Me encontraba fuera del país revisando noticias nacionales cuando me encontré con algo que me llamó mucho la atención: El encuentro Enamype 2015 sería organizado por un conocido Banco junto a una institución privada -que a mi parecer-, no es representativa del sector micro empresarial.
Me dio rabia, “me piqué”, no lo niego. Y es que teniendo una preocupación por el abandono que han tenido los microempresarios, me pareció que la alianza efectuada para llevar a cabo una actividad en donde se analizarían los problemas que afectan a este sector fue como mezclar agua con aceite.
Y peor aún, justo un tiempo antes, se había informado que las grandes empresas habían aumentado el plazo de pago en forma significativa producto de la desaceleración económica, CASI una burla para los principales protagonistas de un encuentro elaborado para solucionar las dificultades de su sector.
Pero bueno, para rematar mi impotencia, al leer sobre este evento, me enteré que el lugar en el que se desarrollaría la cita sería un conocido centro de eventos en Vitacura, un lugar “muy característico del sector micro empresarial”. Cuando supe de ello, recordé a mi padre, quien nació obrero y murió como gran empresario, pero en sus inicios JAMÁS hubiese pisado este sitio para discutir temas importantes para sus representantes.
Haber efectuado el Encuentro Nacional de la Micro y Pequeña Empresa en este centro de eventos equivale casi a realizar un Cónclave papal en una sede masona, el lugar no fue el adecuado, como decimos en Chile, “fue como ver a un chancho en misa”.
La organización de esta actividad debió estar de la mano del ministerio de Economía en el consejo de pequeñas y medianas empresas, puesto que está conformado principalmente por todos los actores representantes del sector, incluso, Corfo y Banco Estado son parte de esta instancia.
Después de haber operado más de un año en este consejo, debo decir que ya se tiene un diagnóstico claro de las “enfermedades” que se deben tratar, sólo falta un especialista que realice el tratamiento adecuado para “curar” estos problemas.
De acuerdo a este tema, hay algunos antecedentes que hacen que esto sea más doloroso, hubo períodos en los que la producción generada por las mipymes representaban el 20% del PIB, hoy, ese porcentaje no alcanza el 11% en nuestro país, mientras que en otras economías este sector es y ha sido parte importante en la contribución al desarrollo y la justicia social.
Es por esto, que me importa y me molesta que no se esté trabajando con los actores correspondientes en los temas relacionados con las micro y pequeñas empresas si queremos avanzar en estas materias, tiene que existir una coherencia entre los participantes.
Algo similar ocurre incluso en el mundo laboral de nuestro país, ya que hay 59 Universidades de las que año tras año salen nuevos profesionales, pero el mercado no siempre tiene la demanda suficiente para ellos o simplemente existe una saturación en algunas ramas. Esto refleja una falla en la creación de actividades económicas de conocimiento cuyo objetivo radique en absorber esta mano de obra calificada.
Antes de finalizar, me gustaría compartir con ustedes la idea central de un artículo elaborado por un padre jesuita, quien mencionaba entre sus líneas que muchos discuten de la pobreza en el living de sus casas, con calefacción y un whisky en la mano. Esa misma imagen es la que veo actualmente en la discusión y los proyectos que se tienen para las Mipymes, pues muchos comentan sobre lo que es mejor y en qué se debe trabajar para fortalecer al sector, pero quienes debaten sobre ello, son ajenos al origen de estos.
Sinceramente espero que en próximas oportunidades los microempresarios trabajen junto a entidades que realmente los representen y conozcan sus demandas, pues del modo contrario, seguiremos viendo varios chanchos en misa.