Un refrán dice que “no hay peor leña que la del mismo árbol”.
Letizia Ortíz, mujer del heredero de la Corona española – y futura reina si las circunstancias lo permiten – puede que haya pensado en esta frase al saber que uno de sus primos carnales, otrora confidente y abogado personal, se atrevió a publicar un libro sobre ella y su entorno, y no para contar historias amables sino todo lo contrario.
Cuando todavía no se cumple un mes de su publicación, Adiós, Princesa, obra de David Rocasolano, va por la quinta edición y es número uno en la lista Top 100 de Amazon. Con la inminente salida al mercado latinoamericano – esta semana se presenta en la feria de Buenos Aires- el polémico libro puede convertirse en el bombazo editorial de la temporada.
Lo sorprendente es que aquí en España, hasta ahora, ni en la prensa escrita, ni en la televisión ni en la radio se ha hecho referencia o comentario del libro. Los programas mal llamados “del corazón” que se dedican a airear los trapos sucios de los famosos o de los que pretenden serlo han ignorado el tema.
Se habla extraoficialmente de censura, de presiones, para que la polémica biografía principesca no se distribuya o no se muestre en las librerías.A falta de pruebas, lo que es un hecho irrefutable es que Adiós, Princesa no ha pasado inadvertido como algunos pretendían.
Es muy probable que a la Casa Real no le haya hecho ninguna gracia el libro del primo de Letizia.Las últimas encuestas han confirmado que la Corona ha pasado de ser una de las instituciones más queridas por los españoles a la menos apreciada. Motivos no faltan.
La accidentada cacería del rey Juan Carlos en África, su íntima amistad con una rubia alemana de nombre Corinna y los negocios que se le habrían encomendado en nombre de España (según ella), el caso de corrupción que implican a la infanta Cristina y a su marido Iñaki Urdangarín y la presunta herencia del Rey depositada en un banco suizo, han puesto a la monarquía al borde del abismo.
Las manifestaciones de republicanos son cada vez más frecuentes y bulliciosas.
La última carta que le queda a la Casa Real para recuperar su prestigio es el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón y su mujer, Letizia. Con gran esfuerzo se ha intentado aislarlos de tantos escándalos. Pero justo ahora, como un regalo envenenado para aguar la fiesta, aparece el primo díscolo con una biografía no autorizada que amenaza la frágil imagen de la pareja. Para ser exacto, la figura de Letizia, del rey Juan Carlos y de otros cortesanos que no se pierden una por aparecer en las fotos de la familia real.
¿Y qué retrato hace David Rocasolano de su prima Letizia Ortíz? ¿Qué secretos, si los hay, ventila en casi 200 páginas?
Mucho se ha dicho y se ha escrito de Letizia: una mujer dispuesta a cumplir metas, impetuosa, meticulosa, detallista, celosa, liberal, trabajadora, ambiciosa, insegura, caprichosa y…
David Rocasolano, disgustado por lo que considera cambio radical de su prima tras desposarse con Felpe de Borbón, añade más leña al fuego con lujo de detalles. Y aquí la palabra lujo encaja a la perfección.
No perdona a Letizia su arribismo, su catolicismo de última hora o su papel de estricta cumplidora del protocolo. Rocasolano se mofa de la desesperación de su prima cuando su familia, plebeya, humilde, de clase trabajadora, incumplía las normas impuestas por la Casa Real. Por ejemplo, hay anécdotas impagables del comportamiento de uno de sus abuelos, republicano en sus años de juventud, en el banquete de bodas.
El libro también contiene el relato de un incidente que se produjo en el funeral de Erika Ortíz, la hermana de Letizia que se suicidó. En sus funerales, el ex compañero de Erika y padre de su hija se enfrentó al rey Juan Carlos ante el asombro de los presentes. Las presiones de la Casa Real y de los medios habían hecho insoportable la vida de la joven y de otros miembros de la familia de Letizia.
Lo importante del libro es que más allá de la venganza personal o del rencor, el autor cuenta situaciones, hechos, momentos y circunstancias muy del ámbito familiar que a partir de ahora pasan a ser de conocimiento público.
Por ejemplo, en el libro el rey campechano, simpático, se queda en una estampa de exportación.Según Rocasolano, en privado es muy diferente.Todo lo contrario a Felipe, el príncipe, muy amigable, afectuoso y educado. Un carácter muy parecido al de su madre, la reina Sofía, a la que Rocasolano no escatima elogios.
La interrupción de un embarazo, cuando la ahora princesa era una periodista ya suficientemente valorada en la profesión, era el “gran secreto” que guardaba de Letizia el autor de este libro.
David Rocasolano asegura que no pretende ganar dinero ni menos le interesa la notoriedad y añade que Adiós, Princesa pone en evidencia la hipocresía que predomina en la monarquía y su entorno, a la que no es ajena Letizia Ortíz Rocasolano, su ahora “irreconocible” pariente.