“Esto comienza señores”, como diría el famoso relator deportivo Carlos González Márquez, en relación a los escándalos que envuelven a la FIFA, el máximo órgano rector del fútbol internacional.
Josep Blater su recién reelecto presidente, renuncia al cargo por las implicancias que puede acarrearle a él y a la institución, las investigaciones del Departamento de Justicia y el FBI, persiguiendo a todos los corruptos que han manejado a su real antojo las platas del deporte del balón pie.
Doce altos dirigentes ya están detenidos, algunos confesos de uso y abuso de dineros, miembros del directorio, que pagaron y recibieron sobornos, en función de sus altos cargos, para decidir las sedes de los futuros mundiales.
El escándalo es mayúsculo, aunque todos sabían que la compra de votos en moneda dura era en grandes cantidades, a los delegados y dirigentes de cada país asociado a la FIFA, nadie se atrevía a ponerle el cascabel al gato, todos cual más cual menos, guardaban cómplice silencio.
La ministra de Justicia de USA, después de una larga y acuciosa investigación logró las pruebas necesarias para proceder a formalizar a los inculpados, los que arriesgan, largos años de cárcel, según las leyes norteamericanas de evasión de impuestos y fraude al fisco.
El renunciado presidente dice que deja el cargo a final de año. Logra así tranquilizar a los poderosos auspiciadores, que amenazaron con retirarse si no había un término inmediato a las malas prácticas.
El responsable no es solo el chancho, si no también quien le da el afrecho, frase típica y sabia de los hombres de campo, mucha culpa la tienen los mismos que a sabiendas, firmaban contratos millonarios, para estar presentes en estos eventos masivos con toda su publicidad mercantil.
El poder del dinero es un invencible argumento ante cualquier decisión.
Rusia y Qatar son claros ejemplos, corren serios riesgos de ser sedes mundialista, por los sobornos comprometidos.
Las “coimas” aparecen como el principal fantasma, toda vez, que los informes técnicos entregados en ningún caso favorecían a los postulantes, adoleciendo de los mínimos requisitos para organizar este encuentro mundialista.
Chile no escapa de la corrupción, incluso en esta área.
El Consejo de Presidentes, de ANFA, cuya mayoría se mueve en torno a Sergio Jadue, solicitó, cuatro auditorías por las platas recibidas, tres millones de dólares que están cuestionados por algunos clubes locales.
La Copa América, parte mal, con estos oscuros procedimientos, si el Presidente de la FIFA, esta cuestionado. El fútbol un deporte de chicos y grandes, debe ser cuidado, jamás tan basureado, como lo hemos visto, en estos días y quienes han cometido delito, representando a sus países, deben dar un paso al costado o si sus delitos son mayores, a la cárcel.
La mayoría de ellos nunca han mojado la camiseta, defendiendo los colores de su país, al contrario, se han enriquecido a costa del deporte nacional e internacional.
Es el momento que en Chile, el ministerio de Justicia y del Deporte, tome cartas en el asunto, en lo que le competa legalmente, o vamos a esperar las sentencias de la justicia extranjera, llegue primero, para recién despertar.
“Justicia divina” diría Julio Martínez, esperando el primer gol de la Roja, desde el más allá.