Ni siquiera el prolífico prosista, ex controlador del principal grupo de retailers o supermercados, es capaz de defender la colusión; lo que él hace es echarle la culpa al gobierno de desprestigiar a los empresarios, nada sobre el fondo del asunto.
El capitalismo en el 2016 es el sistema que ordena y manda a nivel planetario. Con los cubanos creando un segmento de la economía en manos privadas, que hoy aportan al 20% de la economía, no existe proyecto de economía estatal única, base de los socialismos conocidos. La oferta y la demanda, base de la economía de Adam Smith, se impone a nivel global. La pregunta entonces es si ¿existe la posibilidad real, de la libertad en los mercados?
A la luz de los hechos en Chile, esto tiene interpretaciones. Como dijo el gerente de Pullman Bus en sus descargos ante el Tribunal de Libre Competencia- TDLC- de “ponerse de acuerdo para poder trabajar en armonía” o que la libre competencia “es para el resto, pero no para mí”, declaración del dueño de Agrosuper. Así no funciona la libre competencia. La teoría económica capitalista no permite la existencia de “agentes económicos que puedan ejercer poder de mercado sobre otros”.
Pero esta es la teoría, la práctica en éste último lugar del mundo, es distinta.
Hace ya mucho tiempo que la norma chilena es que el pescado más grande se coma al pequeño.Y esto es considerado lícito. Esto ha permitido una concentración de la economía, única en el planeta. Según los últimos datos del S.I.I., las ventas por tamaño de empresas formalizadas es la siguiente:
Mipyme: 881.857 empresas micro, pequeñas o medianas participan del 14,6% de las ventas totales de bienes y servicios del país
Grandes: 11.912 grandes empresas participan del 15,8% de las ventas totales de bienes y servicios del país
Mega: 2.067 mega empresas originan el 69,6% de las ventas totales de bienes y servicios del país.
Las cifras señaladas precedentemente indican el grado de inmensa concentración de la economía chilena. Para que ello ocurriera, en Chile sucedieron distintos hechos que lo permitieron. El primero y principal es que las 2.067 empresas que han capturado casi el 70% de los mercados son, en su inmensa mayoría, empresas que cotizan acciones en el IPSA o subsidiarias de una empresa que, sí lo hace, y eso significa conseguir crédito a cero costo a través de los fondos de las AFP de los trabajadores chilenos.
Pero no bastaba tener plata gratis, se necesitaba trabajar la plata, producir y que la gente consumiera. Para aumentar el consumo existen dos formas principales: aumento y mejora de las condiciones de vida de los asalariados (Estados de bienestar europeos) o aumentar el crédito para el consumo. En Chile se optó, extremando esta última. Teniendo plata y clientes, necesito distribuidores dispuestos a concentrar.
Los supermercados han sido la herramienta para la colusión y son parte integral del modelo creado. Esto está en la base de la denuncia última de la FNE, al involucrar a las tres principales cadenas con los 3 productores de carne fresca de pollo. De lo señalado, queda claro que sólo hemos conocido algunos episodios de la colusión, pero todo nos hace suponer que el resto de los bienes y servicios, que más se consumen, sean parte de este modelo de negocios para la colusión y la concentración.
Ejemplos de colusión investigados o denunciados en la FNE han sido: el mercado farmacéutico, los planes de la Isapres, el mercado de los fertilizantes, los mercados del pan y de la uva, la telefonía celular y las líneas aéreas, según un estudio de FLACSO del 2009. Es evidente para cualquier chileno o chilena que compra con tarjeta en cualquiera de los retailers o supermercados que algo pasa con los tallarines (las 3 marcas más compradas son de un mismo fabricante), igual cosa con los chocolates, los detergentes, los aceites y los fiambres. En mi opinión este es el modelo de negocios que les ha permitido concentrar, sin el no hubiera sido posible.
En la economía global de hoy, capitalista sin contrapesos, el mercado debe funcionar libre, sin concentraciones o integraciones verticales de sectores productivos de bienes o servicios. En Chile se instaló una economía de mercado, extremadamente conservadora y ortodoxa.
Han tratado de disfrazar lo que hay, agregando la palabra social, para equiparar nuestro peculiar modelo, al alemán o francés o al de las socialdemocracias del norte de Europa. Pero eso na’ que ver como se decía hace algunos años.
En primer lugar, sigue siendo sólo el crecimiento económico el índice aceptado, lo demás no cuenta; la intervención pública en defensa de los consumidores entregada al SERNAC en dónde después de escándalos cómo el de La Polar, los cortes de agua o luz, se empieza a discutir de darle mayores atribuciones.
Recién el 2013 se dotó a la FNE para utilizar métodos como las escuchas o la delación compensada para avanzar en las investigaciones. En el Parlamento todavía se discute si merecen penas de prisión quienes caen en prácticas de colusión y finalmente el rol subsidiario del Estado, consagrado constitucionalmente, que impide una mayor presencia de éste en la economía.Categóricamente en Chile no existe economía social de mercado.
La colusión en los mercados afecta a los consumidores principalmente, pero además al restringir y concentrar en pocos actores quienes producen los bienes o servicios y la distribución de los mismos, afecta a los sectores de la economía real, la de las empresas, a los Mipymes y trabajadores independientes que son los más débiles.
Característica principal de las economías sociales de mercado es la ampliación, otros hablan de la democratización en la generación de la riqueza. Eso significa una amplia y diversificada red de Pymes o empresas autónomas que participan en porcentajes mayoritarios en sus mercados nacionales y en las exportaciones. Eso de acuerdo a los números expuestos, no sucede en Chile.
Pero existe una excepción: las cifras señaladas corresponden al total de los bienes o servicios vendidos en el país. Sin embargo, la participación de las EMT (Mipyme y trabajadores independientes o autónomos) en el Mercado Público aumenta más de 4 veces y llega al 59% de los montos transados, según el portal de las compras públicas ChileCompra. Destaca principalmente el porcentaje de las micro y pequeñas empresas con el 44% del total, bien distinto al 8% del conjunto de las compras chilenas.
¿Qué es distinto en el mercado de las compras públicas, que mejoran la participación y por tanto la competitividad de las empresas menores? Aunque, sin ser perfecto, es un mercado infinitamente más transparente que el abierto, con reglas del juego claras, con protocolos establecidos para denunciar eventuales faltas; se conocen los competidores, las adjudicaciones son públicas o sea pueden ser conocidas por los participantes.
Existe un esfuerzo por mejorar generando en su Consejo la interacción con los representantes gremiales para, a través del diálogo, mejorar y perfeccionar el sistema. Sin duda que la transparencia de los mercados favorece la competitividad de los pequeños.Es necesario que los mercados dejen de ser opacos, y lo son, pues existen la colusión y la monopolización.
En Estados Unidos, sin duda la economía más abierta del planeta, campeones del libre mercado, para que éste exista impone restricciones a la participación de monopolios en la venta de bienes y servicios, limita las integraciones verticales u horizontales, regula el descuento por volumen, no acepta la integración de lo financiero con la distribución de productos (el dinero plástico es de los bancos, no de las cadenas de distribución), entre otras mucha regulaciones, que aquí son consideradas un pecado mortal.
¿Es posible cambiar? Por supuesto, pero lo dejamos para la siguiente columna.