Hablar de responsabilidad social en la formación de los médicos es un tema actual y de interés, pero no particularmente novedoso, sobre todo porque es un asunto dinámico, que refleja la evolución de las inquietudes sociales, ambientales y económicas de la sociedad.
Responsabilidad social implica no sólo respeto y acatamiento de la legalidad y el cumplimiento de las obligaciones vinculantes, sino también supone en muchas ocasiones ir más allá del cumplimiento estricto de la legislación, así como el reconocimiento de obligaciones no legalmente vinculantes : transparencia, accountability, comportamiento ético, respeto a los derechos humanos.
Lograr que los profesionales médicos, junto con la más alta calidad técnica y ética, desarrollen los principios de responsabilidad social, está principalmente en manos de las universidades responsables de su formación.
Una institución académica que aborda sus actividades, ejerciendo esta responsabilidad, maximiza su contribución al desarrollo sustentable. Las facultades de medicina condicionan al sistema de salud tanto como éste las condiciona a ellas, por lo que las diferentes organizaciones, públicas y privadas del área de la salud que participan en la formación de los médicos también deben sumarse a los mismos principios que las instituciones académicas en cumplir con las premisas básicas de responsabilidad social.
Asimismo, es necesario que los responsables de la formación de estos profesionales no sólo estén lo más cerca posible del médico, sino de la ciudadanía en general y conozcan las obligaciones del ejercicio profesional en los detalles más operativos y particulares, que son lo que primero percibe el ciudadano.
Los principios de responsabilidad social debieran estar incorporados en las competencias de la formación del médico dado el impacto que sus decisiones y actividades ocasionan en su entorno y la sociedad.
Si esto no es así, el médico estará alejado de los requerimientos sociales y posiblemente, más cercano a intereses corporativos.