19 ene 2015

El fenómeno cubano

Fidel Castro Ruz (88) y Raúl Castro Ruz (84), hijos de Ángel Castro Argiz (español nacido en Galicia, que partió para Cuba a luchar contra los independentistas) y de Lina Ruz (cubana) han encabezado la Revolución Cubana desde 1953 (Asalto al Cuartel Moncada) hasta hoy, 61 años, y han estado en el gobierno 55 años.

Fidel está hoy, por razones de salud aducidas por él mismo, fuera de las oficinas que dan a la Plaza de la Revolución, en el centro de La Habana. Raúl, de acuerdo a las últimas normas, debe estar en la Presidencia del Consejo de Estado hasta 2018. El Consejo de Estado es elegido por la Cámara Única (Asamblea Popular), que es electa directamente por la ciudadanía.

Sólo tendremos poco más de tres años a “los hermanos Castro” allí.  Obama tendrá que salir en enero de 2017. Un año menos, lo que es muy importante porque la política enunciada por Obama tendrá que enfrentar los escollos de una mayoría republicana en el Congreso y de la mayoría de la población cubana que vive en EEUU, que hasta ahora ha sido decisiva para mantener el bloqueo.

Ellos, Fidel y Raúl, jóvenes del Partido Ortodoxo, encabezaron la Generación del Centenario (en el centenario del nacimiento de José Martí), en los primeros años de los cincuenta; propusieron en 1953 una política revolucionaria con el Movimiento 26 de Julio ( fecha del asalto al Cuartel Moncada); lucharon en la guerrilla; derrocaron la dictadura de Batista en 1959; y primero con el PURS (Partido Unido de la  Revolución Socialista) y después con el nuevo Partido Comunista de Cuba (PCC), independizaron el país del dominio que los EEUU establecieron desde inicios del siglo XX cuando ganaron la guerra con España y encabezaron la construcción de una sociedad socialista que superó guerras internas, guerras internacionales (abiertas como las de África o encubiertas como la que le declaró EEUU hasta hace unos días), la exclusión económica de Occidente por mandato norteamericano (lo que se llama bloqueo) y establecieron una nueva política internacional de apoyo a los movimientos de liberación nacional y antifascistas en todo el mundo, en especial en África y América Latina.

En 1990, cuando se derrumbó el Sistema Socialista Mundial, con la autocaída soviética y sus consecuencias en todo ese amplio mundo, la dirección histórica cubana se mantuvo en el poder político y militar, como una excepción única y “extraña”, que sólo se explica por la capacidad de ella, la unidad político-militar y el apoyo mayoritario del pueblo cubano, que incluso dejó de gozar beneficios recibidos durante treinta años y lleva ya 15 años de “período especial”, y que nunca se alzó contra su gobierno.

Desde 1960 hasta 1990 los derechos sociales (algunos de ellos reclamados más tarde por el Estado de Bienestar en Europa) se cumplieron con creces en Cuba (salud, educación, trabajo, ausencia de marginalidad, recreación, seguridad social, etc.).

Durante más de treinta años la igualdad imperó en la Isla a un  nivel desconocido en  la historia; los ingresos monetarios de los trabajadores ( y todos lo eran) iban de 1 a 2 ó 3; los servicios básicos eran para todos, la alimentación muy parecida y barata; la educación y la salud, gratuitas; se estableció una sociedad de compañeros; los espectáculos deportivos fueron absolutamente gratis y aun hoy, después del 90, el costo de las entradas es  muy bajo (béisbol, basquetbol, voleibol, boxeo, fútbol, atletismo, etc.).

Estamos hablando y peleando por ello hoy en Chile: en Cuba la educación y la salud son un derecho y no una mercancía desde hace más de medio siglo. Y con un per cápita bastante más bajo que el de Chile. No necesitaron llegar a los 5.000 dólares para establecer la gratuidad de la educación y la salud, lo hicieron mucho antes.

En el exterior viven cerca de 2 millones de cubanos, de una población de 13 millones de personas. Se calcula que 1,8 millón de cubanos vive en los EEUU. Allí viven también 32 millones de mexicanos, 4,6 millones de portorriqueños, 1,6 millón de salvadoreños, 1,4 millón de dominicanos, más de 1 millón de guatemaltecos y cerca de 1 millón de haitianos. El “centro mundial” atrae.

Emigrados de Chile vive casi 1 millón de chilenos. Unos 700 mil compatriotas viven en Argentina.

A la caída de la URSS en 1990 (que para Cuba ha sido como sería para nosotros la caída de EEUU y el Occidente Europeo) se sumó la permanencia del bloqueo, que había partido mucho antes y que aún continúa.

El PIB bajó en más del 40 por ciento. Se achicó económicamente el Estado, mucha gente salió de la producción, se adelgazaron los ingresos monetarios de los trabajadores, los servicios de salud y educación declinaron en calidad, se creó un fuerte mercado paralelo, empezaron a resurgir diferencias sociales (incomparables con las nuestras, por su pequeñez y características económicas) que no se conocían desde 1960.

Los trabajadores cubanos dejaron de gozar de algunas conquistas como el uso de las instalaciones turísticas del país, las diferencias con los turistas extranjeros se hicieron evidentes, los estudios universitarios dejaron de ser el único antecedente para ocupar los más altos puestos en la sociedad, resurgió el trabajo ilegal “por cuenta propia” , y la prostitución, que había sido casi eliminada entre 1960 y 1990, resurgió con mucha fuerza por la situación económica y la candidez de quienes entran a jugar en ese negocio finalmente mafioso.

Hubo delincuencia, que desde 1960 a 1990 se había esfumado. La prostitución no llegó a los niveles de otros países caribeños, asiáticos (Tailandia, Birmania) o europeos con mujeres extranjeras esclavizadas que provienen de los Balcanes, Rumanía, Rusia o países latinoamericanos.

Es decir, Cuba, por la fuerza de los hechos, empezó, en el último decenio, a parecerse al mundo.

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