Muerto Franco, los españoles no tenían claro quién tomaría las riendas del poder.
El dictador había puesto toda la maquinaria informativa para que se hicieran a la idea de que el príncipe Borbón, Juan Carlos, llegaría a ser rey. Lo que no había trascendido a la opinión pública era el nombre del político del Movimiento (1), el partido único, que se encargaría de marcar el camino al nuevo monarca. Se barajaban varios nombres. El del almirante Carrero Blanco era uno de ellos pero un atentado que lo hizo volar por los aires lo borró de la lista en cuestión de segundos.
Cuando el ya rey Juan Carlos I eligió como brazo derecho de la transición democrática que vendría a Adolfo Suárez, un joven político que había ocupado, entre otros cargos, la dirección general de Radio Televisión Española y la secretaría general del Movimiento, con rango de ministro, no faltaron los que se llevaron las manos a la cabeza. Se recuerda a un periodista del régimen que tituló uno de sus artículos: “Dios libre a España”. No se sabe si después se arrepintió.
Porque si la sorpresa del nombramiento fue para algunos mayúscula, los resultados de su misión – entre 1976 y 1981-de zafarse del 40 años de dictadura franquista y poner a España entre las democracias modernas fue más que meritorio. Una hazaña, incluso, si se toma en cuenta que Francisco Franco murió como dictador en su cama y que nadie se atrevió a desmontarlo del poder. Los pilares de décadas de autoritarismo habían quedado intactos.
Hoy, con motivo del fallecimiento de Adolfo Suárez, se ha producido algo milagroso, único, tratándose de España, un país con una historia marcada por enfrentamientos, divisiones, comparaciones odiosas, y últimamente por amenazas de secesión. El político que fue el principal protagonista de la Transición política- perdón por el Rey Juan Carlos, que también hizo lo suyo- ha logrado unanimidad de elogios por su tarea. Ni un “pero” se ha escuchado o se ha escrito sobre su cometido.
Al margen de los comentarios sobre las cualidades humanas que se suelen hacer de un personaje ilustre cuando se apaga su vida, políticos, historiadores, opinólogos de todas las tendencias se han rendido por el trabajo realizado. Y hay quienes lo consideran, sin reservas, el “mejor Presidente que ha tenido la España democrática”.
Suárez ya es un mito que perdurará. Y motivos no le faltan.
Fue un político de consensos. Tuvo capacidad para dialogar con todos los sectores y lograr una concordia entre españoles. Formado por los falangistas, supo zafarse de los más inmovilistas y llevar a su terreno a aquellos que apostaban por un cambio de rumbo.
Cuando legalizó al Partido Comunista, enemigo acérrimo de Franco y sus herederos, se ganó el odio de sus ex compañeros de filas y, por el contrario, conquistó a quienes dudaban de su compromiso de traer a España la libertad, la democracia y un nuevo orden constitucional.
Al reconocimiento de los comunistas, hay que añadir que logró sacar adelante la ley para la Reforma Política, que sepultó al franquismo, aprobó la primera Ley de Amnistía, que permitió después de 40 años, el regreso de miles de españoles a su patria, se sentó junto a sindicalistas y empresarios para dar luz a los llamados Pactos de la Moncloa, acuerdo social modélico, y se atrevió a legalizar el divorcio, además de otras reformas claves.
El desgaste político, el aislamiento por parte de sus compañeros de partidos y de alianzas, el ascenso imparable de los socialistas , la pérdida de confianza del rey y las amenazas golpistas, que se hicieron efectivas el 23 de febrero de 1981, diezmaron su carrera. Finalmente, el Alzheimer, que se le diagnosticó en 2002, lo apartaron definitivamente de la política.
Su nombre seguirá en la memoria de millones de españoles, sin distinción de ideologías y con las reservas que cada uno tenga.
(1) El Movimiento Nacional o Movimiento, nacido en 1938, es el nombre que recibió durante el franquismo el mecanismo totalitario de inspiración facista, que pretendía ser el único cauce de participación en la vida pública española, en medio del exterminio de los opositores demócratas,luego del golpe protagonizado por Franco contra la II República española, elegida democráticamente en las urnas.