¿Sorprendidos? Donald Trump es hijo de escocesa, Ted Cruz nació en Canadá de padre latino y Marco Rubio es hijo de cubanos
La campaña de los precandidatos republicanos a la Presidencia de Estados Unidos ha procurado, en el tema de la inmigración, ubicarse no en el lado propositivo y pragmático para reformar un sistema legal disfuncional e ineficiente, y resolver el tema de millones de trabajadores indocumentados y sus familias.
Han preferido, en cambio, reflejar simplistamente en el calor de la campaña electoral los prejuicios, miedos y ansiedades xenófobas de su electorado y centrar sudiscurso en las medidas represivas, legales y discursivas para personalizar el debate en los propios inmigrantes indocumentados. No en soluciones justas, humanitarias y efectivas para tratar el tema. Populismo racial. Punto.
He aquí, sin embargo, una contradicción vital: los tres candidatos republicanos que lideran las encuestas, son todos de reciente origen extranjero, ¡todos hijos de inmigrantes!
La madre de Donald Trump nació en Escocia, y emigró a EstadosUnidos en 1930. Ted Cruz… ¡es canadiense! Su madre es estadounidense, su padre cubano. Y se avecina la avalancha de polémica ante la duda de si puede o no ser candidato presidencial según la Constitución de EEUU.
Marco Rubio es hijo de cubanos inmigrantes, llegados a EstadosUnidos en 1957. De más está decir que el actual presidente Barack Obama es mitad keniano, mitad estadounidense, y criado por varios años en Indonesia.
La gran paradoja es evidente. El conflicto moral de estos tres candidatos es enorme, y la forma en que el electorado responderá a estos perfiles marcará sin duda la situación de la reforma migratoria en los próximos años. No sólo eso: marcará la forma cultural en que los inmigrantes son tratados por la mayoría, y un enorme retroceso o avance (está por verse) en el tejido moral que el país ha construido con sangre (literalmente, martirio de Martin Luther King de por medio) o sudor entorno al movimiento de derechos civiles.
La misma contradicción cae en manos de Obama. Pese a ser hijo de extranjero, se ha convertido en el mayor “deportador” (valga la creación de un nuevo concepto) de almas de toda la historia de los presidentes de Estados Unidos, con más de 2 millones de víctimas. Esto, sumado a la reciente orden de deportación de 100 familias que habían solicitado asilo huyendo de la violencia de pandillas y de las mafias narcotraficantes de El Salvador, Guatemala y Honduras.
Trump, Cruz y Rubio, sus historias.
Donald Trump. Apoyo en las encuestas entre los republicanos: 36% (fuente, CBS/NY Times, 12 de enero de 2016)
El magnate de derecha desea construir un muro en la frontera con México. Así comenzó su aventura presidencial, acusando a los mexicanos inmigrantes de criminales y de violadores.Literalmente. No sólo los latinoamericanos están bajo su lengua mordaz: sugirió prohibir la entrada de losmusulmanes a EstadosUnidos, provocando el repudio mundial, incluso de aliados de Estados Unidos.
La madre de Trump es escocesa, es decir, inmigrante de primera generación, nacida en el pueblo de Stornoway. Pasó casi 20 años de vida en Escocia hasta emigrar en los años 30, cuando se casó en EstadosUnidos con otro hijo de inmigrantes alemanes, Fred Trump. Mucho más que eso, las dos esposas de Trump han sido emigrantes también. Melania Trump es eslovaca. La primera esposa del magnate, Ivana, es checoslovaca.
Según su propio abogado, informa CNN, esta última consiguió un pasaporte extranjero para salir del país comunista casándose con un instructor de ski austriaco, George Syrowatka. Sin embargo, mientras algunas fuentes confirman que estaba casada con el europeo, otras contradicen ese dato. En resumen, todo lo relacionado con su emigración a Canadá en 1975 es confuso, pero lo claro es que ya en 1976 conocía a Trump en New York y se casaba con él en 1977, regularizando su situación legal en Estados Unidos. No obtendría la ciudadanía sino hasta 11 años después.
