Tras 16 meses de haber asumido su cargo, el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, efectuará, los primeros días del mes de julio, una Visita Oficial a México.
Políticos y periodistas mexicanos con quienes tengo la oportunidad de platicar, me manifestaron su extrañeza que el Mandatario de un país amigo, tan unido a México, no hubiese viajado aún a tierras aztecas.
Y no dejan de tener razón: lazos políticos, culturales y comerciales, dan cuenta de una excelente relación entre ambas naciones. Relaciones que sólo tuvieron un quiebre: los 17 años de dictadura militar.
México, en efecto, fue uno de los primeros países que en ese nefasto momento para la vida institucional chilena, cortó sus relaciones diplomáticas con el gobierno de facto. La familia del ex Presidente Allende fue acogida en México y lo mismo ocurrió con miles de exiliados que se vieron obligados a abandonar el país.
Las relaciones se reanudaron el año 1990, cuando los opositores a la dictadura fuimos capaces de recuperar la democracia.
Los cuatro mandatarios de la Concertación, entre los años 1990 y 2010, visitaron estas tierras durante su período presidencial y lo hicieron más de una vez.
En esas ocasiones, junto con testimoniar su vocación de latinoamericanos y de unidad entre los pueblos de ambas naciones, dieron testimonio de los avances políticos, sociales y económicos que construyó la Concertación y que en México, como en el continente y en el mundo, eran seguidos con gran atención: fortalecimiento de la democracia y el estado de derecho; inclusión social que esperamos continúe y un desarrollo económico que permitió a muchos compatriotas incorporarse de manera activa a la vida de un Chile distinto y pujante.
Incluso, Presidentes como Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, por citar los últimos, vinieron más de una vez durante su gobierno.
La mandataria chilena fue la Primera Jefe de Estado que visitó México, a sólo tres meses de haber asumido el actual Presidente Felipe Calderón, cuando aún arreciaban las críticas por el estrecho, pero legítimo triunfo en las urnas, que había obtenido el mandatario azteca.
Durante su segunda visita, Bachelet nuevamente fue la primera Presidenta en concurrir a estas tierras con un mensaje de solidaridad tras la epidemia A H1 N1, cuando otros países y gobiernos “aconsejaban” no viajar a México por un tema de salubridad que, posteriormente, afectó a naciones de todo el mundo, incluyendo a la nuestra.
Desde el mismo día de su emancipación de España, el año 1810, – a ambos países sólo lo separan 48 horas desde que el cura Miguel Hidalgo y nuestra Primera Junta de Gobierno sellaron el compromiso con la libertad de sus pueblos – ambas naciones han recorrido una historia común, incluyendo su participación y acción en organismos multilaterales.
Tras la Revolución mexicana, hace ya 100 años, Gabriela Mistral fue invitada, por el Secretario de Educación de esos años para que viniera a impartir sus conocimientos de maestra en distintos estados de México y, entre 1940 y 1943, Pablo Neruda se desempeñó como Cónsul General de Chile en México.
Es la misma época del cine mexicano – el primero en español que pudo ser visto y oído por miles de chilenos, muchos de los cuales no sabían leer – y también la llegada de la famosa música ranchera que hasta el día de hoy se escucha en las radios chilenas, en especial en las zonas rurales.
Desde México a Chile tenemos la visita de artistas de la talla de Diego Rivera y de David Alfaro Siqueiros. Este último, autor de los murales que aún mantiene la escuela México de Chillán, donada por el Gobierno de Lázaro Cárdenas, tras el devastador terremoto que afectó a esa zona en el año 1939.
A finales del siglo XX este intercambio cultural se multiplicó con Roberto Bolaño, Gonzalo Rojas, Raúl Zurita, Isabel Allende, Marcela Serrano, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Ángeles Mastretta y Laura Esquivel, por citar algunos “chilenos-mexicanos o mexicanos – chilenos”
Y qué decir del ámbito comercial. Tras la reanudación de relaciones diplomáticas en el año 1990, el intercambio llegaba a 158 millones de dólares; veinte años después alcanza los 4 mil millones de dólares, constituyéndose México en uno de los principales socios comerciales de Chile en Latinoamérica.
Estas relaciones, potenciadas por la firma del TLC, se profundizaron con el Acuerdo de Asociación Estratégica, AAE, – primero entre dos países latinoamericanos – signado durante las presidencias de Ricardo Lagos y Vicente Fox. Se trata de un acuerdo en el que se insertan las relaciones comerciales, políticas y de cooperación, vertiente fundamental de la moderna diplomacia.
Tras esta breve síntesis, las cancillerías de Chile y México tendrán sus razones para explicar la tardanza en la visita del Presidente Piñera a un país al cual tenemos mucho que agradecer y por el gran aprecio que en estas tierras se siente por los chilenos y chilenas y lo chileno en general.
El Presidente, además, tendrá la valiosa oportunidad de conversar y explicar a los chilenos residentes en México, y con ellos al resto de los chilenos repartidos en el mundo, por qué aún no pueden tener el derecho a voto para elegir a sus principales autoridades, tal como sucede en las democracias modernas.
En hora buena Presidente… y más allá de diferencias políticas, bienvenido a este México lindo y querido.