Un análisis equilibrado de los resultados de la CASEN 2013, nos indicaría que obtuvimos tres tipos de información, todas muy importantes para determinar los objetivos de las políticas públicas en el área social en los próximos años.
El primer grupo corresponde a las buenas noticias y aquí debemos incluir que de acuerdo a la metodología con que históricamente se ha realizado esta encuesta y que corresponde a la misma metodología que usa la CEPAL para medir la pobreza en América Latina, el porcentaje de pobres disminuyó significativamente alcanzando el 7,8%, cifra que nos ubica en un muy buen lugar en el continente. Para medirnos con respecto al resto de América Latina este es el valor destacable.También la indigencia muestra una caída a 2,5%.
Seguramente existirán muchos críticos a estas cifras pero cuando en 1988 se decía 40 de cada cien chilenos son pobres se acudía a este indicador, hoy podemos señalar que sólo 8 de cada 100 chilenos son actualmente pobres y tres de cada 100 son extremadamente pobres.
Resulta evidente que este avance es posible por el crecimiento económico y por la calidad en el diseño e implementación de las políticas públicas por parte del Estado.
El segundo grupo corresponde a nuevas formas de medir pobreza ya no sólo referido a los ingresos como en el caso anterior sino que incorporando otras dimensiones de la vida cotidiana, como las carencias en salud, educación, trabajo y vivienda que inciden en una mejor calidad de vida. El índice que mide la pobreza multidimensional.
Esta era una antigua demanda en particular de los grupos académicos, políticos y de la sociedad civil en general, que ponía el énfasis en el reduccionismo que significaba medir la pobreza sólo a través de una canasta básica y de los ingresos para adquirirla.
Como se podía esperar, en este caso la pobreza aumenta y alcanza en cifras 2013 a un 20,4% de la población, casi tres veces superior a la medición histórica por ingresos; dada la cantidad de información que esta nueva medición debe entregar, seguramente va a dar para varios meses de novedades y será extremadamente útil para las políticas públicas sectoriales y su quehacer venidero.
El tercer grupo de malas noticias, quizás también esperado se refiere al nulo avance desde 1990 a 2013, respecto a mejoras en la distribución de la riqueza, Chile sigue siendo uno de los países más inequitativos del mundo. La CASEN 2013 no trae ninguna noticia positiva en este tema.
Las noticias positivas en esta área se produjeron durante el 2014 y éste 2015, se refieren a:
1.- La reforma tributaria – que pudo ser mejor- y que entrega más recursos al Estado y en particular al sector educación, pero además sigue cerrando espacios por donde los ingresos más altos eludían el pago de tributos.
2.- La reforma de la Educación que pone término a un sistema que iniciado en 1979, se mostró como eminentemente segregacionista, inequitativo en oportunidades y con una lógica mercantil perversa para cualquier modelo educativo.
3.- La reforma laboral viene también a modificar graves situaciones que atentan contra una sana y más equilibrada relación entre factores y que aportará en la dirección de mejorar calidad de vida de las personas a través del trabajo.
Sin duda que el programa de la Presidenta Bachelet fue muy acertivo a la hora de proponer las modificaciones necesarias a un modelo socio económico que como lo demuestra la CASEN 2013 no ha sido capaz de transformar los beneficios económicos junto con derrotar la pobreza, en mejorar la calidad de vida de todos los chilenos.
Lo que el país espera ahora es que la próxima medición de vulnerabilidad nos entregue avances en equidad y calidad de vida, para ello es necesario continuar con el proceso de reformas iniciado en este gobierno.