Cada vez con mayor frecuencia, hechos de corrupción están ocupando titulares en los medios que se editan en la República Popular China y en sus dos regiones especiales administrativas, Hong Kong y Macao. A través de la prensa, blogs, televisión satelital e incluso por mensajes SMS, la gente en la calle está teniendo acceso a información en tiempo real, sobre actividades que son severamente sancionadas por la Ley.
Ya en el 2008, el devastador terremoto que azotó la provincia de Sichuan, de alguna manera energizó el trabajo de fiscalización por parte del Estado en materia de seguridad en la construcción de caminos, viviendas e industrias, puesto que no es posible mantener en silencio o esconder una falta que esté vinculada con el pago de favores o, simplemente, un trabajo mal hecho que pudo haberse evitado si acaso se hubiese ejercido un adecuado control.
Y, con mayores ingresos sobre la mesa, la corrupción se presenta como una lacra que debe ser eficazmente extirpada principalmente desde las esferas del poder, sea éste político o económico..
La población ha estado tomando nota del aumento en la cantidad de escándalos de índole administrativo o financiero que – si acaso no son resueltos de manera ágil y eficiente – tienen el potencial de gatillar un descontento y resentimiento mayor, amenazando con ello la convivencia y la estabilidad alcanzada que les ha permitido con los años a ese país y aquellos dos territorios, avanzar a paso firme en cuanto a su apertura económica, comercial e inserción en numerosas actividades a nivel regional e internacional.
El ciudadano común y corriente – por ejemplo la Sra. Zhu, en lugar de nuestra Sra. Juanita – exige hoy con mayor audacia, el respeto de sus derechos y también espera que la autoridad de turno sepa aplicar la norma a tiempo y con rigor, cuando se presentan hechos delictuales producto de una sed por más dinero o poder.
Ello también ha sido interiorizado por quienes tienen la responsabilidad de velar por la transición político/administrativa que ya se comienza a palpar en Hong Kong y Beijing, la cual tendrá su momento cúspide en julio y octubre respectivamente, cuando Donald Tsang haga entrega del cargo de Chief Executive de Hong Kong a C.Y. Leung y en el momento que Hu Jintao traspase las riendas de la Presidencia – todo indica que así será – a Xi Jinping.
Ahora bien en el último tiempo, la opinión pública en China, Hong Kong y Macao ha sido sacudida por varios hechos de corrupción que han ido gradualmente deteriorando la confianza entre sectores de una ciudadanía, la cual apoyada por medio del empleo de blogs y otros sistemas de comunicación social, está opinando con mayor libertad en torno a hechos que le incomodan o mas bien, molestan del todo.
Así, la gente está exigiendo con mayor vigor e ingenio, mayor transparencia, accountability y el sancionar con el máximo rigor de la Ley, hechos delictuales en donde aparecen involucrados reconocidos dirigentes políticos, empresariales o de opinión. Ante ello, la autoridad ciertamente no puede aparecer inmóvil y su proactividad busca no solo recuperar un grado de mística entre la población y sus representantes, sino que velar por el estricto apego a la Ley por quienes tienen la responsabilidad de servir a la comunidad.
Así, al menos 83 altos oficiales y funcionarios de empresas estatales han sido sancionados en lo que va corrido el presente año, por sus vínculos a actividades ilegales o impropias de sus cargos públicos.
En el 2010, la entidad responsable de investigar actos de corrupción – la Comisión Inspectiva de Disciplina del Partido Comunista chino – revisó más de 119,000 casos, siendo sancionados unos 100 mil funcionarios con algún tipo de medida disciplinaria.
Está claro que la política que se busca imponer desde Beijing es una de tolerancia cero a la corrupción, pues ésta es vista como una lacra que atenta en contra de la armonía social que necesita un país conformado por más de mil milones de personas, con más de 50 etnias legalmente reconocidas y decenas de millones que aspiran a una vivienda digna, educación que les permita acceder a un mejor empleo, en fin, una oportunidad en igualdad de condiciones.
