El precio al que ha llegado actualmente el dólar es algo que ha tomado por sorpresa a muchos economistas, pues creo no equivocarme al decir que la mayoría de ellos no pensaron que el valor de la divisa extranjera pudiese alcanzar los 600 pesos chilenos, esto, considerando que durante largo tiempo anotó sus niveles más bajos.
En reiteradas ocasiones, muchos hablan sobre cosas de las que creen imposibles.Esto mismo, ha pasado con el valor del dólar, pues no tengo recuerdos de haber leído hace un año a algún economista que vaticinara esta situación.
Al parecer, en asuntos de pronósticos estamos acostumbrados a lapidar más a los meteorólogos que a especialistas financieros, nos molesta más cuando nos dejan con el paraguas en la mano, que no nos preparen para enfrentar una realidad económica de la que todos formamos parte.
Pese a que este contexto tiene felices a quienes forman parte de la industria nacional exportadora y preocupados a los importadores y consumidores, creo que nosotros tenemos que estar preparados para todo, pues tal como la ciencia lo explica, todo lo que sube tiene que bajar, un día podemos estar en la cima y después en el piso.
Supongo que es de conocimiento general la situación por la que atraviesa el ex futbolista Iván Zamorano luego de que las deudas de sus empresas aumentaran significativamente y alcanzaran una cifra superior a los 2.100 millones de pesos. Este hecho nos demuestra lo complejo que es ser empresario, puesto que es una decisión de alto riesgo, en la que uno puede perder o ganar, pero como siempre he manifestado, lo esencial es que sepamos levantarnos.
Ahora que el dólar ha ascendido, todos apuestan por negocios vinculados a economías en la que uno puede exportar, pero cuando su valor era bajo, generaba una desconfianza general en el mundo económico. Algo similar ocurre en el mundo empresarial, cuando logramos grandes cosas, recibimos el aplauso de muchos, pero en los momentos de “los que hubo”, prefieren darnos la espalda, por lo mismo, tenemos que saber cómo ponernos de pie nuevamente.
En este sentido, hay una serie de lecciones que los empresarios podemos aprender del mundo animal. Por ejemplo: de acuerdo a lo planteado por científicos, la abeja no reúne las condiciones físicas necesarias para poder volar, pero sin embargo lo hace y se caracteriza por ello.
A lo largo de mi experiencia, recuerdo que muchos empresarios han intentado “volar” y no les resulta, así como también a otros les han dicho que sus ideas o propósitos no funcionarán y ocurre lo contrario. Es por ello que debemos aprender de este insecto, que pese a los pronósticos dados por especialistas en el tema demostraron que sí se puede.
A veces podemos estar arriba aunque nadie crea en nosotros, a veces nos puede ir bien u otras veces mal, pero lo importante, es que sepamos sobrellevar estos cambios.
Muy bien lo decía Albert Einstein al plantear, “hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad” y es esto lo que necesitamos muchos de nosotros en tiempos buenos o difíciles, tener la VOLUNTAD de generar cambios aún cuando nadie crea en nosotros, aún cuando nadie crea en lo lejos que podemos llegar.
Así como los meteorólogos – aunque no siempre acierten- alertan a la población sobre el mal tiempo, yo hago lo mismo pero con quienes formamos parte del mundo empresarial.
Recordemos que cuando volamos alto, el porrazo puede ser más fuerte, por lo mismo, invito a tomarnos este “veranito de San Juan” – que el precio del dólar brinda a los exportadores- del modo más tranquilo posible, pues de seguro, ninguno quiere salir con rasmillones.