Despejados gran parte los lugares de acampadas donde los “indignados” españoles han manifestado su protesta pacífica por la situación económica, por la corrupción y por lo que consideran escasa o nula transparencia del trabajo de los políticos, los más radicales han pasado a la acción.
La protesta de algunos de ellos se ha trasladado a las proximidades de las sedes de las instituciones oficiales, donde se reúnen los representantes de los ciudadanos. Los incidentes más graves de las últimas horas se han registrado en Barcelona.
Desde ayer, unas cinco mil personas han formado un cerco en las inmediaciones de la sede del Parlamento para impedir el ingreso a los diputados y así evitar que se aprueben una serie de medidas urgentes para reducir presupuestos y que consideran que se traducirá en drásticos recortes sociales.
El presidente de la Generalitat o Gobierno autonómico de Cataluña, el nacionalista Arthur Mas, y algunos de sus colaboradores han tenido que sortear el acoso de los indignados haciendo uso de helicópteros.
Algo nunca visto en España. Peor suerte han tenido aquellos que por su cuenta y riesgo han osado llegar a pie al Parlamento catalán.
A Políticos de todos los signos, derecha, izquierda, centro o catalanistas,los manifestantes les han dedicado todo tipo de improperios y contra ellos han lanzado agua, huevos y pintura, entre otros “parabienes”.
Desde todos los sectores políticos se acusa a estos indignados más radicales de atentar contra la libertad de expresión y contra la Constitución.
Aquí en España se puede castigar hasta con 5 años de cárcel a todo aquel que impida el normal funcionamiento de las instituciones representativas del pueblo.
En Barcelona se suceden enfrentamientos entre los manifestantes y la policía.
Se habla de medio centenar de detenidos y una cifra aproximada de heridos.
Entretanto, en Madrid, se ha producido en las últimas horas otro hecho protagonizado por jóvenes airados contra la situación actual.
Un centenar de personas, haciéndose eco de las propuestas del llamado Movimiento 15 M., han evitado que una familia fuera desalojada de su vivienda por no haber podido cancelar la hipoteca contraída con una entidad bancaria. La presencia en el lugar del máximo dirigente del grupo parlamentario Izquierda Unida, Cayo Lara, originó la repulsa de los manifestantes por considerar que este político no defiende en el Congreso a los trabajadores.
La actitud más agresiva de estos indignados que han pasado a la acción confirma la total independencia política del movimiento, la falta de liderazgos y las divisiones o diferencias que se advierten en el seno del Movimiento 15-M.