo el calentamiento global ha sido producido el hombre .

En Chile al menos dos documentos nos ponen el día con el pasado y futuro del cambio climático.

Uno de ellos, preparado por la UNED, relata, por ejemplo, que el frente del glaciar O’Higgins, el cuarto en extensión en América Latina (785,4 km² en el año 2000), se mantuvo en una posición estable hasta principios del siglo XX. A partir de entonces inició un retroceso que midió 14,6 km. en 1995, y el 79% de esta pérdida se produjo entre 1945 y 1980 .

Si bien el anterior es un cambio que ya tomó lugar, hay otros previstos para los próximos cien años, señala el informe “Economía del cambio climático en Chile” . Tales cambios serán, por ejemplo, el aumento de la temperatura en torno a los 4º a finales de siglo, un descenso de las precipitaciones en la zona central y un descenso progresivo para la zona austral.

Se asoman problemas económicos, sociales y ambientales asociados a este cambio en las condiciones climáticas, como la disponibilidad de recursos hídricos y sus efectos en la generación de hidroelectricidad, la provisión de agua potable y la disponibilidad de agua para riego y otros sectores productivos, como la industria y la minería.

En el sector silvoagropecuario se observarán cambios positivos y negativos durante los próximos cien años.

Existirá una baja en la disponibilidad de recursos hídricos en las comunas ubicadas al norte del río Maipo. Sumado a la variación de la productividad del sector, la superficie plantada con frutales y plantaciones forestales aumentará en el sector sur del país y, a su vez, aumentará la superficie de otro tipo de cultivos en el norte del país.

Con todo, “en términos agregados, los efectos serían negativos y las pérdidas en las utilidades netas se situarían entre 100 y 300 millones de dólares al año”.

En el sector minero puede observarse que en “todas la cuencas donde se ubican las minas en la actualidad verán reducida su disponibilidad hidrológica producto de un aumento de la temperatura (y de evaporación) y de un descenso de la precipitación”. Una medida de última instancia al que podrían recurrir las minas sería la “desalación” de agua de mar. Sin embargo, puede preverse un incremento de los costos de producción asociados a ello.

Los efectos de los gases de efecto invernadero, GEI, podrían contrarrestarse con medidas de mitigación de dichas emisiones. ¿Cómo reducir los contaminantes locales?, ¿cómo asegurar un espacio sustentable para las generaciones futuras? La energía nuclear se veía como una clara alternativa, a pesar de ser un país sísmico, pero es posible que el discurso, y las políticas públicas que se impulsen, puedan variar, en la búsqueda de alternativas energéticas.

Por otro lado, Chile ha venido haciendo eco del cambio climático también a nivel de la educación escolar, y ha colaborado en la preparación de una Guía Docente Cambio Climático, cuya utilización por el cuerpo docente podría influenciar el pensamiento de las generaciones futuras y su actitud frente a cómo utilizar y generar energía.

El asunto concreto, el agua, o la falta de ella, puede enfrentarse de distintas maneras por parte de las empresas.

A nivel internacional, la organización Ethical Corporation, ha señalado cómo es que las empresas están tomando cursos de acción en la gestión del agua, en dos áreas principales .

En el área interna están las iniciativas corporativas tales como el reciclaje del agua, reutilización del agua, recolección del agua de lluvia, programas educacionales, entre otros. Iniciativas enfocadas en los consumidores, como los programas de promoción y educación, y el desarrollo de productos.

En el área externa se destacan iniciativas hacia abajo, enfocadas en la agricultura, tales como los préstamos y las micro-finanzas, programas educativos, ayudas, provisión de información. La segunda área externa está enfocada en la comunidad y la asociatividad, que busca unirse a estándares e iniciativas, certificación de productos, reportar cómo se emplea el agua, trabajo en redes y el trabajo con comunidades locales.

En Chile, la gestión del agua es aún incipiente. Hay algunas iniciativas, por ejemplo, en las plantas de la minera BHP Billiton, y una experiencia piloto de la Fundación Chile que aborda el concepto de huella hídrica, destacando sus alcances en la empresa, ¿por qué es tan importante para la empresa? Porque, como señala la Fundación Chile , citando a la red BSR, el agua es percibida como un bien público, se reconoce el valor social del agua, hay conciencia pública de su escasez, las comunidades están más alertas a lo que se hace con ella, especialmente por parte de las empresas, y hay una demanda creciente de reportar los riesgos relacionados con el agua.

Así, nos debemos preguntar por la trazabilidad en la eficiencia del uso del agua tanto en el contexto local, como en el sistema de proveedores: ¿tendrán suficiente agua?

Mientras se aplaza la decisión de construir plantas nucleares, podríamos centrar nuestra atención en cómo gastamos el agua, y cómo contaminamos, para identificar de cuánto somos responsables. Y queda pendiente analizar el tema de estas semanas: la construcción de nuevas represas.

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