Mirar el fútbol desde la Tribuna de Santa Laura transporta a mayo de 1897 cuando los emigrantes españoles dan vida al Centro Español de Instrucción y Recreo, soporte de la futura Unión Española y con ello de una buena parte de la historia del deporte chileno.
Historia que se construye tanto en la desaparecida sede de Carmen 110 como en el viejo caserón de la Plaza Chacabuco, llamado el estadio del fútbol chileno pero siempre remodelado a pulso y con recursos propios.
Los compañeros de grada ya no son los amigos porque los hijos de unos y los nietos de otros ocupan su lugar. La distancia que hacía inalcanzables a los futbolistas hoy es cercanía que permite reconocer a las buenas personas que hay detrás de los cracks.
Unión ha jugado nuevamente un campeonato a gran nivel y juega acompañada del afecto popular por donde quiera que vaya, convirtiéndose en el mejor embajador hispano en estas tierras ya que transmite el sentimiento de agradecimiento y afecto por Chile de los emigrantes fundadores.
A la séptima estrella nos guiaron las del 43, 51, 73, 75, 77 y 2005. Nos protegieron desde el cielo el “Nano” Fernández; “Pancho” Urroz, el “Gaita” Beperet y el “Chico” Cremaschi que se reúnen con los curas Carlos Alonso y José Goyena en tertulias de fútbol amenizadas por la prosa mítica de Julito Martínez (JM).
Junto con expresar nuestro afecto y respeto por el “Coto” Sierra, quien junto al “Nino” Landa está en la galería de los inmortales del club, hay que resaltar su trabajo y liderazgo extraordinario. Un hombre joven pero maduro y experimentado en instalar visiones, dirigir grupos y leer partidos.
Hay que estar hecho de buena madera, como José Luis, para soportar la presión ambiente e instalar exitosamente, en pleno recinto de toros, una forma de juego que deja de lado la furia sin renunciar al genio y coraje de un torero. Hay que tener el temple de los viejos emigrantes para levantarse y volver a ser de los mejores después del tropezón de acero sufrido.
El propietario Jorge Segovia, ha sabido respetar la historia y los sueños del equipo y ha transmitido una visión deportiva e institucional comprometida con la causa de los hinchas y cercana a la colectividad española de todo Chile.
El directorio, presidido por José María Llorente, tiene objetivos muy claros, convicción en las políticas y gran compromiso de las personas y ha podido instalar un exitoso proceso deportivo inexplicablemente ignorado por un medio que reivindica estos trabajos a largo plazo.
Como una potente señal de continuidad, Unión Española está trabajando en el proyecto de construir una ciudad deportiva .El fútbol joven, que se verá favorecido con este logro, hoy trabaja en un buen complejo deportivo privado en la Región Metropolitana y tiene una infraestructura humana con entrenadores mundialistas –como Wladimir Bigorra- y ex seleccionados chilenos como Pedro González y José Luis Sánchez apoyados por un cuerpo médico, físico y coordinadores de primer nivel.
No es casualidad lo que ocurre en Unión Española. Hay una política deportiva seria y se conjuga fuerza directiva, administrativa y técnica para mantener el timón en la dirección acordada a pesar de la ansiedad que en algunos momentos se apodera de los hinchas. En Unión no están los jugadores del momento pero sí los afines a un grupo humano y funcionales a una forma de juego.
Hay un modelo de gestión que aspira a la excelencia y en el que Johnny Aswhell como gerente general juega uno de sus mejores partidos de su dilatada trayectoria en el fútbol chileno acompañado por un grupo administrativo comprometido y eficiente. También vayan mis respetos a los directores Nelly Varela, Santiago Perdiguero, Jaime Segovia, Rafael Martínez y José Beas a quienes me honro en acompañar en esas tareas directivas.
El fin de semana se jugaba nuestra suerte deportiva pero no estaba en riesgo nuestro espíritu y ello lo refrendó una masiva concurrencia y una emoción que vistió de rojo la tarde capitalina.
En Arica e Independencia dos pujantes comunas de Chile que acogieron a muchos emigrantes españoles desde los inicios de la corriente migratoria jugaron noblemente clubes entrañables para nosotros. Arica siempre Arica; Universidad Católica, que muestra en su galería de destacados dirigentes a españolísimas familias como los Vélez, Carvallo y Bolumburu; Colo Colo, reforzado en todos los frentes institucionales por hombres de la cantera de Santa Laura como Alejandro Ascuí, Pedro García, el “León” Astengo, Juan Carlos González y el propio “Coto” Sierra.
Volveremos a encontrarnos en Santa Laura y con la misma pasión que pone en el tablón la Furia Roja una incondicional compañera en esta ruta deportiva.
Emocionados, recordaremos a nuestros padres y abuelos que un día salieron de España para ganarle a la vida en una epopeya digna de héroes y que están esparcidos entre Arica y Punta Arenas cobijados en más de 65 Centros o Estadios Españoles que muchas veces han sido la casa de nuestro equipo.
Y a los sones de nuestro himno, con el Unión, Unión, Unión en las gargantas, aparecerá por el túnel norte un equipo que jamás olvidaremos: Sánchez; Currimilla, Navarrete, Ampuero y Berardo; Scotti, Villagra y Abelairas; Jaime, Gustavo Canales y Rubio. Olivares, Ruiz, Casanova, Mancilla, Larenas, Pavez, Cueva, Hernandez, Donadell, Castro y Gattas; Pedro Reyes, el “profe” Canessa, Ronald Yávar, Felipe Suárez, el doctor Salineros y usted.
¡Felicidades Campeones! ¡Muchas gracias héroes de Santa Laura!