16 abr 2014

Adopciones crueles

Quisiera reflexionar sobre una pregunta que insiste, pero de la cual poco nos hacemos cargo, ¿de dónde puede sacar la gente que dar un hijo en adopción es una salida limpia, fácil y poco dañina para las mujeres?

El reportaje de Ciper sobre el sacerdote Joannon evidencia –entre otras cosas que no comentaré acá- un discurso facilista que ha estado presente en el conservadurismo chileno desde décadas.

Discurso que se ha enarbolado como consigna en los grupos mal denominados pro vida como una alternativa al aborto: dar al niño “no deseado” en adopción, bajo el manto de un sentido piadoso y de protección a la vida.

Discurso que ha permitido y sostenido por décadas actos tan atroces como los que ese reportaje devela. Porque esto es historia antigua en nuestro país. Pero no historia pasada. Muy presente aún.

Quiero dejar en claro que lo que plantearé no es un discurso en contra de la alternativa –absolutamente legítima- de muchas mujeres de dar un hijo en adopción. Lejos estaría de plantear algo así.

Tengo la convicción de que una mujer no solo tiene todo el derecho de decidir, primero, a querer llevar un embarazo a término, sino que también, no obstante esa decisión, decidir que la mejor alternativa es entregarlo en adopción. Esto es porque entregar un niño en adopción implica contemplar la posibilidad de que pueda ser criado por alguna familia que tenga las condiciones emocionales que ella siente que no posee en ese minuto de su vida.

Lo que quiero dejar explicitado en esta columna es mi crítica sobre la idea de que esa decisión es fácil y aséptica.

Las personas que se oponen a la despenalización del aborto y proponen esta solución como la gran salida moral para las mujeres, obvian algo que es muy relevante: el proceso de maternaje de una mujer embarazada en el transcurso de los meses de gestación y la consecuente violencia al tener que ser separado de ese niño.

En mi ejercicio clínico he visto a no pocas mujeres enfrentadas a ese dolor. Es más, he acompañado a mujeres con embarazos producto de violaciones que han optado por dar ese niño en adopción.

He asistido al conflicto que eso les genera, a las culpas que deben ser trabajadas día a día, al trabajo constante y diario de desidentificación de ese ser que crece y se hace carne en sus cuerpos.

Conflicto que, ciertamente, no termina en el momento de hacer entrega de su hijo, por mucho que la decisión se valore y no se cuestione. Las he acompañado esos meses, a algunas en sus partos, y también en tiempos posteriores donde este relato es una historia que se constituye como un mal sueño.

Recordemos, en este punto que la opción del aborto, para muchas de ellas, no era posible.Uno, porque el aborto en este país no es legal; dos, porque la presión social y/o religiosa hace que esa decisión pueda vivirse con una culpa que aliena la propiedad de las mujeres de sus propios cuerpos y vidas; tres, por no contar con los apoyos económicos y psicológicos que una decisión de esa magnitud requiere; cuatro, por decisión clara y decidida de no querer abortar.

También he conocido historias de mujeres que, al igual que de las que conocimos testimonio por el reportaje de Ciper, fueron víctimas de terceros que tomaron la decisión por ellas. Mujeres cuya decisión fue tomada por sus familias, sin que nadie les consultara.

Mujeres a veces engañadas, otras silenciadas, cuyo deseo profundo y final era ejercer la maternidad de ese ser que era considerado por ellas como un hijo.Y es horroroso que te arrebaten un hijo. Horroroso y de una violencia inconmensurable.

Estamos hablando de la dimensión del dolor psíquico, algo que para muchos en este país –demasiados- no tiene ningún lugar visible.

Quienes creen que la adopción es una opción ante el aborto, están en lo cierto. Lo es.Pero quienes creen que es una decisión mejor que el aborto, que no genera daños en la psiquis femenina, que es capaz de borrar las huellas de una historia que se pretende olvidar, están muy equivocados.

Y es hora que enfrentemos el tema del resguardo de nuestras mujeres de una manera seria. De dejar de sacralizar la maternidad dándole condiciones de una moralidad conservadora que no tiene.

De poder devolver a las mujeres la decisión sobre lo que pasa en sus cuerpos y en sus vidas.

De dejar de considerar que un niño es un objeto de intercambio. Y de poder decidir, con todas las complejidades que conlleva, cuál es la mejor decisión para sus vidas y para la vida eventual de ese niño o niña.

Sólo en ese minuto vamos a poder dejar de avalar historias como las que estos casos nos han enrostrado, relatos de vida que construyen la historia oculta de este país que insiste y aparece de vez en cuando para recordarnos que la crueldad puede esconderse bajo las mantas de la malentendida moral.

Este es un espacio de libertad, por lo que solicitamos que no lo desaproveches. Contamos con que las opiniones se remitan al contenido de las columnas y no a insultos, ataques personales, comentarios discriminatorios o spam.

