Mientras la policía y los indignados libran su particular “corre que te pillo” por las estrechas calles que desembocan en la puerta del Sol o la plaza Mayor de Madrid, la fuente de Cibeles, lugar habitual de celebración de los triunfos deportivos de España o del Real Madrid, resplandece más que nunca a la espera de la visita del Papa Benedicto XVI con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra entre el 16 y el 20 de agosto.
A pocos metros del monumento símbolo de la ciudad, en el frontis del edificio que ahora es la sede del Ayuntamiento de la ciudad y que antes fue Palacio de Comunicaciones, se levanta a toda prisa el escenario donde el Sumo Pontífice recibirá la bienvenida de los fieles encantados y encandilados por su visita.
Algunos miembros de la organización no descartan que la cifra de personas que participen en los diversos actos programados pueda llegar a dos millones, en representación de 170 países. No en vano se dice que la FE mueve montañas.
Ya se sabe que este tipo de acontecimientos multitudinarios acarrea alteraciones en el normal devenir de una gran ciudad. Caso de Madrid. Que la gran cita se produzca en pleno agosto, donde la mitad de los habitantes goza de vacaciones, mitigará en parte el desbarajuste previsible.
Se anuncia que los peregrinos que han reservado tiempo y ahorro para no faltar a la cita dejarán beneficios que pueden sobrepasar los cien millones de euros. Los negocios de toda índole, de capa caída con la crisis que sacude a España, tendrán por fin saldo positivo en las cuentas.
Las autoridades de Madrid se frotan las manos y no han puesto reparos en acortar sus vacaciones para salir en la foto lo más cerca posible del Sumo Pontífice.
Y para tranquilizar a los incrédulos aseguran que la visita de máximo jefe de la Iglesia católica “no costará un duro a la Administración pública española”.
El gobierno, los responsables máximos de la Comunidad de Madrid y la organización de estas Jornadas han elaborado un plan coordinado en cuanto a seguridad, comunicación, atención sanitaria urgente, transporte y todos los servicios involucrados en un acontecimiento de esta magnitud
Pero ya lo dice el refrán “Nunca llueve a gusto de todos…”
Las primeras voces en contra la visita del Papa se han escuchado en el partido Izquierda Unida. Y para que sus protestas tengan más eco llevan a cabo una campaña a través de Twitter, bajo el nombre MadridSinPapa.
Allí dan palos a los organizadores y a quienes apoyan la visita, entre otros al Gobierno socialista,”…por vulnerar el principio de neutralidad de las administraciones públicas respecto al fenómeno religioso…”
Para IU está visita se ha vendido como un gran negocio turístico en el que, solo en seguridad ,se desplegarán diez mil agentes, a los que hay que añadir personal sanitario y otros servicios públicos , todo ello en perjuicio de los habitantes de la ciudad. No se creen que no se gastará un euro del erario público.
Las opiniones en contra y que suelen doler más a la Iglesia llegan desde sectores próximos a ella. Las redes sociales echan humo.
Católicos que forman Redes Cristianas y Foro de Curas han acuñado para su campaña la frase ,“Así no queremos que vengas”.
En parecidos términos se pronuncia Europa Laica, que agrupa a iglesias de base y a organizaciones políticas, sociales y sindicales. En el documento “De mis impuestos, al Papa cero” se puede leer: “No a la visita financiada con el dinero de todos: separación del poder civil de las religiones, defensa de los derechos democráticos frente a la injerencia confesional y por un Estado laico…”
Molestos por considerar que el Papa es presentado “como un monarca absoluto y rodeado de ricos y de lujos”, Redes Cristianas afirma que preferiría que el dinero que se gasta en estos actos masivos se destinara a obras sociales y con ello se transmitiría a la opinión pública la imagen de una Iglesia cercana a los más necesitados.
En cuanto a la financiación de esta visita, los detractores coinciden en criticar que aparezcan en la lista los nombres de reconocidos banqueros y empresarios españoles que podrán desgravar por su “caritativa” participación hasta el 80 por ciento de sus donativos.
Este gesto es visto como un insulto para el trabajador y, en especial, para los desempleados.
El Foro de Curas añade al respecto que muchas de estas empresas forman parte de lo que se conoce popularmente como “los mercados” o son sus propagandistas ideológicos. Y a continuación se pregunta “¿cuales son los valores y la espiritualidad que están promocionando esas empresas, esos mercados?”
Los anti visita Papal no quieren que su malestar se quede colgado en la redes sociales, así sin más. Anuncian que pasarán a la acción.
Ciento cuarenta asociaciones han convocado en Madrid una marcha para el 17 de agosto, el día antes de la llegada de Benedicto XVI. Las plataformas que la convocan aseguran que no es una manifestación contra el Papa sino “una demostración pública de una opinión diferente, pacífica y respetable”.
La presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, no se cree los argumentos y ha pedido al gobierno que impida por todos los medios la marcha. Con ello está solicitando lo que ya se ha hecho con los indignados…
Sacarlos de la Puerta del Sol, de la Plaza Mayor y del Paseo del Prado e impedir por todos los medios policiales al alcance que vuelvan a levantar sus tiendas de campaña y expresar su malestar por el modelo económico y contra la clase política.
La ciudad debe resplandecer, ahora más que nunca, como los chorros de oro.