Cada semana estamos más temerosos en relación a nuestros vecinos trasandinos. Y es que no sabemos con qué nueva medida van a salirnos esta vez, con el objetivo de “proteger” su economía.
Es claro que están pasando por una fuerte crisis de divisas y que la sustitución de sus importaciones ya es un hecho, el cual hemos tenido que saber sobrellevar los exportadores nacionales, apelando a la labor que ProChile pueda cumplir en Argentina para interceder por nosotros antes los obstáculos al Comercio Exterior.
Hace unos días, por si fueran escasas las trabas que se nos han impuesto para vender nuestros productos, el gobierno de Cristina Fernández soberbiamente tomó la decisión unilateral de desahuciar el Acuerdo de Doble Tributación que se mantenía con nuestro país desde 1976, argumentando que se prestaba para evasión, casi pretendiendo que pueden sobrevivir aislados.
Lo que parece una muestra más de que las medidas que toma el país trasandino son desesperadas y al final les resultan adversas por no ser bien reflexionadas. El Acuerdo de Doble Tributación, que estará vigente sólo hasta el 31 de diciembre de este año, exime de impuestos a chilenos y argentinos que invierten en el país vecino según corresponda, y que ya pagan tributos en su nación.
Me declaro absolutamente de acuerdo con el embajador Zaldívar, quien mostró su preocupación y declaró que el desahucio era negativo para las inversiones chilenas y perjudicial para la integración.
Sin embargo, hay que convenir en que como comentaron por ahí, es un verdadero “autogol”, ya que desde el 1 de enero de 2013, si no se renegocia un nuevo Acuerdo, tanto las empresas argentinas como los propios trasandinos deberán pagar impuestos en ambos países por las rentas percibidas.
En tanto, los chilenos podrán hacer valer la Ley de Impuesto a la Renta, a través de la cual se descuentan los impuestos que ya se han pagado en otros países.
Con esta decisión el Gobierno argentino no hace más que apagar el incendio con bencina.
Su economía ya está dañada y con esto resienten la integración, y por ende, la colaboración que puedan prestar los países de la región para evitar una caída como la de Grecia… No queremos una debacle así en América Latina.
Por lo mismo, no es bueno cerrar los ojos. Seguramente esta medida afectará a las empresas chilenas que mantienen sus inversiones allá, principalmente relacionadas con servicios, energía e industria. Argentina es el principal destino de nuestras inversiones directas fuera del país.
Según algunos medios de comunicación, este mercado concentra un 26% de los recursos materializados por empresas chilenas en el exterior durante el período 1990 – diciembre 2011, alcanzando un monto de US$16.284 millones.
Es por ello que resulta importantísimo que en estos seis meses restantes, en los cuales aún estamos bajo el régimen del Acuerdo de Doble Tributación, se alcance a renegociar un nuevo convenio, que esté bajo los estándares de la OECD, que sea satisfactorio para ambos países y que mantenga la buena relación comercial con Argentina.
Nuestros vecinos no pueden seguir pretendiendo ser una isla, deben abrir los ojos y ser conscientes de que necesitan a las demás economías para sobrevivir a esta crisis, sobre todo la relación con Chile, donde la balanza comercial los favorece ampliamente.