El primer domingo de agosto nos reunimos con un conjunto de ministros y autoridades para reforzar nuestro compromiso con los niños, niñas y adolescentes. Un compromiso con todas las personas que tienen menos de 18 años, aproximadamente el 25% de la población chilena.
Queremos recuperar el sentido inicial de la celebración del Día del Niño.Han pasado 29 años, fue en 1985, cuando un grupo de ciudadanos sensibilizados por la situación de los niños – especialmente por las altas cifras de pobreza y de maltrato infantil -tuvieron la visión de que era necesario establecer una gran alianza social para desarrollar una Campaña por los Derechos del Niño, que en Chile aún no estaban reconocidos.
Lograron comprometer al Colegio de Publicistas recién formado, quien estableció que el primer domingo de agosto se celebraría el Día del Niño, para recordar al mundo adulto que los derechos humanos universales también deben ser respetados en la niñez.
Las primeras celebraciones fueron grandes fiestas ciudadanas y acciones colectivas a favor de los niños y niños de nuestro país, cuyo eslogan era “El Día del Niño no sólo debe ser el primer domingo de agosto, sino todos los días”.
Posteriormente, por un cálculo comercial, la celebración del Día del Niño se trasladó al segundo domingo de agosto y se fue perdiendo el sentido original, quedando reducido a la sola preocupación por el regalo.
No obstante este desvío del sentido, esta campaña tuvo su fruto 5 años más tarde, el 14 de agosto de 1990, cuando Chile promulgó los derechos del Niño como Ley de la República.
En esta Ley están consagrados diversos derechos de los niños y las niñas: derecho a vivir en familia, derecho a tener una identidad, derecho a una vida segura y sana, derecho a expresarse libremente, derecho a ser protegidos contra los abusos, los peligros, las guerras, derecho a la educación, a la recreación, derecho a ser oídos.
Desde que se promulgó esta Ley de los Derechos de los Niños, hemos estado transitando lentamente en el reconocimiento de los niños y niñas como sujetos de derechos y como ciudadanos dignos y activos. Y sobre todo hemos descuidado el fortalecimiento de las capacidades de la familia para garantizar los derechos de sus niños.
Hoy queremos acelerar el paso, por ello la Presidenta Bachelet ha creado este Consejo Nacional de la Infancia y nos ha mandatado a dar cumplimiento a la Agenda de Infancia, cuyo horizonte político es la creación de un Sistema Universal de Garantías de Derechos de la Niñez y Adolescencia que tendrá como componentes una Política Nacional, una Ley de Garantías de derechos, un Defensor del Niño, el Observatorio Nacional, un Servicio Especializado de Protección Especial de derechos y un Servicio Especializado de Responsabilidad Penal Adolescentes, además del conjunto de políticas sectoriales para hacer efectivos el conjunto de derechos del niño. Todo ello sobre una base familiar y comunitaria.
Todos estos años, la ciudadanía hizo su trabajo de movilizar voluntades y crear conciencia colectiva, de que necesitamos cambiar nuestro modo de ver a los niños, que tenemos que abordar las inequidades que les afecta y terminar con la violencia con que los tratamos.
Hoy, es el Gobierno de Chile el que les convoca al gran pacto social y político para construir un país donde las nuevas generaciones vivan felices y se desarrollen en plenitud.
Este mes es una gran oportunidad para escucharlos, para valorar sus opiniones, para tomarnos en serio sus problemas, para revisar críticamente lo que pensamos y decimos de ellos y sobre todo revisar lo que hacemos con ellos.
Les instamos, no solo a los padres, madres y familiares cercanos, sino a toda la ciudadanía y a todas las instituciones, a tener presente que es obligación de todos y cada uno, respetar sus derechos y hacerlos efectivos los 365 días del año y que éste es, sin lugar a dudas, el mejor regalo que podemos hacerles.