Mientras miles de españoles se echan a la calle por los recortes que les machacan la existencia y el gobierno se da tiempo para recurrir al rescate que le ofrecen ahora solícitamente las entidades europeas, la única que ríe sin tapujos a pesar de los malos tiempos que corren es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.
Ella, que nunca ha disimulado su apego al neo liberalismo- lo que muchos de sus compañeros no se atreven a reconocer en público- se ha sacado de la manga un as ganador que luce como un trofeo mayor.
El magnate de los casinos, el estadounidense Sheldon Adelson, ha decidido que Madrid sea el lugar donde se construya su ambicioso proyecto, EUROVEGAS que consiste en convertir una zona próxima a la capital español en un clon de la archi famosa ciudad del juego que brilla noche y día en el cálido y desierto Estado de Nevada.
El rey del juego ha descartado a Barcelona y se ha decantado por la capital del Reino de España. El gobierno catalán, subido en las nubes ahora con la masiva manifestación en favor de la independencia de Cataluña, lejos de mostrar decepción ha contraatacado con un proyecto alternativo de gran parque temático.
EUROVEGAS contempla inversiones por 17 mil millones de euros para la construcción de doce hoteles con 36 mil habitaciones, múltiples salas de juegos, seis de ellas con espacio suficiente para instalar 18 mil máquinas tragaperras. Asegura el millonario que su objetivo no sólo es motivar al público para que tantee su suerte. Lo primordial, dice, es que este lugar sea sede para convenciones, a la vez que se programen espectáculos con artistas de primera fila y se puedan visitar tiendas de lujo y buenos restaurantes.
Con este proyecto se darán unos 220 mil puestos de trabajo.
Con una economía por los suelos, con más de cinco millones de cesantes, de todas las edades, condición y suficientemente preparados, incluso, el proyecto del tío rico venido de América del Norte ha creado expectativas.
Motivos de sobra para que la señora Aguirre desplegara todas sus dotes de persuasión para que mister Adelson eligiera Madrid. Y así ha sido.
El millonario, que probablemente conoce el refrán “a río revuelto ganancia de pescadores “ trajo las alforjas llenas de buenos propósitos para que se le brindaran garantías para su negocio.
Doña Esperanza Aguirre, que contabiliza en su comunidad medio millón de desempleados, se jugó lo suyo para que el zar del juego abriera sucursal en Madrid. Y lo logró.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. Una vez anunciada la elección de Madrid se ha conocido detalles del acuerdo que han provocado recelos.
Mister Adelson ha advertido que solo el 23 por ciento de los 17 mil millones a invertir saldrán de su bolsillo. El resto se obtendrá de los beneficios de la explotación de los cuatro resorts que deberán estar listos en 2016. Solo cuando haya ganancias suficientes se procederá a construir los ocho resorts restantes. En la primera etapa se crearán 28 mil puestos de trabajo.
Habrá que esperar hasta el 2024 para que el proyecto EUROVEGAS sea realidad cien por ciento y se equipare con Las Vegas.
Las condiciones de millonario, con casinos en Estados Unidos, China y Singapur, son leoninas y complejas. Él no quiere sindicatos en sus dominios, exige que en los establecimientos se pueda fumar, que no se ponga restricciones a los menores de edad, que se otorguen ventajas fiscales, solicita cambios en la ley judicial para que se castiguen las deudas del juego y recomienda que los premios no tributen en España.
Hay quienes ven en estas condiciones intentos de facilitar el blanqueo de dinero.
Pero las críticas suman y siguen. Algunos opinan que la construcción de esta macro ciudad del juego promoverá la prostitución, el consumo de drogas y, por consiguiente, el desembarco de las mafias. En Macao, las autoridades chinas investigan precisamente la participación de grupos mafiosos en los casinos, incluido el de míster Adelson.
Una sociedad harta de casos de corrupción urbanística teme que la elección del lugar donde se levantará EUROVEGAS pueda generar negocios oscuros a la hora de la recalificación de terrenos y, como añadido, especulación inmobiliaria.
Tanta generosidad del rey de los casinos se presta para todo tipo de controversias.
Ni por esas a la presidenta de la Comunidad de Madrid se le borra la sonrisa giocondiana. En momentos difíciles más vale agarrarse a un clavo ardiendo que llorar como una Magdalena.
¡Quien lo iba a decir! ¡Madrid, eterna aspirante a ser sede de unos Juegos Olímpicos a punto de convertirse en Las Vegas de Europa!
Peor es nada.