El ministro Pablo Longueira al llegar al gobierno declaro su intención de apoyar a las pymes, similar promesa había efectuado el ministro Fontaine y los ministros de economía de los últimos 35 años.
El hecho duro es que las mipymes vienen bajando sostenidamente su participación en las ventas internas (y por tanto en el PIB), producto de la creciente concentración económica y de las inmensas asimetrías existentes en los mercados.
No vamos a analizar en este artículo las causas de fondo de lo anterior, nos remitiremos a un tema que está de moda por estos días, las colusiones, las malas prácticas de grandes empresas y los abusos.
Sabido es, y así lo reconoció el ministro Longueira al asumir, que las grandes empresas en general tienen muy malas prácticas de pago para sus proveedores micro, pequeñas y medianas empresas; ventas pactadas con pago a 30 días se pagan a 90, 120 y hasta 180 días acentuando los problemas de las empresas de menor tamaño, las que además deben convertirse en financistas de los grandes.
Por esta razón, el ministro Longueira implementó el llamado sello propyme, el cual al ser adquirido por una gran empresa la compromete a pagar a sus proveedores en el tiempo comprometido.
Como se podrá ver, se distinguirá a la empresa por el solo hecho de cumplir lo pactado y ello la convertirá en una empresa “propyme”. Está bien, recobrar un dinero que es nuestro en el tiempo y de forma convenida es mejor que no hacerlo, por ello, mucho nos gustaría que esto funcionara y bien.
La semana recién pasada y luego de un arduo trabajo, el ministro logró el compromiso de cerca de 25 grandes empresas (según el SII son 10.000, pero nosotros afirmamos que si eliminamos las de papel, y otras no relevantes, probablemente serán no más de 2.500) suscribieron el compromiso de adquirir el sello, (no todas lo adquirieron ya); lo suscribieron también unas 20 empresas del Estado ( que supuestamente están comprometidas con el programa Chile Paga) y un par de gremios de grandes empresas.
Sólo una cadena de supermercado, ninguna otra empresa del retail, ninguna gran manufactura importante, ninguna gran constructora.
Entre los argumento esgrimidos por empresas del retail por su demora en suscribir este sello, destaca el que les costará muchos miles de millones de pesos pagar en el plazo convenido y no como ahora, o sea, los pymes que somos los que realmente perdemos cuando los grandes no nos pagan a los chicos en los plazos convenidos, debemos “entender” y “ayudar” a estos pobres empresarios, a los cuales les costará mucho dinero honrar y cumplir los compromisos contraídos.
El mundo al revés, el ladrón detrás del juez.
Seguiremos esperando que pasa con las otras 2.475 empresas, seguiremos la pista de los que realmente lo suscriben, chequearemos cuál será el impacto real (una gran empresa minera que lo suscribió, me confesó que ellos compraban menos del 6% del total de sus compras a pymes, pues adquirían principalmente a través de contratistas, a los cuales podían seguir pagándoles a los plazos habituales (práctica que el gran contratista frecuentemente repite con sus proveedores pymes).
Esperamos que suscriban este sello Jumbo, D&S, Falabella, Paris, Ripley, La Polar, Easy, Homecenter, ABCDIN, todas las grandes constructoras, eléctricas (generadoras y distribuidoras), telefónicas, telecomunicaciones, pesqueras, forestales, empresas de logística y, en fin, todas las grandes empresas.
La forma en que esto resulte será un indicador muy interesante respecto del camino que debe seguir el gobierno, si la mayoría de las empresas grandes suscriben el sello y cumplen los compromisos, será señal de que es posible conseguir mejores prácticas empresariales, si, por el contrario, esto no resultara, será clara señal de que el Estado debe acentuar su rol regulador estableciendo las medidas necesarias para evitar el abuso de los grandes contra los chicos.