El fútbol Sudamericano está perdiendo su identidad deportiva hace rato, en un proceso lento y glamoroso denominado globalización, pero que es a todas luces sólo una colonización europea.
En este mundial Brasil no fue Brasil, en Argentina Messi no fue un caudillo rebelde, Chile quiere jugar como Alemania 82, Colombia no baila cumbia y Uruguay vende a los jugadores en el vientre materno, entre otras realidades similares.
Le llaman globalización, pero es colonización, pues el dinero europeo ha invadido nuestros estadios y almas. En las décadas de los 60, 70 y 80, los seleccionados eran protagonistas de los torneos locales. Sócrates y Zico realizaron sus carreras en Brasil, Bochini nunca jugó en otro equipo que no fuera Independiente. Ahora, cualquier pata de palo mete dos goles seguidos en su liga y parte al viejo continente.
El mundial era cosa de guapos y las dos escuelas chocaban, ahora el deporte rey es sólo una NBA europea, un Euro Disney pelotero. Dicen que toda colonización genera efectos positivos…claro, los romanos te ponían acueductos, pero a cambio debías pensar y sentir como ellos.
Por primera vez una selección europea campea en nuestras canchas y nadie se rebela.¡Brasil fue aplastado 7-1 y no pasa nada!, ni una reflexión de la prensa deportiva.Brasil fue aplastado en su casa tras elegir a un técnico europeizante, que dejó fuera a todos los talentosos de la liga local, incluso marginó a los retornados a los clubes brasileros, donde son figuras…como si estar en la competencia nacional fuera un estigma.
En Argentina se llegó heroicamente a una final en plena crisis deportiva, pero en ese país la liga está cada vez peor.Fabricantes de genios, sin embargo su actual “Messias” es muy poco rioplatense, no posee liderazgo y sólo funciona al parecer entre algodones europeos.Hasta recibe la medalla que le ponga la FIFA.
A los únicos que ha beneficiado esta colonización es a los países del tercer orden futbolero, como Chile, Ecuador, Perú, pero es un progreso vacío sin identidad ni escuela para clubes locales con sólo once camisetas. Un beneficio para sólo copiar tecnología, sin ciencias básicas para poder investigar.
Los defensores de la globalización dirán que esta globalización provoca un “intercambio” cultural, que permite a muchos países menores pelear luego palmo a palmo una clasificación o ganar grupos, como le pasó a Costa Rica.
Sin embargo, a cambio hay pobreza identitaria, ahora todos los países juegan igual. Orden táctico y culto enfermo al atletismo, pared en velocidad en lugar de talento, es todo lo que conocen ahora los jugadores sudamericanos.Ello sumado a la carga inhumana de partidos en Europa,los nuestros llegan reventados a jugar clasificatorias, Copa América y mundial, siempre sin vacaciones, a 27 horas de avión, ignorantes del sentir de la historia de su balompié.
Acá se desmayan por la amanerada Champions y no se dan cuenta que la recia es la Libertadores. En ésta debes ir a ganarle a 11 trogloditas de turno, el árbitro comprado, las drogas en el agua, la barra brava, las cacerolas en la noche frente al hotel y a la prensa corrupta. ¿Pero díganme qué gracia tiene una copa de niñas boys scouts como la Champions?
El clásico más bravo es Boca-River/ Nacional-Peñarol/ Corinthians-Palmeiras, en los lances europeos falta que intercambien peluches en el mediocampo luego de los 90 minutos.
Los europeos se dan el lujo de tener procesos largos en su propia casa, mientras obligan a las selecciones sudamericanas a improvisar cuerpos técnicos, que de embocarla, de inmediato son comprados por esta NBA comunitaria.
Los alemanes son hoy justos campeones, pero luego de un proceso de 10 años, con todas las comodidades, donde se le entregó continuidad a un cuerpo técnico bien vapuleado. En Sudamérica es ya imposible algo así, por ejemplo, Uruguay figuró en el 2010 sólo porque el DT dio una semana de vacaciones a los players antes del mundial.
¿Dónde está la creatividad brasilera, el fútbol veloz de los asiáticos, el cumbiancheo colombiano, el prometedor ritmo africano, el rebelde aguante de uruguayos, argentinos o paraguayos? ¡Hoy sólo vale jugar como europeos! ¿Es acaso que ese fútbol solucionó la tesis del fútbol Sudamericano en la cancha? No, jamás.
Nuestro continente fue derrotado de local, porque está perdiendo su identidad hace al menos 20 años. Naciones como Chile aprenderían más de fútbol si sus clubes formaran parte de una mega liga con países como Brasil, Argentina, Uruguay o Paraguay, versus tener una débil legión extranjera de 12 jugadores en Europa.
Cada vez costará más lograr campeonatos mundiales a este lado del mundo en esta pérdida de idiosincrasia. Este mundial culmina una colonización, cuyas armas han sido el glamour de los estadios perfectos, marcas deportivas todopoderosas, futbolistas preocupados de sus calugas y peinados, novias/modelos de farándula y ejércitos de intermediarios comerciales, en suma, el reinado del balompié X BOX, con sueños de consola donde antes había poesía, con niños ojerosos encerrados que nunca han pateado un balón por el barrio.