Contra viento , marea y medidas restrictivas de por medio, los “indignados” salen a las calles para celebrar el primer aniversario de la protesta que estableció sus dominios en la Puerta del Sol de Madrid y que como efecto dominó se dejó sentir en Barcelona, otras ciudades españolas y en capitales de países próximos e incluso remotos.
Ahora que se conoce el poder de convocatoria de las diversa organizaciones que la promueven , las autoridades- la derecha en el poder,- han adoptado medidas para que no se produzcan desmanes, incluida la ocupación del llamado Kilómetro Cero de España, como sucedió hace un año. Hasta los grupos especiales en asuntos anti terroristas han sido puestos en alerta.
Los resultados de aquella marea humana que en mayo de 2011 alzó la voz para denunciar que ni el sistema político ni el “orden “económico que ha regido los destinos de España, en el caso que me ocupa, son los más justos y esperanzadores están aún en entredicho. No obstante las dudas que este movimiento provoca sus objetivos son compartidos por muchos.
Los grandes “temas” de la convocatoria de entonces hoy siguen vigentes. Lo que es peor, en un año se han agudizado. Por tanto, los que han llamado a movilizarse estos días tienen sobradas razones para invitar a los “indignados” a que expresen su descontento pacíficamente. Los ajustes, recortes, tijeretazos o sablazos presupuestarios dejan cada día más damnificados. Y ya lo dice el refrán… “Cuando veas las barbas del vecino cortar pon las tuyas a remojar”. A solidarizarse llaman.
La España próspera, la del Estado del Bienestar que hasta no hace mucho fue modelo para muchos y el Dorado para millones de inmigrantes, hace agua por todos lados.
El panorama es desolador. El desempleo se aproxima según cifras oficiales a los seis millones, las reducciones en los presupuestos destinados a salud, educación e infraestructuras suman miles de millones de euros, las tasas universitarias se disparan, las subidas de impuestos provocan temblores, y para colmo, el Gobierno mete mano a la chequera para auxiliar a la banca.
La misma que se forró en años de gloria gracias a la construcción, al ladrillo, a las especulaciones inmobiliarias. Así nos va. A todo esto se añaden nuevos casos de corrupción, equiparables a las mafias mas despreciadas.
Por supuesto que hay motivos para cabrearse.
El movimiento de los indignados, sin líderes carismáticos, hecho que hay que destacar, se ha mantenido activo a pesar de que los medios de comunicación los han silenciado, a veces vapuleado, y salvo en escasas ocasiones han llegado a resaltar algunos resultados.
Por ejemplo, las organizaciones Plataforma de Afectados por la Hipoteca, o Cooperativas de Deudores, muy activas en Barcelona y Madrid, han parado más de un centenar de desahucios de familias que debían abandonar sus casas por impagos a los bancos.
En algunos casos, las entidades financieras que se han quedado con los pisos, presionados por estos grupos, han acordado arrendar la propiedad por una cantidad razonable al hipotecado. Si bien han perdido materialmente sus casas, los desahuciados por lo menos no se han ido a la calle con lo puesto.
Las asambleas populares de barrios o distritos no han cesado desde el 15 de mayo del año pasado.Se han creado bolsas de intercambio de servicios, sin costo alguno, que contribuyen a la auto estima de los sin empleo , entre ellos, miles de profesionales con título u operarios de fábrica, que han perdido su trabajo y agotado el derecho a paga por desempleo y que están condenados a ver pasar las horas muertas sin oficio ni beneficio.
De las asambleas surgen nuevas ideas, que por subterráneas o minoritarias, no dejan de ser importantes. Esas ideas son un aporte más a la meta que acarician los indignados: la posibilidad de encontrar alternativas al sistema económico actual.
De la tan criticada manifestación del 15-M de la Puerta del Sol del pasado año surgió un grupo de trabajo formado por expertos en economía. Ellos han canalizado algunas iniciativas que ya son realidad.
Por ejemplo, cooperativas que han tendido sus redes en los barrios, a otras ciudades y regiones, inclusive. Son respuestas de la comunidad necesitada de reorganizarse, de unirse para dar solución a problemas que le son comunes.También se ha generado entre los indignados grupos alternativos a los sindicatos mayoritarios tradicionales.
Organizaciones que tienen como principal cometido el apoyo a los que no tienen trabajo, a los jóvenes con títulos, que no encuentran salida, al mismo tiempo que denuncian los abusos de las empresas a la hora despedir empleados o poner cerrojo a sus negocios. Ya se sabe, a río revuelto…
Las movilizaciones de estos días en Madrid y otras ciudades españolas volverán a ser noticia destacada. Algunos medios tendrán que resucitar a los que creían muertos. En Madrid se anuncian marchas, asambleas, tribunales populares, conferencias y recitales.
Y tan vivos están los indignados que al menos en Madrid las autoridades, para curarse en salud, han puesto horario a las manifestaciones. Nada de quedarse a dormir en la Puerta del Sol. Mano dura al que desobedezca. Esto no se dice pero por las medidas adoptadas más de un rifi rafe se puede producir.