En las últimas semanas, la prensa ha estado reaccionando y comunicando la verdad vivida en el continente africano, ante una crisis que veíamos aproximarse hace ya mucho tiempo, afectando a todo el llamado “Cuerno de África”.
La gravedad actual de esta situación ha llevado a la ONU a decretar estado de hambruna en varias zonas de los países involucrados.
Escenario que se generó a partir de una serie de factores, entre los que puedo mencionar: la mayor sequía en 60 años, el alza en el precio de los alimentos producto de la crisis económica mundial, la situación política que viven varios países del área y las condiciones de extrema pobreza que dejan a la población en una situación de máxima vulnerabilidad.
Hoy nos encontramos ante una catástrofe de grandes proporciones, que se une a la de los países desarrollados, en lo financiero y subdesarrollados, en movilizaciones y demandas a una mejor forma de convivencia entre políticas públicas y la comunidad.
En Somalia está ocurriendo un verdadero “éxodo” de personas. Los refugiados escapan hoy de la que es probablemente la más devastadora hambruna que les golpea.
Naciones Unidas estima que más de 1.300 personas pasan a diario desde Somalia a Kenya buscando ayuda en los campos de refugiados que ya están sobre poblados.
La información del organismo internacional, revela que han fallecido cerca de 30 mil niños en los últimos 3 meses y hay cerca de 11 millones de personas afectadas por esta crisis.
Considerando que las últimas semanas hemos participado de acontecimientos preocupantes en el mundo y con consecuencias futuras graves si no son manejadas adecuadamente, es urgente un acto de solidaridad y conciencia planetaria.
Así, tanto la ciudadanía como las organizaciones sociales, las empresas privadas y el gobierno deben reaccionar ante esta catástrofe humanitaria. Devolviendo la solidaridad que en el pasado recibimos ante desastres que nos han golpeado duramente como nación.
El llamado llega en un momento difícil de la realidad del país. Pero lo nuestro es nada comparado con lo que experimentan, niños, mujeres, hombres y ancianos. Seres y personas igual que nosotros, a quienes les toca vivir en un lugar geográfico postergado por la humanidad y sus propias culturas.
El presidente de la República, Sebastián Piñera Echeñique, puede hacer mucho para avanzar en esta vía de ayuda, pronunciándose respecto a esta crisis y su reconocimiento como una catástrofe real la vivida por Somalia. Solo recordar que tiene una voz vía ley 16.282 de 1965. La que permite beneficios tributarios de ayuda al exterior.
De manera tal que las empresas, organizaciones sociales y oficinas de cooperación internacional, tengan una herramienta de apoyo a un país que grita, la ayuda…“ África también existe”