Hace tiempo que me preocupa y extraña la acción de la Unión Demócrata Independiente (UDI) respecto del proyecto de ley que modifica la Ley General de Pesca. Leyendo la declaración de principios de la UDI en su sitio Web, en su numeral 15 declara:
“Su propósito (UDI) de avanzar hacia la meta de que Chile sea una nación de propietarios y no de proletarios, extendiendo al máximo las formas de acceso a la propiedad y el número de propietarios. El arraigo social de la propiedad reside en su mayor difusión. Unión Demócrata Independiente postula una economía abierta a la competencia interna y externa donde el mercado sea el asignador preferente aunque no absoluto de los recursos productivos, todo ello dentro de un marco de adecuada defensa de los productores nacionales. Para que el mercado opere efectivamente, el Estado debe impedir las prácticas monopólicas, incluidas especialmente las concertaciones de precios. La Unión Demócrata Independiente destaca la importancia de las pequeñas y medianas empresas, que ellas contribuyen a difundir la actividad empresarial y favorecen significativamente la generación de empleo, objetivos ambos que fortalecen la estabilidad social.”
Sin embargo, en el caso de la Ley de Pesca, la UDI, en forma monolítica apoya entregar, para siempre (cuotas de duración indefinida) y en forma exclusiva, una parte muy importante de los recursos pesqueros de Chile a unas pocas familias para que los exploten, las que se han concertado para cerrar efectivamente la competencia a todo el resto de los chilenos, entre ellos a los pescadores artesanales, pymes pesqueras y medianas empresas.
Además, contrariamente a sus propias objeciones a un sistema abierto de licitaciones, que dice permitirá la entrada de extranjeros a las pesquerías de Chile, en la modificación que apoyan, tampoco le cierran el acceso a los extranjeros, ya que los beneficiados no tienen limitación alguna para vender sus derechos a un comprador cualquiera de China, Uzbekistán o Vanuatu.
Derechos que, bajo la legislación que proponen, serán permanentes y que el Estado de Chile podría rescatar solo mediante expropiación.
Esta dicotomía entre principios y acción, no es extraña en el mundo político y muchas veces pasa desapercibida por falta de información respecto a las declaraciones de principios de los partidos políticos, que normalmente son citados por sus adherentes en forma selectiva.
Por desgracia, la UDI, desde hace probablemente quince o más años, ha dado su apoyo incondicional a las aspiraciones del oligopolio pesquero formado bajo el paraguas de ASIPES Y SONAPESCA, quienes desean tomar propiedad de los derechos de pesca sobre la mayoría de los recursos pesqueros de Chile y, en el proceso, absorber a los pescadores artesanales y empresas medianas.
Si esta política tiene éxito, se puede esperar una concentración aún más aguda de la industria pesquera, la desaparición de los pescadores artesanales de mayor éxito (PYMES por excelencia) y la proletarización de la actividad, todos efectos que van en directa oposición a lo declarado por UDI como su credo y objetivo en política económica.