A la virtual excomunicación del ex ministro de Comercio y Secretario General del Partido en el municipio de Chongqing, el otrora carismático Bo Xilai (su cónyuge, la abogada Gu Kailai, enfrentaría la justicia frente el homicidio de un socio suyo de origen británico, Neil Heywood), en el último tiempo se han ido generando otros casos que han traído consigo el arresto del presidente de uno de las principales instituciones financieras en China, el Postal Savings Bank (institución financiera top 7 en ese país), del vicepresidente ejecutivo del Agricultural Bank of China (banco top 4 en ese país); del subsecretario del Partido de la localidad de Yongcheng, en la provincia de Henan, acusado de haber perpetrado aproximaciones indecentes a una decena de menores de edad; el juicio en contra de la empresaria Wu Ying, conocida en círculos empresariales como “hermana grande”, quien sin mayor educación llegó a manejar un sistema de préstamos informales, acumulando riquezas que le significaron 100 propiedades, 40 automóviles y una sentencia a muerte que posteriormente ha sido conmutada a una de vida tras las rejas, como una medida ejemplarizadora frente a los abusos que una persona puede llegar a provocar, en contra de la gente común y corriente que aún en materia de negocios, confía; los hermanos Thomas y Raymond Kwok, co-presidentes de una prestigiosa firma inmobiliaria hongkonesa, Sun Hung Kai, con una fortuna de más de US$18 mil millones y, en días recién pasados, el empresario Joseph Lau, presidente de China Estate Holdings, quien ha sido identificado en Macao de haber estado asociado a pagos illícitos que se le hicieron al ex Secretario de Transportes y Obras Públicas de esa Región Especial Administrativa, Ao Man-Long.
Ao ha sido sentenciado el pasado viernes por un tribunal macaense, a 29 años tras las rejas por lavado de dinero y otros delitos vinculados a terrenos emplazados en una zona que es hoy sumamente atractiva, por ser sede de casinos y hoteles. Los casinos en Macao generan ingresos superiores a la totalidad de los casinos que operan en los Estados Unidos (Las Vegas, Atlantic City y otras localidades, conjuntamente). Es demasiado el dinero que se transa cada hora, en las mesas y máquinas tragamonedas que operan en un territorio de 29,2 kilómetros cuadrados.
Claramente el tema de la corrupción es un lastre para la autoridad en China, Hong Kong y Macao.
Noticias tales como la prohibición por parte del Banco Mundial, para que la empresa china Zhonghao Overseas Construction Engineering pueda participar en licitaciones para contratos internacionales, ante hechos de fraude y corrupción supuestamente perpetrados mientras intentaba obtener licencias para la construcción de caminos en Sudán y Nigeria, en nada contribuyen a la imagen que desea mostrar una China cada vez mas activa y protagonista en el trabajo empresarial mundial. Desde enero del 2009 a la fecha, unas 14 empresas chinas han sido blacklisted por el Banco Mundial, incluyendo a la firma Tianjin Alstom Hydro, en febrero pasado.
Tanto el presidente Hu Jintao pasando por el premier Wen Jiabao y, más recientemente, uno de los principales asesores de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, el economista y secretario general de la misma, Zhang Yansheng, han subrayado que el país se encuentra en presencia de un momento histórico crítico. Uno que requiere de profundas reformas institucionales, entre las cuales se encuentra el apego irrestricto a la Ley, como uno de sus ejes principales de acción.
La prioridad gubernamental número uno hoy es mantener una necesaria estabilidad social y económica, sustentada sobre la base de normas y leyes claras e informadas, las cuales deben estar muy por sobre el poder o intereses momentáneos. “Si acaso esas reformas no logran tomar vuelo pronto en China, tendremos muchos y grandes problemas”, alertó Zhang recientemente a una audiencia que se congregó en Asia Dialogue 2012, en la ciudad de Shenzhen, localidad ubicada a poco distancia geográfica de Hong Kong.
El desafío mayor de mantener a raya a la corrupción en China, Hong Kong y Macao no es una tarea fácil. Es una obra titánica, que requiere de un trabajo en equipo, coordinado, serio y metódico, desde el nivel del colegio hasta los mas profundos rincones del poder, considerando que la forma de demostrar el éxito personal en estas latitudes se concreta a través de la adquisición de propiedades, vehículos y artículos de lujo, para qué mencionar el lucir atuendos diseñados por reconocidas casasde moda europeas o mostrarse portando relojes, lapiceros o un celular cubierto de brillantes.
El incremento en la cantidad de droga que está siendo decomisada en China y en ambas regiones especiales administrativas, permite suponer que ésta forma parte de la ecuación que envuelve a quienes se sienten cómodos con la corrupción.
Ardua tarea por delante para la autoridad en China y para sus agentes fiscalizadores, mas cuando la juventud y la población en general, son literalmente bombardeados por avisos y programas de televisión que en ocasiones se alejan de los principios, tradiciones y ejemplos de vida que, con el paso del tiempo, han contribuido a marcar el curso del desarrollo histórico, económico y social que hoy se busca proteger y potenciar por el bien de la mayoría.