Ted Cruz. Apoyo en las encuestas entre los republicanos: 19%, (fuente, CBS/NY Times, 12 de enero de 2016)
Duro. Critica fuertemente los “santuarios” que se han creado en Estados Unidos en algunas ciudades, donde básicamente los alcaldes o jefes policiales se niegan a sembrar el terror y actuar como policía de inmigración cazando a familias de indocumentados. Cruz llama a estas zonas lugares que “ponen en peligro a nuestros hijos”. Una criminalización absurda y simplista de los inmigrantes. Se ha negado consistentemente a todas las acciones de reforma migratoria u órdenes ejecutivas que ha generado Obama, llamándolas “amnistía” (el electorado de derecha republicana y los políticos más duros contra la inmigración usan ese concepto para descalificar cualquier intento de reforma y legalización de los 11 millones de indocumentados).
La gran fuerza de su programa de inmigración tiene que ver con aumentar la seguridad, militarizar la frontera, endurecer las leyes de control.
Este es el caso más paradójico de todos. ¡Ted Cruz nació en Canadá!, hijo de una estadounidense y de un cubano. Aún más, renunció a su ciudadanía canadiense solo hace un par de años, el 14 de mayo de 2014, meses después de haber “descubierto” que era ciudadano de Canadá (difícil de creer su sorpresa, considerando que es de conocimiento público que canadienses y estadounidenses gozan de ciudadanía doble, que Cruz vivió hasta las 4 años en Calgary, y que procedió rápidamente a renunciar a su ciudadanía de Canadá solo luego de que el diarioThe Dallas Morning News revelara la información).
Cruz enfrenta una polémica que puede terminar completamente con sus aspiraciones presidenciales, pues la Constitución señala que solo pueden ser presidentes de EEUU quienes sean ciudadanos y “nacidos naturalmente”.
Esto está sujeto a dos interpretaciones. Hay abogados constitucionalistas, como algunos de Harvard, que señalan que la frase “ciudadanos nacidos naturalmente” se refiere a quienes son hijos de al menos un padre o madre estadounidenses, no importa el territorio.
Hay otros, como la constitucionalista Mary Brigid McManamon cuya opinión fue publicada en el Washington Post, que señalan que el espíritu de la ley es claro: solo son ciudadanos “nacidos naturalmente” los que vieron la luz en territorio estadounidense.
Trump se ha lanzado esta semana como hiena al ataque contra Cruz, con la experiencia que tiene de haber inventado por años que Obama era realmente keniano. Veremos si Trump completa el canibalismo político al que someterá a su correligionario del Partido Republicano.
Marco Rubio. Apoyo en las encuestas entre los republicanos: 12%, (fuente, CBS/NY Times, 12 de enero de 2016)
Ha tenido unas fluctuaciones enormes. Primero, lideró un grupo de republicanos y demócratas que desde el Senado federal en 2013 casi logra pasar una reforma migratoria. Al grupo se le llamó “La pandilla de los 8”.
Desde esa ocasión, ha venido endureciendo su posición, hasta reflejar en este momento la corriente central republicana, empujado seguramente ante los avances de Trump con su retórica incendiaria y xenófoba.
Pese a que apoyó legislación favorable en Florida para que los estudiantes hijos de indocumentados pudieran continuar su educación (DREAM Act), ahora la rechaza de plano. Ha comenzado a utilizar negativamente el concepto de “amnistía” para rechazar cualquier tipo de legislación que beneficie a los indocumentados, y ha puesto el hincapié, al igual que Trump y Cruz, en el tema de seguridad. Todo un cambio de posición radical desde sus tiempos de congresista estatal en Florida.
Es el más latino de los tres, sin duda. Cubano de origen directo, nació en Estados Unidos luego que sus padres emigraran por razones económicas en 1957 desde la isla. Rubio mintió por años, señalando que sus padres habían “huído de la RevoluciónCastrista”, lo que es totalmente falso. Las razones de inmigración fueron, por tanto, mayoritariamente económicas, como la mayoría de los inmigrantes.
La dureza de Rubio en el tema de la inmigración es su peor elemento de campaña entre los mismos latinos que necesita para seguir avanzando. Los hispanos que pueden votar, es decir que tienen ciudadanía estadounidense, representan un 10% del padrón electoral. Ese porcentaje, en el sistema colegiado de elección indirecta como el que rige en el país, puede darle a cualquier candidato los votos claves para ganar todo un Estado, especialmente en aquellos donde un triunfo demócrata o republicano no está asegurado, como Colorado, Ohio y Florida, entre otros. El más latino de los candidatos, Marco Rubio, tendrá un duro camino para convencer a su electorado “natural” que es uno de ellos… a veces.