Hay cosas que últimamente me están preocupando bastante, y es que al parecer, muchas autoridades de nuestro país están siendo afectadas por el mal de Alzheimer. Pese a que este es mundialmente reconocido como una enfermedad irreversible, en Chile se da la casualidad de que quienes la padecen sólo sufren un efecto temporal.
Durante los últimos días, he sido testigo de declaraciones provenientes de algunos ex ministros de Hacienda, quienes manifiestan que la caída de la actividad económica es producto de las reformas presentadas por el actual gobierno.
Si mi memoria no falla – y espero no lo haga pronto- en cierta oportunidad, uno de ellos definió la inversión como un proceso de lenta maduración, es decir: invierto hoy para tener resultados a mediano o largo plazo. En este sentido, sería congruente deducir que las inversiones realizadas hace dos o tres años para el continuo crecimiento de nuestro país no se ejecutaron de modo correcto.
Hace poco, un ex secretario de Estado definía al actual valor de la divisa extranjera ($576) como “saludable”. Ante ello, me surge una duda. Durante otros períodos, el valor del dólar estuvo durante un largo tiempo rondando los 450 pesos chilenos, si actualmente la cifra parece conveniente ¿entonces el costo durante otra administración era mortal? Hay cosas que simplemente no logro entender.
Siguiendo con el listado de ejemplos – que espero contribuyan a los problemas de memoria de algunas autoridades- debo decir que los ex titulares de la cartera de Hacienda al parecer no recuerdan que el precio de la energía fue bastante alta durante sus mandatos y que además, no vimos muchos resultados en esa área. En esta línea, cabe destacar que tuvimos una tasa de interés elevada, lo que finalmente generó una pérdida importante de competitividad.
Ya en 2013 el crecimiento iba en picada, pues en diciembre de 2013 la economía exhibió un crecimiento de 2,6%, la cifra más baja durante la era Piñera. Ante ello, creo que no podemos asignar esta responsabilidad sólo a las iniciativas que se han presentado, puesto que con o sin reforma el país enfrentará una atmósfera de desaceleración.
“El que esté libre de pecado, que lance la primera piedra”. Con esta popular expresión quiero dejar en manifiesto que todos los actores de la economía somos partícipes de la evolución del país por ello no nos debemos “tirar la pelota” unos con otros, lo mejor simplemente se basa en reconocer qué hicimos bien y en qué nos equivocamos.
Teniendo este panorama en consideración, he llegado a la conclusión de que si fuese ex ministro haría el mérito de dar algunos consejos. Por ejemplo, no debemos olvidar que frente a las crisis aumentan los trabajadores independientes, quienes finalmente se terminan transformando en exitosos empresarios. Si nosotros les otorgamos el apoyo necesario, obtendremos una masa de nuevos emprendedores que nacieron por NECESIDAD frente a una crisis.
Como dice el dicho, “no siempre tenemos que ver el vaso medio vacío“, nuestra gran responsabilidad ante este tipo de escenarios radica esencialmente en ver cómo nos podemos sobreponer a ellos o sacar algo provechoso de ello.
Mientras muchos prefieren adoptar una postura negativa ante el actual y próximo escenario económico del país, yo prefiero apostar por abrir el debate hacia la industrialización de Chile, pues los futuros desafíos de la actual administración deben estar indudablemente dirigidos a la creación de políticas públicas que reactiven el sector manufacturero.
Y bueno, de “pasadita” quizás podemos incluir un plan de salud que ayude a quienes sufren de Alzheimer, hay muchos en lista de espera.