El concepto de “maltrato infantil” representa una realidad latente, compleja y difícil de definir.No sólo tiene que ver con maltrato físico: es en realidad un flagelo que se expresa de forma sistémica, que implica insatisfacción de necesidades básicas, vulneraciones de derechos y, sobre todo, refleja el lado más despreciable de un país que se jacta de la cordialidad y afecto de su gente.
Como chilenos y chilenas nos enorgullecemos del valor primario que le damos a la familia y al cuidado de nuestros niños y niñas, pero, simultáneamente, muchos de ellos sufren día a día la violencia y maltrato que nos dejan en evidencia como sociedad.
Nos indignamos frente a hechos como los ocurridos recientemente en el Hospital Van Buren, donde una paramédico silenció a un lactante de tres meses poniendo una cinta adhesiva en su boca, (además, la funcionaria recibió una nueva denuncia por haber provocado lesiones y amarrado a otro bebé anteriormente en el mismo recinto), pero seguimos permitiendo que situaciones similares se repitan periódicamente.
Es esa misma sociedad que se rasga las vestiduras y recién se viene a enterar, cuando hay un caso de violencia y vulneración de derechos de esta magnitud, que en el mencionado hospital sea una práctica habitual amarrar a los lactantes de pies y manos a las cunas (razonable sería preguntarse cuántos centros de salud más tienen esta costumbre en Chile), para que así se tranquilicen y dejen de llorar, aduciendo a que forma parte de la “ética del hospital”.
Los actos de la auxiliar Tamara Zamorano Vásquez no hacen más que evidenciar, de forma brutal, una sociedad permisiva con el maltrato infantil, que aún no es capaz de posicionar de manera categórica e integral la protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes, como un elemento distintivo de nuestra idiosincrasia.
Según estudios de la Unicef, el 71% de los niños/as en Chile sufre algún tipo de maltrato, ya sea dentro de su hogar o fuera de el.Esta cifra, a pesar de haber ido decreciendo en los últimos años, resulta pavorosa.
El Sename, entes jurídicos, organismos públicos y privados vinculados a temas de infancia, seguimos luchando por la prevención y/o castigode delitos de esta índole, pero necesitamos el apoyo de todos/as: Estado y ciudadanía. Mucho peor que la venda para amordazar un bebé, es la que no nos deja ver estos hechos a tiempo.
Desde el Servicio Nacional de Menores hacemos un llamado a denunciar el maltrato infantil, a través del fono 800 730 800. La violencia contra niños y niñas es una conducta que se puede evitar, pero sin su ayuda, tan sólo queda lamentarla y enfocarnos en la reparación de las víctimas.