El debate sobre la reforma educacional que el actual gobierno tiene que llevar a cabo, sí o sí, debe estar centrado en lo más importante y trascendental.La calidad de educación que los profesores entregan diariamente a sus pupilos en el aula, el resto es simplemente irse por las ramas, para seguir discutiendo más de lo mismo.
La eterna disputa sobre libertad y derecho a la educación, es por lo pronto, innecesaria toda vez que en ningún caso está en peligro ninguna de las dos. El actual gobierno protege ambas, no podría ser de otra manera, ya que lo que se busca y se requiere con suma urgencia, es mejorar la educación pública.
Un estado docente, en el pasado hizo posible levantar el país y conformar una enorme clase media ilustrada, que pudo acceder a la educación primaria, secundaria y universitaria porque era totalmente gratuita. La gran diferencia con la actual era la calidad, reconocida y aplaudida en el mundo entero.
Entonces el fantasma de la privatización de los colegios particulares subvencionados, o la compra de sus inmuebles, es simplemente una soberana equivocación o para decirlo de otra forma directa una salida de madre que no tiene respaldo lógico ninguno, menos apoyo político de distintos sectores, con representación parlamentaria, en el actual Congreso donde se tramitarán los proyectos de dicha cartera.
Por consiguiente, lo dije como Presidente de la Comisión de Educación, en su debida oportunidad, junto a mi colega de Antofagasta Felipe Valenzuela H, profesor normalista, abogado y gran legislador, ninguna reforma educacional en Chile, puede hacerse sin el concurso de los profesores, en otras palabras quienes tienen la voz cantante, en esta materia son los maestros, a los que debemos tener como interlocutores válidos.
Seamos consecuentes, realistas, por alguna vez honestos. La educación pública o la particular subvencionada, poco se diferencian en calidad, ambas compiten en resultados insatisfactorios, que dejan mucho que desear.Al menos eso es lo que muestran, todas las mediciones serias que sobre el tema se han elaborados por distintas Universidades y centros de estudios como 2020 dedicados, por décadas, al diagnostico de esta enfermedad endémica que tenemos en este campo.
Es cierto que la segregación de los estudiantes de enseñanza básica y media comienza por la selección y el copago, no es menos cierto que además se suma el lucro desenfrenado de la mayoría de estos centros de estudio, pero lo más repudiable e impresentable, es que todo esto está prohibido, al menos en la educación superior, en la Constitución de Pinochet, que se realice con dineros que el Estado provee para tales fines.
La voz de pueblo hay que escucharla Ministro, existe legítima inquietud cuando se mandan males señales o estas son distorsionadas por sostenedores interesados que pueden ver afectados sus pingues ganancias. Lo primero que tiene que aclarar categórica y definitivamente, es que el gobierno no está interesado en adquirir bienes inmuebles, por el contrario fortalecer la educación pública municipalizada y particular subvencionada, en tanto y cuando mejoren sustancialmente la enseñanza aprendizaje.
La des-municipalización es una de las exigencias del Colegios de Profesores, porque desde que se aplicó en Dictadura, fue un rotundo fracaso. Todos los municipios están desfinanciados, y por más recursos que se le inyecten no mejorará la calidad. Lo mismo sucede con los maestros los que no tienen valorización profesional en la sociedad, por sus bajas rentas o por la mala preparación que les dan en las Universidades.
Poco ayuda, la inconducente polémica que erróneamente se planteó, peor aún las desafortunadas frases salidas de libreto, que han caído mal, alejándonos del mandato soberano del voto popular, que hizo posible el enorme respaldo a la Sra. Michelle Bachelet, cuyo principal objetivo, no el único , es entregar al país una reforma educacional consensuada y mayoritariamente aprobada para las próximas generaciones.
El Ministro, lo dijo para aclarar las cosas de una vez por todas. Reafirmó uno de los principios claves, del proceso. Queremos una educación inclusiva. Donde todos y todas puedan aspirar a más y mejor, donde la raza, color, apellido, lugar, y su condición socioeconómica, no sea un impedimento para ingresar a un determinado colegio.Donde todos los establecimientos públicos sean y deben serlo de excelencia, para no reunir a los mejores estudiantes en un estanco separado o en un determinado colegio, como si el resto fuera de segunda o tercera selección.
Nivelar a todos para arriba y no solo algunos pocos privilegiados, es el fin último de la reforma, para terminar con la mancha negra de ser el país más clasista de América Latina.
Lo que existe hoy en día no aguanta más. La lucha de los estudiantes, padres y apoderados, profesores, y la sociedad en su conjunto, lejos de los partidos políticos, que no se olviden está centrada en educación de calidad y gratuita.
Ese fue el grito que conmovió a un país entero, que lo sacó de su modorra, los hizo movilizarse, y Pensar Chile, a costa de muchos sacrificios, inclusive quedar repitiendo de curso a raíz de las paralizaciones y marchas estudiantiles.
Saludo la iniciativa de incluir en el equipo ministerial, como refuerzo, en el segundo tiempo, al secretario ejecutivo, Andrés Palma, ex colega diputado, un economista de vasta experiencia política, sobre todo en el parlamento donde se tramitan las leyes, que necesitará de su muñeca y habilidad para convencer y no vencer, debido a una mayoría, circunstancial, ya que se trata de un cambio profundo e histórico en esta materia.
Como dato de referencia, con él me tocó, solucionar la larga huelga de los profesores, en el gobierno de Eduardo Frei, Ruiz Tagle. La que al final se firmó en las Comisiones de Educación y Hacienda, tras un acuerdo que dejó satisfecho a las partes, su experiencia sobre ambos temas, es sobresaliente.
Solo hay algo que intranquiliza, por la naturaleza del ministerio, sin desmedro de las capacidades de ambos personeros, que no puedo dejar de señalar, muchos economistas y pocos o nada de profesores.