La Puerta del Sol, el kilómetro Cero de España, ya no es la misma desde el 15 de Mayo. El lugar donde convergen en el subsuelo líneas del metro, trenes de cercanías, y en la superficie se mezclan viandantes, turistas y aventureros con historias personales de nunca acabar, es a partir de ahora punto de referencia de miles de desencantados, de indignados, que sueñan con un futuro mejor.
En esta Puerta del Sol en la que no hace mucho tiempo se encerraba a los que luchaban contra la dictadura hasta “hacerlos cantar” (a la mala por supuesto) y donde un reloj anuncia con sus campanadas la llegada de un Nuevo Año, jóvenes y menos jóvenes se han unido para gritar pacíficamente contra un modelo económico global que hace agua y contra una clase política que no sintoniza con el sentir de los ciudadanos que los ha elegido.
La acampada que comenzó el 15 M en Madrid y que se extendió a más de medio centenar de ciudades españolas y que ha provocado movilizaciones en Europa y América ha calado hondo no solo en aquellos que la convocaron y en quienes se trasladaron con carpas, sacos de dormir e incluso con computadoras hasta el sitio elegido para hacer oír sus quejas y elaborar propuestas.
Ciudadanos que nunca se han implicado en política y que han sido golpeados por la falta de trabajo, por ajustes en su economía que los ha empobrecido o que han perdido su casa o están a punto de dejarla a merced de los bancos porque no pueden pagar la hipoteca, también se han sumado a la protesta.
Ni las arengas en contra de “comentaristas” a sueldo que definían a los indignados como “agresivos, adictos al alcohol y a las juergas, y de estar al servicio de los comunistas”, como tampoco las presiones de los políticos conservadores al Gobierno para que expulsaran por la fuerza a los acampados “que atentaban contra el proceso electoral” del pasado domingo, hicieron mella en el entusiasmo de los manifestantes.
Ahora, cuando se conocen los resultados de las elecciones municipales y autonómicas, con la confirmación del batacazo de los socialistas, los protagonistas de este movimiento que comenzó llamándose ¡Democracia Real, Ya! y que ahora ha derivado en MOVIMIENTO 15 M, han dado a conocer un listado de medidas aprobadas en Asamblea que consideran esenciales para la regeneración del sistema político y económico.
Las propuestas de los “indignados” se resumen en 8 grandes apartados:
Eliminación de los Privilegios de la Clase Política, Medidas urgentes contra el Desempleo, Derecho a Vivienda, Servicios Públicos de Calidad, Control de las Entidades Bancarias, Fiscalidad ( con énfasis en el aumento impositivo a las grandes fortunas),Libertades Ciudadanas y Democracia Participativa y Reducción del Gasto Militar;
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En este pliego de propuestas hay algunas de gran calado popular. Otras, de aplicarse, se traducirían en una importante reducción en el gasto público. Por ejemplo, Eliminar el Senado, Eliminar la Pensión Vitalicia de diputados y senadores o reducir el número de diplomáticos,
Las reivindicaciones adoptadas en Asamblea se difunden por las redes sociales.Las mismas que han jugado un papel crucial en estas ocupaciones de lugares públicos y las movilizaciones posteriores que han dejado a la clase política desconcertada.
El 30 de mayo, cuando se cumplan 15 días del comienzo de esta rebelión de los sin casa, sin trabajo, sin expectativas, sin futuro, el Movimiento 15 M tendrá una nueva prueba de fuego.
Y los políticos tendrán que mirar a la cara a los ciudadanos de a pie y no hacerlo sólo cuando les piden el voto.