Ya se sabe. Cuando el hambre aprieta todo vale. O casi. España, metida de lleno en un mar de cifras negativas, busca debajo de las piedras la fórmula mágica para salir de la recesión, que se traduce en miles de millones de euros de déficit, cinco millones de personas sin trabajo, legión de deudores que pierden sus viviendas y empresas obligadas a cerrar.
A la espera de resultados de las controvertidas medidas del Gobierno- más impuestos, reforma laboral que potencia los empleos precarios y peor pagados, además de la pérdida o con suerte la rebaja de las conquistas sociales, no faltan aquellos que aseguran tener el remedio para hacer frente a tanta desgracia.
Y como el río está tan revuelto y hasta ahora las medidas tomadas no han resultado tan efectivas como prometían, las propuestas, por muy insólitas que parezcan, son bien recibidas.
Desde hace unos días muchos españoles se han enterado que en Cataluña existe un pueblo que se llama Rasquera. De la nada esa localidad protagoniza titulares en los medios después que el alcalde, republicano destacan los informadores, dio a conocer un proyecto para cultivar a gran escala cannabis, es decir marihuana, en la comarca.
La autoridad local afirma haber recibido una propuesta de una reconocida asociación de autoconsumo de la hierba de Barcelona para alquilar seis hectáreas de terrenos pertenecientes al municipio con el objetivo de plantar marihuana.
La operación significaría ingresos por un millón 300 mil euros en dos años y la creación de 40 puestos de trabajo.
Se enfatiza que la producción de marihuana que se obtenga solo estará destinada a los 5 mil socios de la asociación contratante para su consumo personal con fines terapéuticos o lúdicos.
La propuesta no es descabellada desde el punto legal ya que el Código Penal español castiga con hasta seis años de cárcel cuando se estima que se sobrepasa el ámbito del autoconsumo y el producto se destina a la venta.
La permisividad, no obstante, se presta a confusiones. No siempre la autoridad- policía o fiscales-coincide en determinar si una persona o grupo tiene en su poder hierba para consumir o para comercializarla.
La propuesta del alcalde de Rasquera ha provocado controversia. No sólo entre los habitantes del pueblo sino más allá de los límites de la comarca.
La Generalitat de Cataluña ha decidido estudiar a fondo el asunto y en otras regiones de España se comienza a debatir la conveniencia de enmendar los vacíos legales referentes al consumo y producción de marihuana. Desde ya, el problema que plantea el cultivo a gran escala de cannabis es como evitar que el producto no llegue a manos de traficantes.
Y si la marihuana es vista por algunos como antídoto contra la crisis, saben otros por experiencia que el juego legal puede traer grandes beneficios si lo que se recauda se emplea para fines de gran alcance.
Es lo que han debido pensar los presidentes de la comunidades autónomas de Cataluña y Madrid que se han enzarzado en una campaña de acoso al empresario estadounidense Sheldon Adelson, conocido en el mundo del juego mundial por montar casinos en su país y en otras latitudes, Asia incluida.
Mr. Adelson, con una pinta más cercana al amo y señor de Play Boy que a un ejecutivo de Wall Street, se ha dejado ver por España con el objetivo de poner en marcha su macro proyecto Eurovegas.
Según este magnate de los tahúres, su proyecto implica inversiones por unos 18 mil millones de euros, hasta 2022, unos 165 mil puestos de trabajo directos y cien mil indirectos…Y no transcribo mas cifras para no marear.
El asunto es que el propietario de la empresa Las Vegas Sands quiere poner su pica en tierras ibéricas y contribuir a saldar las cuentas de un país en apuros económicos. Quien pise el palito que se atenga a las consecuencias.
Y si hay que buscar ideas efectivas para plantar cara a la crisis un ejemplo a seguir lo constituye el municipio de Torrelodones, cerca de Madrid.
Un grupo de vecinos cansados de la mala gestión del alcalde que gobernaba desde hace 20 años se constituyó en movimiento alternativo y ganó las elecciones. En siete meses las nuevas autoridades han conseguido un superávit de cinco millones de euros.
El alcalde dice que el secreto del éxito es simple: eliminar cargos, reciclar personal y borrar de un plumazo los gastos de representación, autos oficiales y regalos.
Bueno, debo añadir que en el municipio de Torrelodones se encuentra el Casino de Madrid y parte del dinero que allí se recauda aporta beneficios a la comunidad.