En algunos días más habrán pasado dos años desde que el sismo del 27F azotó con inusitada violencia un extenso territorio de nuestro país. Como ya tantas veces antes, a horas de ocurrido el sismo, el país inició un acelerado proceso de reconstrucción.
Este proceso implica el reconocimiento de las condiciones iniciales del problema y las posibilidades de solución las cuales implican, normalmente, el restudio de la organización estructural para el manejo de la emergencia y de los procedimientos que hacen posible una acción adecuadayeficiente.
Junto a este manejo apropiado de la crisis es necesario, para mantener la dignidad y bienestar de la población y la continuidad de la operación y el desarrollo económico del país, reponer las viviendas y la infraestructura dañada por el sismo.
En este proceso que hemos llamado de reconstrucción, la inquietud general está centrada en el tiempo que ella debe durar, inquietud que es legítima para el ciudadano común; sin embargo, llama a generar expectativas engañosas.
En lo referente a la reposición de las viviendas tenemos primero que delimitar con claridad que el proceso de reconstrucción está centrado efectivamente en reponer el techo de los damnificados que de un día a otro se quedaron sin casa y no confundirlo con la búsqueda de la solución del problema habitacional en el país, problema endémico en el cual se ha trabajado durante décadas con éxitos bien definidos.
Vale decir separar conceptual y prácticamente las aldeas de los campamentos.
¿Cuánto es el tiempo que la reconstrucción debe tardar? La respuesta a esta pregunta no la tenemos al alcance de la mano.
En diversos países, frente a catástrofes destructivas, la reconstrucción ha durado más allá de los límites previstos.
En Chile, sin duda el avance ha sido bien definido, pero las expectativas aun lo superan, necesitamos más y con más urgencia.
Casi la totalidad de las zonas devastadas están recuperándose y los planes del gobierno para lograr la reposición de viviendas, de acuerdo a la información entregada por el ministerio de Vivienda han asignado durante 2011 más de los 220.000 subsidios previstos para las familias damnificadas, con un 61% de las obras iniciadas y un 33% de ellas completadas.
Es necesario tener en cuenta que el proceso de materialización de los subsidios es lento y el paso desde su otorgamiento hasta completar la construcción no es inmediato.
Estas cifras representan un logro sin lugar a dudas; sin embargo el avance ha de ser intensificado, optimizando la ejecución de los planes, para lograr acercarnos con mayor celeridad a la meta propuesta.
Respecto a la revisión de la normativa de la construcción, se ha realizado una intensa labor en la implementación y mejoramiento de los cuerpos normativos, centrada específicamente en el Instituto de la Construcción, apoyada por los Colegios Profesionales y realizada por más de cien expertos del más alto nivel del país, que aportaron varios miles de horas de manera anónima y gratuita con una generosidad que muy pocos conocen y que es necesario destacar por el inmenso aporte que ello ha significado al bienestar y protección de nuestra sociedad.