Grandes y pujantes empresas, dueños de mega construcciones y líderes en los más destacados rubros, nos bombardean a diario con publicidad explicita sobre sus productos, el sólido compromiso con sus clientes y por sobre todo con su inmaculado compromiso social.
Si hasta tienen departamentos especializados que velan por alcanzar la prometida responsabilidad social empresarial (RSE) y hacer real este ítem social, que entre tanta carrera por sumar divisas, queda por decir lo menos, escuálido y en muchos casos se vuelve una mera cortina de humo para mejorar en algo la imagen de gigantes empresariales que si miramos con lupa y detención tienen pies de barro.
No es posible que una empresa que se dice responsable socialmente, entregue como regalo, en un evento corporativo, pelotitas, llaveritos o agendas hechas en China, Indonesia, o más allá, donde a simple vista, hasta el más ingenuo ciudadano de a pie, puede deducir en segundos que este regalito no guarda relación alguna con las cualidades necesarias para ser una empresa socialmente responsable.
Estamos, entonces, en presencia de coherencia cero en muchas empresas, ya que si se presentan con bombos y platillos como “Socialmente Responsable”, lo lógico es pensar que, en todas sus decisiones de inversión o de insumos, la empresa debe ser coherente.
No es aceptable que el departamento de adquisiciones en una empresa con RSE compre diversos regalos corporativos o ciertos insumos, sólo pensando en adecuar presupuestos y en minimizar costos varios, olvidando completamente importantes parámetros como que el producto sea amigable con el medio ambiente, de calidad, que incorpore respeto por la mano de obra involucrada en el proceso de producción y que la compra contribuya al desarrollo armónico de la unidad productiva de la cual provienen los productos que adquiere para obsequiar a sus selectos clientes.
Esto quiere decir que existe una evidente disociación entre el discurso de compromiso RSE y el actuar concreto y cotidiano.
Las empresas con RSE que frecuentemente acceden al pujante mercado de los regalos corporativos en Chile, tienen mucho que aprender, mucho que mejorar y mucho que adecuar ya que son precisamente sus clientes, aquellos que se están inclinando cada vez más por productos cargados de respeto, los mismos que juzgarán en virtud del tipo de regalo o presente que se les entregue en cada oportunidad o evento en que la empresa, con planes RSE, participe o se promocione.
Es aquí, donde el esquema de Comercio Justo y los productos elaborados bajo sus estándares, pueden jugar un rol preponderante y sacar a las empresas RSE del doble discurso en el que se encuentran inmersas.
Vale la pena pensarlo y actuar en consecuencia. Los clientes saben valorar y sobretodo, hoy más que nunca buscan y premian la coherencia en el actuar.