“El mundo se divide entre los indignos y los indignados”.(Eduardo Galeano)
La fuerte y larga resaca motivada por la fiesta del electoralismo de la cuestionada democracia española, al margen del efecto tsunami azul (que espera con mano ajena entrar a La Moncloa) que borró -literalmente- del mapa electoral de España a casi todos los históricos feudos del PSOE, ha tenido de todo y más.
La base sociológica del PSOE, derechamente, aplicó la Ley del Talión y le ha pagado sus traiciones con traición. He escuchado a gente, sobretodo joven, decir, con una mezcla, no estoy seguro, si de cinismo, pragmatismo o hiperrealismo político, completamente pos político, eso sí, que “hay que votar al PP para sacar a los socialistas del gobierno”. Este es uno de las taras del bipartidismo. Acá al igual que allá no será la derecha la que gane, sino el gobierno el que perderá.
En efecto, uno de los datos más escabrosos y preocupantes es el trasvasije de votos del “SOE”-así la llaman antiguos como Rubalcaba- directo a la derecha. Catalunya es un ejemplo siniestro: el tradicional “cordón rojo”-construido sobre la base de la migración interna de España, principalmente procedente de Andalucía y Extremadura- no sólo se contentó con teñirse de azul -casi negro- sino que se vistió sin escrúpulos de la intolerancia xenófoba. Fue mucha la votación que se fue con “Plataforma per Catalunya” (PXC) un grupúsculo políticamente oportunista y miope, y abiertamente xenófobo con un programa calcado a la ultra derecha francesa de Le Pen, cuyo único fin es el rechazo a la inmigración.
Ahora bien, la misma noche de la crónica de la derrota anunciada del “SOE”, Zapatero compareció, con su poco fiable seriedad y sobreactuada serenidad, ante los medios de comunicación para interpretar el desastroso resultado obtenido; entre las formalidades y saludos de rigor, señaló que los españoles han expresado su malestar y que era razonable que el PSOE recibiera su castigo en las urnas, “que lo asumían y aceptaban y que a partir de ahora la obligación del gobierno era ejercer las funciones que los ciudadanos les han encomendado”. ¡Faltaría más! Y, por si fuera poco, que “continuaría con las reformas que España necesita” Juzguen ustedes mismos.
Autismo, cinismo o estupidez. En cualquier evento es evidente, como dice Joaquín Sabina, “El Bob Dylan de Tirso de Molina”, que “éste no es el Zapatero que retiró las tropas de Iraq”. El poder corrompe.
Sin ir más lejos, tan solo unas horas después, el insufrible vicesecretario general del PSOE (ZP es el Secretario General) y Ministro de Industria y Fomento, José Blanco, dijo exactamente lo contrario. “Donde dije digo, digo diego”. La única autocrítica que se les ha escuchado señala un argumento, francamente, inverosímil: “no hemos sabido explicar las medidas contra la crisis”.
Cabe señalar que (todos) los más grandes expertos y analistas internacionales, entre ellos varios premios Nobel de economía, el mediático Paul Klugmann incluido (que no tiene nada de ultra) coincidieron en que equivocaba el camino; y más del 80% de la ciudadanía durante todo este tiempo se manifestó en todos los sondeos –serios- contra las medidas adoptadas y su fiabilidad personal.
Todos sus socios neoliberales que aplaudieron sus medidas, hoy poco más de un año después del carpetazo y del bullado giro copernicano de ZP, reconocen que las medidas de austeridad emprendidas en Europa para generar empleo no funcionan, ni funcionaran.
Tal es el caso del premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz; pero si hasta Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE) ha dicho que “la ciudadanía no permitirá que volvamos a gastar el 27% del PIB para salvar los bancos y las instituciones financieras”.
Para ir coronando este proceso post hecatombe del “SOE”,se continúo orgiásticamente con las espurias negociaciones para que las mayorías simples puedan ser gobierno (el plazo se cumple el 11 de junio). Haciendo que “por obra y gracia del espíritu santo” los otrora enemigos irreconciliables, que sólo concedían el insulto y la descalificación, pasen de los guiños de ojos y toda suerte de propuestas in-decentes, coronando las consabidas bajadas de pantalones y las felaciones políticas de rigor.
¿Prostitución o travestismo político?
Declarando sin tapujos ni ambages que son “mortalmente parecidos”, se reparten las diputaciones y alcaldías como cromos o como jugando al Monopoly, invocando una mal entendida gobernabilidad y de una supuesta (in-existente y) resistida representatividad ciudadana.
Todo con tal de gobernar, de mantenerse en el poder, agarrándose a él “con dientes y uñas”. Es que no puede haber nada más sospechoso e indigno que aferrase al poder, al poder, por el poder, con dientes y uñas.
También habido, como es lógico, pasadas de factura y disparos de grueso calibre como el que protagonizó la “zapaterista” ministra Carme Chacón “suicidada” por la “dedocracia” -otro de los lastres del personalismo que Zapatero ha impuesto a su formación- por “el aparato” y “los barones” del “SOE” -que torciéndole la mano a ZP, o más bien, intentado evitar que metiera nuevamente la pata- la “fueron” (fulminaron) sin antes haber ni siquiera llegado, dándole tiempo para despacharse a gusto contra sus verdugos: el “zapaterismo”.
Pero el broche de oro de esta larga resaca lo constituye sin lugar a dudas la Spanish Rovolution que continúa lánguidamente universalizando sus asamblearias “acampadas” (Atenas y Paris), oscilando entre la cooptación anti-sistema y la participación masiva de la ciudadanía de a pie en medio de violentas escaramuzas de desalojo policial con un catastrófico, efecto llamada.
Lo cierto es que “Los Indignados” continúan sacudiendo, quien sabe hasta cuándo, al establishment, cuestionando derechamente a una autista clase política tradicional que naufraga huérfana con su irresponsabilidad y descrédito a cuestas.
E invitándonos, con su protesta pacífica (y amorfa) a reflexionar, cuestionar y disentir del pensamiento único, “una ideología perversa basada en el mercado y nada más que en el mercado”, como no se cansa de repetir Stéphan Hessel.