Chile, Bolivia y Argentina concentran en este momento el 85% de la reserva mundial del litio. Este mineral (lithos) fue descubierto en 1817 por Johan Arfredson en Suecia en una mina de petolita.Posteriormente el litio metálico fue obtenido por Bunsen y Matthiesen.
Este mineral pertenece a la familia de los alcalinos.
Es un elemento químico (Li) y es el más liviano de los elementos sólidos. Es blando, de color plateado, de bajo punto de fusión y reactivo. Su estructura electrónica y su carga positiva hacen que sea un mineral muy activo. Está presente en 145 muestras mineralógicas, en salmueras y en agua de mar, en minerales pegmáticos y en arcillas.
Este es un mineral que tiene múltiples usos en grasas lubricantes, vidrios y cerámicas y especialmente en baterías recargables, como las que usamos normalmente en teléfonos celulares, computadores y cámaras recargables, productos cuya cobertura de mercado es amplia y muy ascendente en el mundo y por lo tanto es un mineral que está siendo muy requerido.
Una de las más importantes reservas de este mineral en Chile está en sus salares, principalmente en el norte (Salar de Atacama). El litio es el “oro blanco” de Chile.
La demanda de este mineral se ha duplicado en el mundo y la curva aumenta exponencialmente hacia el futuro, especialmente ante el explosivo crecimiento de la industria de equipos electrónicos y autos híbridos e incluso energía nuclear. Es gracias a este último factor, principalmente, que este mineral quedó excluido de la ley de concesiones a privados en 1981 mediante la Ley 18.097.
La dictadura militar lo consideró “material estratégico” en la fusión nuclear y de ahí, hasta hoy día, sólo el Estado puede explotar las reservas del litio, con la sola excepción (el régimen militar buscó alguna salida privatizadora), de las sociedades constituidas con anterioridad a la norma legal: esto es Soquimich (SQM) y la Sociedad chilena del Litio (SCL).
Sabemos que SQM quedó en manos de la familia Pinochet a través de su yerno, el empresario Julio Ponce Lerou, quien había sido nombrado interventor en dicha empresa.
Dos años después y siendo José Piñera Echeñique (hermano del actual presidente) ministro de Minería, el Gobierno militar introdujo una cláusula en el Código Minero (artículo 8) en donde se señala que el Estado o sus empresas pueden explotar directamente estos recursos “o por medio de concesiones administrativas o de contratos especiales de operación, con los requisitos y bajo las condiciones que el Presidente de la República fije para cada caso, por Decreto Supremo”. Es decir, el Presidente Piñera puede conceder a terceros la explotación del litio….
Sin embargo, la Ley 18.097 es una Ley Orgánica. Es decir, tiene carácter superior y sus normas taxativas, por ser una ley de quórum calificado, no pueden quedar sin efecto. Un Decreto Supremo es de inferior calidad y además sería inconstitucional.
Sin embargo, respecto de las reservas del petróleo, gas y del cobre se han aplicado “contratos especiales de operación” a terceros, incluso en Gobiernos anteriores y ahí tenemos un problema a evaluar.
En consecuencia, una primera advertencia pública y política es recurrir de inmediato al Tribunal Constitucional ante cualquier idea del Gobierno de poner en marcha estos “contratos especiales de operación” en el caso del litio.
La proyección de este mineral, del cual Chile posee el 40% de las reservas mundiales, abre indudables apetitos en el sector privado y en corporaciones internacionales. No debiera existir problemas para convenir con privados, mediante políticas mixtas, la explotación de este mineral.
Pero ello requiere, primero, la determinación del país de proteger esta riqueza natural y ponerla a disposición del Estado. Esto es, mediante la creación de una Corporacion Minera del Litio (semejante en sus condiciones y atribuciones a Codelco Chile) y retener para sí (es decir para todos los chilenos) los inmensos beneficios derivados de su producción, explotación y exportación a los mercados internacionales.
Los dueños del litio de Chile somos los chilenos. Y si hay que asociar capitales públicos con privados, los privados deben pagar lo que corresponde en Derecho y tributar de acuerdo a estándares mundiales. Pero la propiedad del litio es de Chile. La batalla recién se instala en la sociedad chilena.
Desde hace algunos años, la derecha empresarial ya ha puesto sus ojos en este mineral, pensando en las grandes utilidades que les esperan en los próximos 50 años, si logran retener para ellos la producción del litio.