…y nada menos que de un club argentino! No es muy conocida la historia de que los primeros hombres en pisar el queso celestial llevaron consigo el banderín (y tal vez sus credenciales de socio) del célebre Club Atlético Independiente, los famosos Diablos de Avellaneda.
En 1969, el Secretario General del club, Héctor Rodríguez, a través de la embajada argentina en USA, consiguió las fotos (con traje de astronauta) de Armstrong, Aldrin y Collins, y los tres intrépidos fueron nombrados socios honorarios del Rojo: Neil Armstrong (socio 80.400), Edwin “Buzz” Aldrin (socio 80.399), y Michael Collins (socio 80.401).
Días antes del lanzamiento (16 de Julio de 1969 a las 9:32, hora local del este), un voluminoso paquete (de color rojo, digamos en favor del mito) llegó desde muy al sur a las oficinas de la NASA, remitido por la embajada norteamericana en Buenos Aires. En el había, perfectamente envueltos y planchaditos, los tres carneses de socio, y uniformes completos del equipo para todos los hijos varones de los astronautas, además de las piezas claves de esta historia: tres banderines del rojo.
Toda estas maniobras y volteretas no habrían pasado de ser otra típica argentinada más, pero el hermoso remate de la historia es que, efectivamente, el mismísimo Armstrong llevó consigo su banderín de Independiente hasta la luna, y quién sabe si no lo tendría dobladito en un bolsillo de su traje espacial mientras desenrollaba la bandera oficial que sí tenía que poner para la foto.
Al volver a la Tierra, el viejo Neil expresó a través de una carta su “deseo de visitar Buenos Aires pronto y que las circunstancias le permitan aceptar su invitación de visitar el club”; algo que casi se concretó cuando los astronautas pasaron por Argentina en su gira mundial de celebración.
Y si bien no fueron a la cancha, sí invitaron al tremendo Héctor Rodríguez a una recepción en la embajada gringa, y le contaron que el emblema del rojo fue el primer grito de gol en nuestro satélite.