Por lo mismo y buscando el buen funcionamiento de este canal de expresión, requerimos de un registro previo utilizando Twitter, Facebook, Gmail o Disqus.

Si tienes problemas para registrarte, haz click acá.

  • Jose

    Ud. es quien mal entiende la moral. Incluso la biología, ya que un hijo no es parte del cuerpo de su madre.
    En relación a los daños psicológicos, si realmente se preocupa de ellos, sepa que mujeres que han sufrido daño durante el proceso de aborto (legal) en EEUU, no presentan demanda, porque no quieren por ningún motivo tener que recordar que han muerto a sus hijos.

    • SuperArturo

      Justifique su respuesta, el peso de la prueba está sobre usted: ¿por qué dice que entiende mal la moral?¿Por qué dice que entiende mal la biología?.
      Por lo menos, hasta antes de cortar el cordón umbilical un bebé es literalmente parte del cuerpo de su madre. Creo que usted tiene una concepción poco compleja de la biología, la ciencia está lejos de ser tan tajante en esos respectos.

      • Jose

        Respuestas:

        la 2a primero:

        ¿Por qué dice que entiende mal la biología?

        Respuesta:
        esto es lo que argumenta: ” …la propiedad de las mujeres de sus propios cuerpos …”

        Nadie tiene potestad sobre su cuerpo (puedo dar montones de ejemplos, pero baste sólo uno: nadie puede pedir a un médico que lo amputen porque sí, y tampoco lo contrario, sin exculpar al médico de oponerse a una amputación necesaria), y aunque así fuera un hijo en gestación no es parte del cuerpo de su madre, es un ser aparte, pero circunstancialmente dependiente de ella. Las pruebas de ello son el diferente ADN. Eso es el argumento biológico.

        El resto lo argumentaría si pensara que existe buena fe de entender, pero quien sobrepasa el argumento biológico, ya moralmente no va a ser convencido de lo contrario … no le interesa.

  • Valeska Pinto

    Comparto tu pensamiento el resto son opiniones de hombres que saben ellos de llevar un hijo en el vientre? que saben del sentimiento de una madre alejada con o sin consentimiento de un hijo si quizá ellos tengan hijos que fueron abortados o dados en adopción y ni se enteraron … se sienten diferente? una mujer es la única que puede tomar una decisión así, o cuanto es el porcentaje de hombres que paraliza su vida por un hijo? srs, tienen que parir y después opinar.

    • Jose

      No se trata de obligar a la mujer a algo que no quiera hacer, se trata de evitar que un ser humano sea asesinado. Lamentablemente no se puede tener a todos contentos, pero nada es más prioritario que la vida.
      Si mujeres sufren por la adopción, y con mayor razón por una adopción involuntaria, más aún se sufre por el asesinato de un hijo, porque eso no tiene vuelta , y las manos quedan con sangre.

  • Tomás Aníbal González Marín

    Paula, revisando tus columnas finalmente solo veo discursos a favor del aborto, intentando parecer como que tomas en consideración todos los puntos de vista, intentando parecer conciliadora, pero uno solo ve un discurso cerrado, donde la madre es siempre más importante que la criatura en su vientre y donde es imposible entregar un punto, de tu parte, a quienes piensan distinto. Es decir, tus columnas son una trinchera. Llendo a la presente columna, nuevamente incurres en omisiones intencionadas para parecer objetiva. En este caso, lisa y llanamente estás afirmando (no sé sobre qué base) que el dolor de abortar es menor al dolor de dar en adopción, o que son equivalentes, o que se debe tener ambas “opciones”, porque las dos son dolorosas. Es obvio que ambas son dolorosas, no he visto dónde la Iglesia ha indicado que la adopción no lo es, ni ningún provida, sin embargo evita la eliminación o asesinato del futuro hijo (y no promueven la adopción ilegal, delito donde cayó Joannon y está siendo sancionado y se le debe condenar, por muy buena que haya sido su intención.) Ese valor es el que guía a los que siguen esa religión, porque es una de sus definiciones, muy respetables, y a todos quienes están contra el aborto, por el simple hecho de valorar esa vida. Y es un importante (tal vez mayoritario) sector del país; de la sociedad donde vives, hombres y mujeres. Entonces, insisto, busquemos soluciones para disminuir el número de abortos ilegales, donde las mujeres corren riesgo vital, y eso es responsabilidad del Estado y la sociedad completa. Como también, ojalá lo sea siempre, salvar la vida del niño y reconstruir la de la madre, por que ya ha sido destruida. Creo que es fácil darse cuenta que el aborto puede ser más dañino psicológicamente que la adopción y, seguro, físicamente. Hoy, cuando la vida de la madre corre peligro, ya puede realizarse un aborto legalmente. Finalmente, si nos alejamos de las trincheras, el que el ser que está dentro de la madre, sea parte de su cuerpo, teniendo distinto ADN, no resiste análisis lógico y lo considero inhumano de parte de quienes lo sostienen. Saludos.