En el día de ayer, el congreso aprobó la ley de Kinder obligatorio para todos los niños y niñas de Chile, lo que se hará efectivo a partir de 2015. Sin duda este es un gran avance para la educación de nuestro país, pero esta medida requiere también ampliar la cantidad de educadores y técnicos en párvulos, y por sobre todo, la calidad de la formación profesional que éstos reciben.
Sin embargo, no todo está en lo académico, puesto que estos profesionales aportan con mucho más que su conocimiento, lo que permite el desarrollo integral de los niños.
Algunos llegan de pocos meses, otros de 2, 3 y hasta 5 años, pero todos son acogidos por los brazos cariñosos y contenedores de sus educadores, que no sólo les enseñan las habilidades básicas para la vida, sino que les brindan una seguridad emocional clave para su futuro.
Ellos los tranquilizan cuando tienen pena por separarse de los papás, con su calidez y sabiduría les van mostrando el mundo que los espera afuera y lo que es más importante, día a día les van entregando las primeras herramientas para enfrentar ese mundo.
Hoy, en la celebración del día de los educadores de párvulos, queremos detenernos por un momento a darles las gracias, a recordarles a quienes estén leyendo estas líneas, que son ellos quienes les enseñaron a contar a los que hoy son grandes ingenieros, les enseñaron las primeras letras y leyeron los primeros cuentos a nuestros escritores, le mostraron los colores a los artistas, en fin.
El rol de estos profesionales es clave en la formación de los niños y niñas de Chile y muchas veces pasa inadvertido en medio de la discusión sobre educación superior, calidad, financiamiento, y tantos otros temas que sí son importantes ¡qué duda cabe!, pero que no nos pueden hacer olvidar que es en los primeros años donde los niños aprenden exponencialmente lo que se les va enseñando, donde absorben una gran cantidad de conocimientos, y que tal vez sea en esos primeros años donde debamos poner el foco para emparejar la cancha si queremos terminar con la desigualdad.
Gracias por el amor y profesionalismo con que día a día hacen su trabajo, por las capacitaciones para hacerlo mejor, en fin, por el aporte fundamental para que la ya tan discutida educación sea realmente de calidad.