En la campaña de Juan Domingo Perón de 1945, los partidarios del militar popular generaron una fórmula electoral donde contrastaban a la Argentina con la presencia americana en el país, mediante la fórmula: Braden o Perón. Braden era un embajador del país del norte, que como en tantos países y durante tanto tiempo, buscaba intervenir en los asuntos internos de la Argentina especialmente el de los granos y la carne. Esta dicotomía se hizo popular y conocida para el pueblo argentino, llevando al coronel a la Presidencia con una cómoda ventaja.
Y en este nuevo capítulo de la historia argentina, conocidos los resultados de madrugada, ante un mutismo que invadió la sede de la Dirección Nacional Electoral, confluyeron dos sentimientos simultáneos. El primero, de naturaleza exclusivamente electoral y segundo, uno enteramente político y cultural.
En el ámbito electoral, es la elección con menos candidatos presidenciales desde el retorno a la democracia, que en algún momento llegaron a ser 18. Debe reconocerse también, como señalaba una cientista política argentina, es una elección de Alianzas más que de partidos, lo cual se refleja en el ámbito de candidaturas parlamentarias particularmente, representando un proceso de fuerzas centrípetas más que de dispersión, como se había caracterizado la República Argentina durante un largo tiempo.
Junto a estos fenómenos, las Primarias (PASO) representaron una primera vuelta virtual, que colabora en este proceso de concentración política, depurando la función de la primera vuelta electoral.
Esta elección irrumpe, en un contexto de la intención positiva de algunos sectores que buscaban deslegitimar el día de la votación ciudadana, teniendo como precedente los incidentes en Tucumán. Sin embargo, entregados los resultados, muchos de estos sectores trasladaron sus reclamos de la ilegitimidad a un retraso en la entrega de los cómputos por parte de la autoridad electoral, que sin duda refleja una innecesaria insatisfacción técnica, que en nada cambia el producto de la jornada.
El segundo, de naturaleza exclusivamente política, parece ser el resultado de otra dicotomía, similar a la Branden o Perón, pero en las circunstancias actuales: Mao o Perón. El frenazo en el crecimiento de la económica china, que se tradujo en una baja importante de la demanda de recursos naturales sin procesamiento alguno de parte de nuestras economías, vuelve a instalar la reflexión sobre la fragilidad de nuestros modelos de desarrollo.
Esto no significa poner en cuestión los esquemas de redistribución, que han permitido a sectores postergados obtener mayores niveles de satisfacción de sus necesidades sociales y ampliación de sus derechos fundamentales, sino poner el acento en la sustentabilidad de nuestros modelos de desarrollo social que parecen de una fragilidad insostenible ante el menor embate.
En esta jornada no solo los argentinos o vecinos próximos estaban pendiente del juicio del pueblo trasandino, sino también muchos de los países que emprendieron un camino común en la creación de un modelo de desarrollo y justicia social distinto al impuesto por el consenso de Washington, como el caso particular de Venezuela.
Venezuela enfrenta condiciones económicas difíciles y políticamente aun más desafiantes, con una elección plebiscitaria a desarrollarse a finales de este año, dado que debe renovar su poder Legislativo. En este contexto, no cabe duda alguna que la República Bolivariana debe enfrentar los mismos desafíos que la reciente elección transandina: electoral y política.
El desafío electoral consistirá en demostrar la excelencia de un sistema, aceitado y escasamente criticado, tanto en el ámbito nacional como internacional, que sin duda resiste el análisis de cualquier observador electoral internacional.
Por otro lado, la cuestión política, debe ser radicada en el ámbito que corresponde, sin contaminar el andamiaje electoral, abriendo espacios para un diálogo renovado de las fuerzas políticas confluyentes y buscando resolver la situación de varios opositores al actual Gobierno.
En la Argentina, ninguna duda cabe que esta segunda vuelta, será decidida por el hermano peronista menor que concurrió a esta primera vuelta, pero fundamentalmente por el pueblo peronista militante, que está en un estado de disgusto importante con su Gobierno, lo cual genera un desafío particular a la Presidenta más que al candidato justicialista que debe enfrentarla.
¿Cuál es la fórmula para enfrentar esta segunda vuelta? Sin intención de querer entregar fórmulas mágicas, el Gobierno debería lograr proyectar en el pueblo argentino los logros alcanzados y que deben ser defendidos, así como el riesgo que pudiera representar un giro muy brusco al modelo.
El desafío al candidato, dar muestras de credibilidad importantes sobre la responsabilidad con la cual pretende proteger estas victorias sociales, hacerlas sostenibles y enfrentar la drástica reducción de la demanda oriental, que a todos los latinoamericanos golpea en mayor o menor grado.
No cabe duda que la fórmula Braden o Perón, se vio drásticamente sustituida por Mao o Perón.