Hay hechos y situaciones que por la velocidad de los acontecimientos y la gran cantidad de sucesos y noticias a las que hoy tenemos acceso, pueden pasar desapercibidos, o después de un tiempo olvidarse.
En el caso de países como el nuestro, que en alguna medida -quizás como resabio aislacionista de nuestra geografía y ubicación en el extremo sur del mundo- ello es especialmente cierto con temas de la agenda internacional.
Así, ha sucedido con los ya más de 1700 muertos y cerca de 15000 detenidos en la brutal represión del régimen sirio a las protestas en el marco de la llamada “Primavera Árabe”, llevadas a cabo, según se ha informado, con el apoyo de Irán.
Nuestra necesidad de información del Medio Oriente se ha visto satisfecha con las imágenes primero de Egipto y ahora último de Libia, permitiendo que la brutalidad de las fuerzas de seguridad de Bashar Al-Assad pase casi desapercibida, u ocupe un mínimo espacio en nuestros medios de comunicación. Existe una evidente asimetría en la cobertura de los sucesos de Medio Oriente, dependiendo del lugar en que ellos ocurren.
Así, otro hecho igualmente ignorado fue lo acaecido con las fraudulentas elecciones iraníes del año 2009 que permitieron a otro tirano perpetuarse en el poder: Mahmud Ahmadineyhad.
La semana pasada se cumplieron 2 años desde aquella elección y de la violenta represión del régimen iraní contra los opositores que denunciaban el fraude electoral. Entonces, una imagen y un nombre dieron la vuelta al mundo, pero como las cenizas de la erupción del cordón Caullé, no recalaron ni afectaron en todas partes por igual. En Chile paso desapercibida. Se trataba del asesinato el 22 de Junio de ese año, de la estudiante iraní de filosofía Neda Aghka Soltan.
La imagen de Neda, muerta, en el suelo, cubierta de sangre, tras recibir un disparo en el pecho en una de las cruentas jornadas de protesta ciudadana en las calles de Teherán dio la vuelta al mundo gracias a Internet y a un teléfono móvil que grabó el asesinato de aquella joven de 26 años.
En el video masivamente difundido en Youtube se aprecia como varios hombres se acercan a su cuerpo ensangrentando e intentan atenderla, pero todos los esfuerzos resultan inútiles. La súplica de uno de ellos “Neda quédate conmigo, quédate conmigo”, es infructuosa.
El nombre de esta joven iraní –Neda- significa ‘voz’ y fue denominada por muchos como el ‘Ángel de Irán’. Tal vez por ello se transformó entonces, mucho antes de la “Primavera Árabe”, en un premonitorio aviso de lo que se avecinaba para las brutales dictaduras y los gobiernos autoritarios de la región. La voz de la libertad reclamada por millones de jóvenes que ya no pueden esperar.
Curiosamente, esa voz que se propaga desde Túnez a Damasco, por ahora parece no escucharse en Teherán donde el régimen intenta sortear sus dificultades a la vez que apoya e incita el terrorismo y la confrontación en otras partes del mundo.
Sin embargo el ‘Ángel de Irán’ para muchos que la recuerdan hoy a dos años de su muerte, puede ser definitivamente la voz que movilice al mundo para enfrentar las ambiciones nucleares de ese régimen, y nutra las fuerzas opositoras iraníes para rebelarse contra los abusos que diariamente sufren en nombre del fundamentalismo religioso.
Como dijo entonces un ciudadano iraní, refiriéndose a la muerte de esta joven estudiante: “Su último aliento fue nuestra primera esperanza”.