Sin jugar un gran partido derrotó por 3 a 2 a Guaraní en Asunción, pasando a la fase de grupos de la Copa Libertadores y logrando la marca de ser el único equipo chileno que ha ganado como visita en todos los países de Sudamérica. Al entrenador todavía le falta mucho como técnico.
Después de golear en su estreno como DT de la “U” a Ñublense, derrotar en el estadio Nacional a Guaraní de Paraguay, y ganar como visita a Antofagasta, a Cristián Romero, le quedaba una prueba de fuego, en la revancha que tenía que jugar anoche ante los paraguayos. Era un partido trascendente por la importancia deportiva para su equipo y la importancia económica para el club.
Ante Ñublense la “U” jugó con sus atacantes trabajando defensivamente para recuperar el balón ante los defensas rivales, lo que le permitió impedir la salida rápida de los chillanejos y volver de inmediato al ataque. Contra los paraguayos y antofagastinos desapareció la marcación a la defensa adversaria y los resultados fueron más difíciles para la “U”.
Con la ventaja de 1-0 ante Guaraní, le bastaba empatar para asegurar el paso a la fase de grupos de la Copa Libertadores. Era lo apropiado para apremiar al dueño de casa y evitar tranquilidad en sus movimientos.
Romero se preocupó de aumentar el número de defensas colocando como contención delante de los zagueros a Sebastián Martínez y Juan Rodrigo Rojas, pero sin asignarle trabajo defensivo a sus delanteros, lo que se tradujo en un dominio permanente del mediocre equipo paraguayo, que aprovechaba la ventaja de jugar con una temperatura ambiente de 42 grados y a no mediar la falta de recursos de sus delanteros debió terminar ganando el primer tiempo.
La “U” tuvo en ese lapso solo una jugada de ataque. Un centro de Cereceda que paró dentro del área Mora y disparó de inmediato, pero el balón fue detenido por el horizontal.
La “U” no hizo cambios en el segundo tiempo, pese a que el deficiente juego de Rubio, que perdía todos los balones que le enviaban, lo mismo que Castro, quien por lo menos luchaba en su labor de volante, hacían aconsejable sus reemplazos, pero desde el inicio de este período una vez más Ramón Fernández tomó la conducción del equipo con propiedad y calidad y la remachó a los 52 minutos con un fuerte disparo desde fuera del área que batió al buen arquero paraguayo Aguilar.
La tarea estaba cumplida con la “U” en ventaja y había que reforzar la defensa. A Guaraní la tarea para ganar era superar a la “U” por dos goles de diferencia.Necesitaba hacer por lo menos tres y no se veía por donde.
La suerte vino en su ayuda, a los 65 minutos, Marín, que tiene poca habilidad con el balón en los pies salió a despejar y lo dejó en poder de Benítez quien de espalda al arco envió el balón por arriba del arquero anotando el empate.
Y la fortuna siguió en favor de los paraguayos, a los 84 un centro de Ocampo, el mejor de los paraguayos, fue despejado por José González y Ramón Fernández le trabó el balón el que fue a dar nuevamente a la cabeza de Benítez quien superó sin dificultad a Marín al encontrarse solo en el área.
Marín siguió siendo el que ponía más dificultades a la defensa con erróneos despejes con el pie, pero se recuperaba con buenas atajadas con las manos, incluso atajando la tercera conquista tras dos disparos sucesivos en la boca del arco de los paraguayos.
A los 84 la “U” logró el empate tras un centro de Castro, que conectó en el área Isaac Díaz quien había reemplazado a Mora levemente lesionado, y Díaz quien no tiene habilidad para enfrentar uno a uno a los defensas habilitó para dejar solo a Rubio quien no tuvo problemas para conseguir el gol del triunfo.
Cruzeiro y Real Garcilaso de Perú más Defensor de Uruguay serán los rivales que tendrá la “U” en el grupo, equipos de más jerarquía que Guaraní, lo que obliga a Cristián Romero a crear nuevas fórmulas de defensa, en especial con la participación de todo el equipo, lo mismo que en ataque y ahora que conoce mejor a su plantel y sabe de sus virtudes y defectos, ubique a los mejores y cree sistemas tácticos que permitan equilibrar y superar el juego de sus rivales.
Una tarea difícil, que no era importante cuando trabajaba en las divisiones inferiores de la “U”, pero desequilibrante cuando se trata de profesionales, que es lo mínimo que se le puede pedir al entrenador de uno de los mejores equipos del torneo nacional.