A la luz de las ya recurrentes discusiones acerca del Lucro en la Educación y la infinidad de argumentos que han aparecido tanto a favor como en contra, el hecho cierto es que al menos en cuanto a la compra-venta de instituciones de Educación Superior, no hay ningún aspecto académico (mucho menos que involucre la calidad siquiera como una variable a considerar) que respalde la transacción, sino sólo se logra vislumbrar lo financiero.
El suspendido Ministro manifestó en un programa de televisión dominical que lo que él había observado era la transacción de las inmobiliarias asociadas a algunas universidades, mas no la compra-venta de las mismas.
Sobre esto quisiera recordar la compra del Instituto AIEP y del Instituto Profesional Escuela Moderna de Música por parte del grupo económico que alberga entre otras a la Universidad Nacional Andrés Bello y la compra de la Universidad Tecnológica Vicente Pérez Rosales por parte de INACAP, sólo por nombrar algunas de las más visibles transacciones.
En ambos casos, por cierto se traspasaron las inmobiliarias respectivas, pero también los alumnos existentes, los profesores, el personal administrativo los registros de alumnos antiguos, etc.
En el caso del Instituto AIEP y de la Escuela Moderna de Música, se han mantenido los nombres de las instituciones primigenias, pero la administración central de las mismas se transó en sumas de dinero seguramente muy abultadas.
El caso de la Universidad Tecnológica Vicente Pérez Rosales fue más particular. El Instituto Nacional de Capacitación INACAP transformado en Instituto Profesional quiso ser universidad y en vez de recorrer los años requeridos por la legislación vigente antes de dar ese tremendo paso, simplemente compró una universidad ya autónoma.
Con esto, de un día para otro INACAP se transformó en la Universidad Tecnológica de Chile, la más grande de nuestro país y con sedes en todo el territorio, pero con las carreras de carácter universitario de la institución anterior (Ingeniería Civil en Sonido y Acústica y un par de pedagogías).
Estos ejemplos desacreditan los dichos del Ministro en cuanto la que las transacciones financieras sólo se hubieren hecho sobre los inmuebles.
No voy a hacer juicios de valor sobre los que creen que estas prácticas son buenas y contribuyen al crecimiento económico, a la calidad, al libre mercado, etc., etc. Para mí son simplemente muy malas estas prácticas.
Pero sin entrar al asunto de fondo, quería recordar este par de ejemplos olvidados y que dan cuenta de una realidad que nunca fue comentada por nadie en los medios cuando sucedieron, seguramente porque (en todos los sectores) los tejados de vidrio abundan en este tipo de discusiones.